Home

Gente

Artículo

AL CIELO DE CHIHUAHUA

Después de ser publicista, periodista y político, Alberto Casas se estrena en el mundo de la diplomacia con la embajada de México.

3 de agosto de 1992

POR ESTOS DIAS TODO EL MUNDO ESTA despidiendo a Alberto Casas Santamaría, quien va a representar a Colombia bajo el cielo de Chihuahua. Todo el mundo, porque este cachaco aficionado a las corbatas de pepas, ha parado en su vida profesional en tantos puertos, que como buen marinero ha ido dejando un amigo en cada uno.
De lo primero que se graduó fue de alvarista. Admirador de la figura pública que fue Laureano Gómez en este país, Alberto Casas en un momento de su vida terminó convertido en uno de los más cercanos consejeros de Alvaro Gómez. Bajo su ala fue que llegó a ser representante a la Cámara y senador de la República. Pero como la política tiene sus tiempos de espera y avance, continuó su camino en una agencia de publicidad que no sólo resultó buena y le daba el sustento sino que le entrenó en el mundo de las comunicaciones. El siguiente paso fue el periodismo al que incursionó fundando el noticiero 24 Horas y, más tarde, compartiendo micrófonos en Caracol 6 a 9 a.m.
Pero la verdadera esencia de ese recorrido radica en un espíritu culto que da cabida a una muy particular comprensión de la variedad de seres que conforman el género humano, y que le permite capear toda suerte de interlocutores. La poesía, la musica, el cine, la literatura, la política, y, sobre todo, los chistes bien contados, le han servido de arsenal personal en su ya largo recorrido profesional.
Pero cuando todo el mundo presumía que Alberto Casas pasaría a la historia matriculado como uno de los pupilos favoritos de Alvaro Gómez, su suerte dio un viraje que lo instaló en la galería de los favoritos del revolcón. Desde la precandidatura de Gaviria, pasando por la candidatura oficial y más tarde al Ministerio de Comunicaciones, Casas se convirtió no en un simple funcionario de la administración sino en una de las personas más cercanas al Presidente. Tanto, que en el tiempo transcurrido desde que dejó el ministerio hasta ahora que aceptó la embajada de México, Alberto Casas ha sido una figura obligada en la Casa Privada, en Hatogrande o en Cartagena.
Este nombramiento le abre una nueva etapa en su vida profesional y lo ubica en un lugar clave para el Gobierno en estos momentos de efervescencia y calor. Con la importancia que ha aquirido el Grupo de los 3, después de Washington, las dos embajadas más importantes para Colombia son Venezuela y México. Por eso el Presidente quería allí una persona de su entera confianza. Pero es posible que esta nueva encomienda que le hace el Presidente a Casas, termine por sumarle una P a su afición por esa letra (publicista, periodista y político) al convertirlo en el anfitrión de las conversaciones de paz en Tlaxcala citadas para septiembre. Su espíritu agudo y conciliador sin duda dará que hablar para esa fecha.