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María Mercedes Cuéllar de Martínez abandona la Junta del Banco de la República para probar suerte en la política.

19 de agosto de 1996

María Mercedes Cuellar de Martínez quiere ser Presidente de la República. No lo dice pero todo el mundo lo sabe. Por eso en círculos bien informados su renuncia la semana pasada al Banco de la República no fue una sorpresa. Esta decisión no dejó contento a todo el mundo. Existe un enfrentamiento de poderes en el seno de la Junta del Banco y entre ésta y el gobierno alrededor del gasto público. El debate se ha intensificado recientemente con motivo de las acusaciones al presidente Samper de utilizar el presupuesto nacional para mantenerse en el poder en medio de la crisis. Por lo tanto, cualquier deserción puede alterar el equilibrio de fuerzas. María Mercedes Cuéllar estaba en el bando de los 'buenos': los que trancan las presiones populistas de gasto del Ejecutivo. Es inusual que una economista tecnócrata tenga aspiraciones políticas. Generalmente son dos caminos que no se cruzan en la vida pública. Los de los votos no dominan la problemática económica y los de la problemática económica no saben cómo conseguir votos. María Mercedes cree que ha llegado la hora en que estas dos actividades dejen de ser incompatibles. Su premisa básica es que ya ha recorrido suficientemente todos los cargos que la tecnocracia puede dar: viceministra de Hacienda, directora del Departamento Nacional de Planeación, Ministra de Desarrollo y codirectora del Banco de la República. Toda esta trayectoria pública, según ella, debe servir para algo más grande que un cargo de tecnócrata en el ámbito internacional. Está convencida de que mejor aplicación tendrían estos conocimientos en el campo político. En un escenario ya saturado de precandidatos en el que aparecen desde políticos puros, como Horacio Serpa, hasta figuras carismáticas, como Noemí Sanín, no es totalmente claro cuál va a ser el nicho de María Mercedes Cuéllar. Ella considera que su posicionamiento es el de una reconocida experiencia sin antecedentes politiqueros de ninguna clase y cree que los colombianos han llegado a la conclusión de que, ante la dimensión de los problemas actuales, lo primero es más importante que lo segundo. Para un tecnócrata sin votos buscar la Presidencia podría ser una causa quijotesca. Sin embargo el hecho de que este reto sea asumido por una mujer despierta curiosidad y simpatía en la opinión pública. Si uno se atiene a los valores tradicionales, María Mercedes Cuéllar no tendría posibilidades. Pero el proceso 8.000 y sus consecuencias han cambiado tanto la manera de hacer política en Colombia que nadie sabe qué va a querer el electorado en el futuro. Muchos creen que va a querer algo diferente y de María Mercedes Cuéllar se puede decir todo en el terreno de la política menos que no sea diferente.