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AUNQUE SE VISTA DE SEDA...

Un reportaje sobre los trajes de la infanta Elena demuestra que algo va de la modelo a la cliente.

13 de marzo de 1995

QUIENES SE ENtusiasman con un vestido por el anuncio publicitario ya pueden escarmentar en cuerpo ajeno. En la edición de la semana pasada la revista Hola dedicó buena parte de sus páginas a la infanta Elena, quien, por cuenta de su próximo matrimonio, se ha convertido en protagonista de las publicaciones europeas. El reportaje pretendía mostrar la elegancia de la hija mayor del rey Juan Carlos de España, quien luce exclusivamente modelos de prestigiosos diseñadores. Pero lo que era un homenaje se convirtió en una lección para el resto de las mujeres. Las fotografías lo único que demuestran es la diferencia que existe entre una modelo y una mujer fea. El mismo diseño, que en el aviso luce espectacular, en la desgarbada infanta pierde todo su encanto. Esta es la prueba fehaciente de que la elegancia depende más del portador que del diseño.