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Cadena perpetua

21 de marzo de 2009

La sentencia contra Josef Fritzl fue unánime: culpable de todos los cargos y condenado a cadena perpetua en un centro de reclusión para enfermos siquiátricos. Con ese veredicto, que se conoció el pasado jueves, la historia escandalosa de este electricista jubilado de 73 años, acusado de asesinato por omisión, esclavitud, violación, privación de libertad e incesto, llegó a su final esperado. "Lamento desde el fondo de mi corazón lo que hice a mi familia", confesó Fritzl al jurado del tribunal de Sankt Poelten, en Austria. "Desafortunadamente no puedo deshacer lo que he hecho. Sólo puedo tratar de limitar en lo posible el daño que causé", añadió el hombre que violó más de 3.000 veces a su hija Elisabeth durante 24 años, la mantuvo encerrada en el sótano y tuvo siete hijos con ella, uno de los cuales murió poco después de nacer. Esa muerte fue la que llevó a los jueces a condenar a Fritzl a cadena perpetua por considerar que el bebé murió por su negligencia. Al comienzo del juicio, el lunes, el llamado 'Monstruo de Amstetten' negó haber cometido asesinato y esclavitud. Pero el miércoles, un día después de escuchar el relato que envió Elisabeth en un video, se declaró culpable de todos los crímenes, que se conocieron públicamente hace un año cuando una de sus hijas, gravemente enferma, tuvo que ser llevada al hospital.