Desde que la princesa Diana de Gales confesó haber tenido una relación extramarital con James Hewitt empezó a rumorarse que el príncipe Harry era hijo de su amante pelirrojo y no del príncipe Carlos. Los rumores se hicieron cada vez más fuertes y en cada cumpleaños del Benjamín la prensa del corazón se encargaba de publicar fotos en las que comparaban a Harry con Hewitt para evidenciar el parecido. Ni siquiera las declaraciones del militar en las que negaba ser el padre del joven acabaron con el rumor. A finales del año pasado Scotland Yard descubrió un complot para obtener un mechón de cabello de Harry con el que se buscaría realizar la prueba de ADN que determinara de quién era hijo. Pero sólo ahora se ha puesto fin a la polémica por cuenta de un pañuelo desechable usado por el joven. Al parecer un grupo de conspiradores se encargó de hacerle las respectivas pruebas y compararlas con el ADN de Carlos de Inglaterra. Este se había obtenido años atrás cuando se intentó establecer la identidad de los esqueletos encontrados en Rusia que parecían pertenecer a los Romanov, pues todas las familias reales tienen lazos de consanguinidad. El resultado de las pruebas demuestra que Harry sí tiene sangre azul.