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Detrás de la consola

Luis Fernando Ochoa, talentoso productor y músico antioqueño, es uno de los más creativos arreglistas y compositores en la escena pop latinoamericana.

15 de junio de 2003

Cuando nadie daba un peso por Shakira pero ella se empeñaba en seguir cantando tuvo un cómplice que resultaría determinante en su carrera. Era Luis Fernando Ochoa, un guitarrista más bien serio que hacía sus primeros esfuerzos como productor. Entre él y la barranquillera escribieron la canción ¿Dónde estás, corazón? y luego se encerraron durante tres semanas para grabar el álbum Pies descalzos, que costó apenas 30.000 dólares y del cual se vendieron cuatro millones de copias. Desde entonces arrancó el boom de Shakira que todos conocen y a su lado siempre ha estado este paisa de bajo perfil y que hoy en día no sólo es el brazo derecho de la cantante sino también uno de los productores musicales más cotizados de Miami.

Ochoa, de padres antioqueños, nació hace 35 años en Nueva Orleans, luego vivió en Chicago y a los 17 años llegó a Medellín. Desde muy pequeño se acostumbró a pasar horas enteras pegado al equipo de sonido en el que sus padres oían canciones de Elvis Presley, Engelbert Humperdink y cumbias que recibían de Colombia. Aunque no proviene de una familia con gran vena musical, su bisabuela sí tocaba muy bien el piano y fue a través de ese instrumento, que reposaba en algún rincón de su casa a manera de reliquia, que comenzó a descubrir las primeras notas.

En los 70 se aficionó al rock, descubrió a los Rolling Stones, a Pink Floyd y ya en Medellín formó parte del grupo Nash. Luego en Bogotá se unió a Compañía Ilimitada, grupo con el que tocó en el 'Concierto de Conciertos' y estuvo vinculado hasta 1990. De regreso a Medellín formó parte de Dloop y Lakesis, comenzó a hacer música para publicidad. Su carrera como productor arrancó cuando un ejecutivo del sello BMG le preguntó qué hacía él en Lakesis y, sin saber porqué, contestó: "Soy el productor". Desde entonces comenzaron a llegarle trabajos, no sólo de Shakira sino de otros artistas colombianos como José Gaviria. Entre 1996 y 1998 su vida transcurrió entre Ciudad de México y Los Angeles ("grababa en el Distrito Federal, mezclaba en Los Angeles") y desde 1998, cuando trabajó con Shakira en la producción de ¿Dónde están los ladrones?, se estableció en Miami. "No ha sido fácil, en Miami es difícil romper ese esquema de la batucada, de la fanfarria". Para él, artistas como Bacilos, Polo Montañés, Juanes y la propia Shakira han sido muy importantes porque le han puesto un polo a tierra a la música hecha en Miami y han demostrado que en la variedad está el placer de aprender, hacer y oír música.

Ochoa ha trabajado con Chayanne, Julio Iglesias Jr. y su último reto fue trabajar al lado de Ricky Martin, quien regresó a los estudios después de tres años de ausencia. Ahora prepara maletas para irse a España para trabajar en el siguiente álbum de Shakira.

Desde la comodidad de su estudio en la Florida siente nostalgia por cosas tan simples como las montañas. "En Miami todo es muy plano, como una mesa de billar. Las calles son cuadriculadas y largas, mientras que en Colombia un barrio puede albergar todo un universo. Hay mucho más amor por metro cuadrado allá que aquí, mucho más sentido de comunidad".

Luis Fernando Ochoa está convencido de que los latinos, en especial los colombianos, generan entre el público de Estados Unidos y Europa un gran encanto, el cual considera "más que una moda, o una racha de buena suerte. Es el resultado de un trabajo y una búsqueda por mostrar lo mejor de nosotros a las demás culturas". Sin embargo advierte que es importante estar en constante evolución y no repetir las mismas fórmulas, porque "cuando se trata de música, es muy fácil caer en la monotonía".