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El opita Diego Rodríguez ha llevado casos desde lavado de dinero hasta narcotráfico en América Latina y el Caribe. | Foto: AP Photo/Bebeto Matthews

PERFIL

El profesor colombiano que hoy dirige el FBI

Tras 25 años de servicio en la agencia de inteligencia, el opita Diego Rodríguez es hoy subdirector de la oficina del FBI en Nueva York.

28 de julio de 2015

Diego Rodríguez nació en el municipio de El Agrado, en el Huila, y como muchos inmigrantes latinoamericanos, se mudó a Nueva York con su familia cuando era apenas un niño. Unos años después terminó una licenciatura en ciencias en la Universidad católica de St. John’s. Rodríguez pensaba dedicarse a la docencia y fue profesor de español durante un tiempo. No imaginaba terminar donde ahora está.

Hace 25 años, cuando la agencia de inteligencia del FBI lo contactó para recrutarlo, su primera reacción fue de rechazo. Dictaba clases en el barrio de Queens, se acababa de casar y su vida era cómoda y estable. Le encantaba enseñar y la propuesta de entrar al duro cuerpo del FBI sonaba algo descabellada. Pero las cosas estaban lejos de quedarse quietas. Bajo la presión de un amigo de la familia decidió probar suerte y tomar el test de la agencia, y pasó.

Hoy, 25 años después, es el funcionario más importante de la división más grande del FBI en EE.UU. En diciembre del año pasado fue nombrado subdirector de la oficina del FBI en Nueva York por el séptimo director de la agencia, el neoyorkino James B. Comey. Con eso, Rodríguez se convirtió en el primer hispanoamericano en ocupar un puesto de tan alto rango en la agencia de inteligencia estadounidense.

Para llegar a tener semejante responsabilidad, dice Rodríguez, era necesaria mucha experiencia previa. Y es que el colombiano ha llevado muchas banderas, desempeñándose en campos muy diversos: desde narcotráfico hasta investigación, pasando por criminalidad y un largo historial en la lucha contra las drogas en el Caribe y Latinoamérica.

Y es que así fue como comenzó: haciéndole seguimiento a asuntos de tráfico de drogas y lavado de dinero. Trabajó en Puerto Rico, Miami, Washington y Dallas y recientemente volvió a Nueva York. Ha trabajado intensamente en el campo  de la lucha antiterrorista y ha visto a la agencia transformarse, pasando de ser una simple agencia de investigación a un servicio de seguridad nacional basado en la información.

Entre 2010 y 2012 fue jefe de la división criminal del FBI en Nueva York, y orquestó las investigaciones sobre crímenes financieros contra SAC Capital y Galleon Group. También lideró las búsquedas contra violentas pandillas y supervisó las detenciones de un centenar de presuntos miembros de la mafia italiana Cosa Nostra: la operación más grande jamás efectuada en la historia del FBI contra esa agrupación. A partir del 2012, tomó las riendas de las investigaciones de la oficina de campo del FBI en Dallas.

En ese entonces explicó que considera fundamental desmitificar al FBI y acercarse a la comunidad: “He tratado de salir y hacerme un poco más accesible, que la gente pueda acercarse a nosotros. Somos personas decentes como cualquier otra, tenemos familias, sólo queremos arrestar a los que están cometiendo delitos”, dijo para La W en el 2013.

En esa ocasión Rodríguez habló con La W sobre la oportunidad de hacer operaciones conjuntas con las autoridades colombianas, en particular cuando estuvo en la oficina de tráfico de drogas en Miami. “Tenemos una relación tremenda con la policía nacional de Colombia”, señaló.

El agente contó que le ha tocado capturar colombianos de vez en cuando, pero precisó que “la droga no tiene fronteras”. Todos intentan hacer dinero, dijo, no importa de qué nacionalidad sean. La idea es “concentrarnos en la amenaza y no en el grupo, si la amenaza es la droga pues trabajamos la droga, y si son colombianos, pues son colombianos, si son de otro país, son de otro país”.

Rodríguez también manifestó su desacuerdo con la legalización de las drogas. Su argumento estaba enfocado en las presiones a las que son sometidos los niños y la escasez de oportunidades que los lleva a sumergirse en ese mundo. El agente resaltó la importancia de la educación y la prevención antes de que sea demasiado tarde e insistió en la necesidad de invertir en esos campos, a nivel del mismo FBI.  

Quienes han tenido la oportunidad de trabajar con él lo describen como un hombre dedicado y talentoso, que se ha ganado el respeto de sus camaradas. Y no es de extrañarse: no lleva sino un par de meses en su nuevo cargo y ya ha llevado a cabo operaciones tan importantes como la captura de tres hombres acusados de conspirar para ayudar al Estado Islámico en Siria, o el arresto de un médico acusado de distribuir drogas en la capital.