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El arte de lagartear

La adulación es una costumbre universal a la cual todos los seres humanos son suceptibles.

7 de agosto de 2000

La adulación es una costumbre universal a la cual todos los seres humanos son suceptibles. Pero sigue siendo el arte magistral de los lobos, sapos y lagartos, especies de la fauna social nacional. El escritor Alfredo Iriarte explica por qué.



"Tú siempre tan querida y tan amable", es una frase que se escucha en las conversaciones cotidianas. Se trata de un halago que sin lugar a dudas robustece la vanidad de quien lo recibe y aumenta la autoestima de quien lo da, porque lo hace sentirse querido y apreciado. Si se mira a vuelo de pájaro, estos comentarios pueden ser obsequios sinceros que no le hace mal a nadie. Pero cuando se disparan premeditadamente, para buscar un objetivo, dejan de ser inocentes elogios y se convierten en adulación.

Adular siempre ha tenido una connotación negativa y es precisamente por eso, porque el adulador esconde bajo sus frases y actitudes una intención que va más allá de simplemente elogiar a la persona.

Paradójicamente es un mal universal que afecta a todos en menor o mayor grado. Todos hemos sido víctimas de ello (hemos creido ciegmente en la verdad de un cumplido que alguien dio sobre nosotros) y tal vez alguna vez se nos ha ido la mano en "lambonería" para conseguir algo, así sea el corazón de la mujer deseada, la simpatía del jefe o la aceptación de los padres . Pero hay dos especies de la fauna social colombiana que utilizan esta herramienta en forma descarada y permanente: el lobo y el lagarto. Semana.como habló con Alfredo Iriarte, un escritor que le tiene fobia a estos dos animales y por ello decidió incluirlos en su libro Abominaciones y Denuestos, en donde los desenmascara sin piedad.



Entre lobos y lagartos

Al lobo a menudo se le confunde con la persona cursi, de mal gusto, ordinaria y chabacana. "Pero si fuera solo eso" -explica Iriarte- "no sería mas que un vulgar corroncho". En realidad, el atributo más característico del lobo es su interés por mejorar su posición social. Es un arribista dispuesto a ser lo que se necesite por ir trepando en la escala social, hacia las más altas esferas. Hay dos ejemplos a la mano que explican comparativamente el fenómeno del arribista. Diego Armando Maradona y Edson Arantes do Nascimiento. El primero para Iriarte es un "ámberro aspero , vulgar, arribista, agresivo y fanfarrón" mientras que Pelé contó con atributos como la sencillez, modestia y un encanto personal que lo llevaron a la cumbre. "Lo condujeron. El no empujó", aclara el escritor.

En su camino ascendente, el lobo utiliza muchos trucos, codazos, zancadillas y obviamente, lambetazos. Como gozan insaciablemente de la compañía de los más famosos, no pierden ocasión para lustrarles el orgullo y sacarles brillo con su oportuno cepillo.

La descripción de los lobos, sin embargo, no estaría completa si no se habla de los lagartos, una especie que aunque científicamente no está muy enparentada con los ellos, en el campo social colombiano comparte en mismo ADN. "Si bien no todos los lagartos son lobos, todos los lobos son lagartos", dice Iriarte. "El lobo que no lagartea está paralizado e indefenso. La práctica de la lagartería es para el lobo un ejercicio vital: como bracear para el nadador que si no lo hace se ahoga". Explica que hay miles de lagartos que no son lobos pues ya están en la cumbre social, porque allí fue que nacieron y por lo tanto no tiene sentido seguir ascendiendo.



El lagarto es el gran adulador, el entrometido, el que está en todas partes. Según el escritor Antonio Montaña, autor del libro Fauna social colombiana, es una condición que no distingue sexo, edad ni condición. Hay lagartos políticos, lagartos periodistas, lagartos ricos, aristócratas, diplomáticos. Entre sus armas más efectivas está la amabilidad, la simpatía, el don de gentes. Pero a diferencia del lobo, según explica Montaña, su meta no es la del ascenso social sino el servilismo. En el caso de los lobos lagartos, o del lagarto trepador, como el lector lo prefiera, la estrategia es debilitar a la víctima a costa del estímulo de su vanidad. "Acorazado e inmune a la íntima verguenza que el sentirse servil produce en otras especies, el lagarto trepador está siempre atento a llevar el sobretodo del vecino, si a cambio de este acto, puede obtener mañana una gracia".



Los mandos medios

Existe un tercer personaje -o una manada para ser más exactos- que resulta abominable para Iriarte y que también se caracteriza por adular estratégicamente. Se trata de los mandos medios. Tiene en común con el lobo que provienen de la misma clase y por lo tanto comparte el ansía de cambiar de posición social, el impulso incontenible de ir hacia arriba. Por esto, explica el autor, el mando medio es servil con los de arriba y severo con los de abajo. Tiene dos órganos que le ayudan a cumplir con esa dos actividades. "La lengua con que imparte lustre a los botines de sus amos y la diestra con que blande el zurriago de flagelar y disciplinar a los subalternos indóciles", dice. Iriarte añade que lo malo del mando medio es que se engaña. "Los de arriba lo desprecian por lambón y los de abajo lo aborrecen por tirano".



Hay opiniones encontradas en cuanto al grado de éxito que tiene la adulación que ejercen lagartos, lobos, sapos y mandos medios en el zoolóico nacional. Según Iriarte, los lobos nunca logran ascender porque con sus prácticas burdas se reconocen a simple vista y oido y son detenidos en su carrera ascendente. Sin embargo, para Richard Stengel autor del libro You are too kind, en el cual hace una corta historia de la adulación, este truco utilizado con mucha frecuencia en la actualidad, sirve para conseguir puestos, ascensos laborales, negocios y hasta romances. Así ha sido antes y así lo será.

Y la verdad es que aunque son repudiados por algunos, todos esos especímenes han logrado sobrevivir en el tiempo gracias a que tienen su contraparte, es decir a los vanidosos y ególatras que reciben con gusto sus linsojas y cumplidos, muchas veces sin importar lo que pidan a cambio. De no ser así tal vez estas especies se habrían extinguido al tiempo con los dinosaurios.