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'El eliminado es...'

Esta semana se conocerán los dos ganadores de 'Protagonistas de novela', el programa de televisión que paralizó a media Colombia.

30 de septiembre de 2002

Hace unos dias en una plenaria del Senado el congresista Carlos Moreno de Caro apareció con una olla agujerada para referirse al futuro del impuesto al patrimonio que, según él, se iba a escapar por los huecos. Sus colegas, entre divertidos e irritados, decidieron referirse a él como "el amenazado de la semana, no sólo por convivencia, sino por talento". Al usar esa terminología los padres de la patria habían caído en el furor desatado por el programa Protagonistas de novela, de RCN.

En las empresas la pasión por el show también es enorme. Como las eliminaciones de los protagonistas dependen de los votos que el público hace por Internet con la cédula de ciudadanía, a varios empleados se les ocurrió pedirles el número a sus compañeros de trabajo para eliminar al 'villano' de turno.

Protagonistas de novela es un programa que muchos consideran morboso. Dicen que promueve antivalores; no lo bajan de amarillista, superficial, ordinario y hasta cursi. Ha sido descalificado casi unánimemente por padres de familia, la Iglesia, la academia y los medios de opinión. Pero a pesar de ser el espacio más criticado del momento es uno de los más vistos y además se ha convertido en todo un fenómeno de masas.

El recibimiento en Cali de Adriana Silva, recientemente eliminada, fue apoteósico. La procesión que intentó seguir al carro de bomberos en el que se desplazaba la nueva heroína produjo un trancón que dejó inmovilizado el tráfico por más de dos horas desde el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón hasta el supermercado Carrefour, su destino final. Allí, con voz desafinada, cantó "No me rendiré, voy a llegar?", tema musical del programa. Fue tal la emoción de los fanáticos que no pudieron retener las lágrimas. Adriana, hace poco una colombiana completamente anónima, gracias a Protagonistas es ahora un ídolo del pueblo. Los espectadores no estuvieron de acuerdo con su eliminación y la semana pasada un grupo de ciudadanos interpuso una acción popular para intentar reintegrarla al show con el apoyo de la Rama Judicial.

¿Cómo explicar que un programa que genera tantas críticas despierte a la vez tanta adicción? Se trata de un ejemplo del auge de la llamada 'televisión real' que se impone en todas las latitudes. Como la mayoría de realities, este formato utiliza una fórmula que garantiza el éxito: "Hechos reales, gente ordinaria, encierro y recompensa", dice el semiólogo Germán Muñoz. Para la sicóloga Beatriz Uprimny el hecho de que se trate de gente ordinaria, con defectos, hace que el televidente se sienta más cercano y que a la vez se desahogue de la carga impuesta por los ideales de perfección imperantes en la sociedad. En este sentido el programa actúa como una liberación: "El espectador que ve permanentemente estos programas se desculpabiliza. La identificación con el otro nos induce a un lazo afectivo con esos participantes y nos hace sentir que 'bueno, no es que yo sea tan malo, no es que yo sea tan tonto, porque allí los personajes que se encuentran son como yo o peores", asegura Muñoz.

Aunque siempre se haya dicho que la "ropa sucia se lava en casa" la intimidad de los otros genera atracción. ¿Quién no ha sentido el impulso de fisgonear al vecino o la vecina cuando está cambiándose de ropa? ¿Quién no ha estado tentado a escuchar las conversaciones privadas de otros? En estos casos la ilegalidad y el sentimiento de culpa suelen reprimir el voyerismo inherente al ser humano. Pero una vez en pantalla ver la intimidad se vuelve legal y últimamente hasta obligatorio si se quiere tener tema de conversación en la oficina. "Los protagonistas logran romper el vidrio que los separa de la audiencia de manera que en la conversación cotidiana se habla de ellos como si se tratara de alguien absolutamente conocido", explica el semiólogo Rodrigo Argüello.

Dentro de la dinámica del programa 'espiar' y juzgar se vuelve imprescindible cuando se involucra al espectador con su voto. Este siente que su opinión hace la diferencia en la vida de alguien y se convierte en el dios todopoderoso que lo sabe todo y elige quién se va y se queda. Mientras en la casa-estudio Daniel, Ximena y Carolina se preguntan por qué la gente ha votado a favor de Jaider, a quien la mayoría de los participantes no soporta y quien se ha puesto tres veces la camisa roja del amenazado, el dios-espectador se siente benévolo cuando con su gracia divina logra salvar a la víctima.

La votación es además un reflejo de ciertos valores en los que creen los votantes. "A Jaider lo premian por sincero, por auténtico y coherente", explica Ana María Miralles, experta en opinión pública de la Universidad Bolivariana. Para ella el caso de Ana Karina no es muy diferente pues fue la más odiada por el público hasta que se quedó sola, momento en el cual se convirtió en otra víctima rechazada por sus compañeros. En las últimas encuestas realizadas por Terra en la página web del programa tuvo la favorabilidad del público. A la pregunta sobre cuál cree que debe ser la ganadora ella obtuvo la semana pasada un 57,42 por ciento de los votos, Ximena el 33,6 y Carolina sólo un 8,98 por ciento. "Aunque este aparente respaldo es momentáneo puede deberse a que los internautas ven que Ana Karina ha sido coherente y aunque reconozcan que es falsa piensan que siempre se mostró así".

Aunque el voto es uno de los factores de enganche de la audiencia no puede desconocerse que la estrategia de marketing del canal RCN ha sido en gran medida la responsable de alimentar el fenómeno. "El éxito del programa se cimienta en una descomunal maquinaria publicitaria e informativa nunca antes vista. Se ha convertido en la columna vertebral del canal. Hasta los noticieros están al servicio de 'Protagonistas de novela", asegura el analista de medios Germán Yances.

Este domingo 6 de octubre Colombia sabrá, por fin, quiénes serán los ganadores de este reality show que tiene en vilo a medio país. Y a juzgar por el éxito inusitado que ha tenido este espacio, así como Expedición Robinson y Popstars, todo indica que habrá durante mucho tiempo reality shows como este o aún más atrevidos.