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EL HECHICERO

El país entero está en vilo por cuenta de Fernando Gaitán, el hombre que creo 'Café' y el único que sabe cómo terminarà la telenovela

6 de marzo de 1995

NUNCA LA APERTURA DE UN SOBRE había causado tanta expectativa entre tanta gente como la que el doctor Latorre ejecutó la noche del viernes 27 de enero de 1995 para dar a conocer a la familia del difunto los deseos del patriarca cafetero Octavio Vallejo. Ese día fue la confirmación de que Café, una de las más exitosas telenovelas de RCN en toda su historia, era un fenómeno social sin precedentes.
Mientras El Tiempo hace sondeos de opinión para saber con quién quieren ennoviar a Gaviota los televidentes y El Espectador invita a sus lectores a publicar su propio final, son escasos los columnistas que no han opinado sobre el téma. La realidad es que el triángulo entre Sebastián Vallejo, Carolina Olivares y el doctor Salinas ha hecho que nadie en el país escape al aroma de Café .
Todo esto ha sido obra de su director, Pepe Sánchez; de Margarita Rosa de Francisco y de los demás actores. Pero, sobre todo, Café ha sido un éxito gracias a su libretista, Fernando Gaitán, un periodista que no ha cumplido todavía los 35 años y quien se ha encargado, día tras día, de adobar la novela con los ingredientes adecuados para romper los prototipos dramáticos de la telenovela de marras y ofrecerle al espectador un plato lo suficientemente rico en sustancia y suculento en intriga, una receta que pocos libretistas consiguen.
Fernando Gaitán es hoy el artífice de que millones de colombianos queden hipnotizados todas las noches frente al televisor. Y el encargado de que del final, que según él comenzó el jueves pasado y terminará a mitad de marzo, dependen buena parte de la ilusión y la frustración de miles de espectadores.
Los secretos de tamaño acontecimiento son esencialmente tres. El primero es habérsele medido al tema cafetero con la seriedad de un experto. El segundo, haber tratado el amor sin las falsas truculencias de las telenovelas comunes. Y el tercero, haber involucrado profundas raíces culturales colombianas sin caer en un regionalismo obsesivo y sin adoptar la violencia como símbolo de la colombianidad, algo que -con razón- ya tiene extenuado al país. Aun sin ella, Café ha sido una de las historias colombianas más universales de la televisión nacional.
Con formación de literato y sueños de cineasta, este enfermo del teclado tiene dos historias más en mente para televisión y 4 ó 5 guiones cinematográficos a la espera de una oportunidad; pasa 16 horas al frente del computador, se fuma tres paquetes de cigarrillos diarios y se toma varios litros de tinto en el día. Tal vez por eso Gaitán es de las pocas personas que intuyen cómo será su muerte: "Un buen día, sentado al computador, cargado de estrés, de cigarrillos y de tinto por la historia que intento crear y que no sale, me dará un infarto, opina. Yo soy de esas personas que, literalmente, morirá escribiendo".