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EL HOMBRE DE ACERO

Ante el largo camino de recuperación que le espera, Christopher Reeve ha demostrado ser invencible.

25 de septiembre de 1995

LA PRIMERA preocupación de los médicos cuando recibieron al actor Christopher Reeve, después de que sufriera un accidente en el cual se fracturó las dos primeras vértebras cervicales, era lograr que sobreviviera. Después de todo el pronóstico para este tipo de lesión era completamente negativo. Para algunos especialistas, el golpe que recibió al caer de su caballo era casi lo mismo que ser decapitado.
Por fortuna el actor ya libró esa batalla entre la vida y la muerte, pero ahora parece que le espera un recorrido mucho más difícil, en el cual está poniendo a prueba todo su valor. Y aunque el esfuerzo es mucho y los resultados pequeños, Reeve parece seguir con un optimismo inquebrantable.
En esta nueva lucha ha estado acompañado por su esposa, Dana Morosini, y su hijo Will, quienes no se han separado un solo momento de él. Esa cercanía a sus seres queridos le ha servido de apoyo y le ha proporcionado el equilibrio emocional que se requiere en este tipo de situaciones.
Ahora que el peligro de muerte ha pasado todo el esfuerzo de los médicos y del propio Reeve se concentra en lograr devolverle la movilidad a su cuerpo.
Aunque los médicos tienen sus reservas acerca de una total recuperación, lo que ha sorprendido a todos es que el actor ha demostrado tener toda la voluntad para recuperar su vida normal. Hace unas semanas se conocieron las primeras fotografías suyas, que hablan por sí solas de la situación que vive Reeve desde hace cuatro meses. Confinado a una silla de ruedas y sostenido a ella por medio de correas, las imágenes impactan por el duro contraste con aquellas de Superman, el personaje que convirtió a Reeve en un símbolo de lo invencible, además de un cotizado actor de cine.
VENCER LA CRIPTONITA
Lo cierto es que el drama que ha tenido que vivir el artista de 42 años no ha sido cualquier cosa. El 5 de junio fue sometido a una intervención quirúrgica de seis horas, en el centro médico de la Universidad de Virginia, en la que los médicos le implantaron 11 hilos de titanio para unir las dos vértebras cervicales superiores con el fin de darle al hueso una oportunidad de sanar y así impedir un daño adicional a la columna vertebral. "La intervención le permitió comenzar a moverse, sentarse y a iniciar su temprana recuperación", indicó el médico Rick Delamarter, cirujano ortopedista que lo atendió en aquella ocasión.
Después del éxito de la cirugía, Reeve fue trasladado en helicóptero a Kessler, un centro de rehabilitación localizado en Nueva Jersey, que maneja pacienetes tetrapléjicos y dependientes de un respirador, como es su caso. Aunque al principio estuvo limitado a su cama, en un par de semanas los especialistas lograron sentarlo en una silla de ruedas, que él mismo ha aprendido a manejar soplando y aspirando una bombilla de aire instalada al frente de su boca.
Allí los médicos han sido testigos de lus más importantes logros en estos casos de parálisis. El primero fue volver a hablar. Hace unas semanas el artista pudo articular unas palabras al mismo tiempo que exhalaba el aire del respirador artificial.

POCO A POCO
Ese progreso fue una consecuencia de las rutinas de terapias que se le han establecido diariamente para que, poco a poco, vuelva a aprender todas las habilidades necesarias para valerse por sí mismo. Con ayuda de los médicos, el actor realiza ejercicios que buscan fortalecer los músculos del cuello y los hombros, sobre los que aún tiene un control parcial. También con ayuda, mueve sus piernas y brazos con el fin de que no pierdan elasticidad. Aunque debe ser alimentado por otra persona, el actor también volvió a aprender a masticar y tragar la comida. Su cuerpo se mantiene protegido por vendas para evitar que la piel sufra por el permanente contacto con la silla de ruedas.
Todo esto es una evidencia clara de que Reeve está dispuesto a hacer todolo posible por mejorar su calidad de vida. "Cuando los médicos le asignan una tarea, él la realiza. Y por más difícil que sea, nunca se da por vencido", dijo Marcalee Sipski, una de las doctoras que integran el grupo profesional que atiende a Christopher Reeve.
Pero la gran incógnita de toda esta historia es saber si todo ese esfuerzo algún día permitirá que el actor vuelva a caminar. En este tipo de casos los médicos prefieren no hacer pronósticos sobre el futuro del paciente. Según la doctora Sipski, la lesión es tan grave que afecta todos los sistemas del organismo, y en esos casos en que hay una gran posibilidad de complicaciones, "se puede tardar años en lograr un resultado notorio", afirmó.
Por ahora todos los ejercicios y rutinas que se le practican en el centro están encaminados a mejorar la calidad de vida del actor. En este proceso Reeve no ha sido el único paciente. Toda su familia ha tenido que recibir información especial sobre este tipo de lesiones y la manera como se debe tratar a las personas parapléjicas.
En el nuevo papel que ha tenido que representar en carne propia, Reeve ha demostrado tener temple de acero y capacidad para derrotar todos los obstáculos que se interpongan en su camino. Sólo falta ver hasta dónde la fuerza de Superman logra vencer la fuerza del destino.