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El King Kong de CNN

Larry King, el hombre que organizó el debate entre Albert Gore y Ross Perot, se ha convertido en el periodista más importante del mundo. Esta es su historia.

13 de diciembre de 1993

POCOS PERIOdistas pueden darse el lujo de entrevistar, en la misma semana, a personajes de la talla de Margaret Thatcher, Lee Iacocca, Michael Jordan y Mijail Gorbachov, y organizar un debate que podria cambiar el futuro del tratado de comercio más importante de este siglo en la historia de América. Larry King lo hizo la semana pasada.
A fuerza de entre vistar con un tono familiar de "cuenteme, pues" y de hacer responder preguntas hipotéticas, este hombre, que alguna vez fue aseador de oficinas en Miami y que no acepta ser catalogado como un reportero, ha convertido un programa diario de la cadena CNN en el más popular e influyente talk show de Estados Unidos. Talvez no hay político, artista escritor de este país que no quiera salir en "Larry King Live", y la razón es que el programa es un vitrinazo coloquial que deja al entrevistado hablar sin tensiones de cosas triviales o delicadas mientras el entrevistador vestido en mangas de camisa y con tirantas lo escucha desprevenido con la mano en la barbilla.
La clave no solo está en la simpleza. Una vez el personaje ha terminado de responder, tiene que hablar directamente con televidentes que llaman desde los pueblos más remotos del país a hacer mejores preguntas que los periodistas, segun Larry King. En este despreocupado ambiente, los entrevistados terminan diciendo cosas que no les hubieran siquiera sugerido otros periodistas más agresivos, pero tan importantes que al día siguiente aparecen en titulares de primera pagína.
Así, entre chiste y chanza, en el programa de King se lanzo a la presidencia de Estados Unidos Ross Perot; el presidente Bush tuvo que mostrar su pase de conducir a un televidente que no creía que lo tuviera; Dan Quayle, el enemigo número uno del aborto, respondio nervioso que apoyaría a su hija si decidiera abortar. Los seis principales candidatos a la presidencia y vicepresidencia de ese país aparecieron en el programa 17 veces durante el año de elecciones. En ese año, dice King, ocurrió una revolución en la que su programa sirvió simplemente de epicentro: la gente cansada y disgustada con las encuestas y los análisis periodisticos en la prensa tradicional, prefirió ver a sus candidatos, directamente y sin intermediarios, mostrando sus fortalezas y debilidades, contando verdades y mentiras. King se había convertido en el maestro de ceremonias de las elecciones, y los reporteros, con tono inquisitorial y grandilocuente, habían tenido que irse en la parte de atrás de los buses de la campaña.
Dorrance Smith, consejero de prensa de la Casa Blanca, sostiene que el éxito de King está en que "el no lleva su actitud a la mesa. Una entrevista no tiene que ser un enjuiciamiento". Pero los críticos dicen que su programa no sigue los parámetros periodísticos porque no mide la credibilidad de los entrevistados confrontando sus palabras con los hechos. "Es cierto -dice King-. Yo nunca me he considerado un reportero.Yo soy la revista de un periódico. Estoy tratando de ser enretenido e informativo". La gran diferencia es que esta revista la pueden abrir 140 millones de suscriptores al día sólo en Estados Unidos, y 62 millones en el exterior. El promedio de hogares que sintoniza su programa en Estados Unidos es de un millón.
Por todas estas razones Perot y el vicepresidente Al Gore no dudaron la semana pasada que el programa de King era el escenario ideal para debatir el tema más delicado de la agenda nacional e internacional de Estados Unidos en estos momentos: el Tratado de Libre Comercio.
Perot sabía que la audiencia de King, la impaciente clase media estadounidense, es una aliada potencial de su campaña contra el tratado. Y Gore comprendía que esta clase media necesitaba un refuerzo del Gobierno.

DE ASEADOR A PERIODISTA
A finales de los años 50 King era un aseador de oficia; en Miami y no se llamaba Larry, sino Zeiger. El nombre combate lo escogió minutos antes de hacer su debut como locutor de la emisora WAHR, en reemplazo de presentador que había reciado intempestivamente. Después de trabajar en varias emisoras, King se cruzó la con la televisión en 1960, pero su trabajo no deslumbró a nadie en el canal 10 de Miami.Por esta época, King fue despedido del diario The Miami Herald porque el entonces jefe de redacción estaba cómodo con la mala costumbre de King de citar a la misma gente una y otra vez en su columna.
Los 20 años que vivió en Miami no fueron una experiencia grata para Larry King, quien había nacido en Brooklyn. Fue una época disipada que transcurrió entre el trabajo mediocre, la bohemia y las deudas. A su salida de Miami, King dejó abierto un proceso de quiebra y una caja de culebras por 332 mil dólares que habia prometido cancelar. No tendrá que hacer mucho esfuerzo para cumplir, si se considera que CNN le paga en horarios más de dos millones de dólares al año.
El nombre de Larry comenzó a sonar a nivel nacional en 1978 gracias a un programa radial que cubría todo el país y era transmitido en Mutual Broadcasting System. Pero la nueva y exitosa época de su vida profesional empezó en junio de 1985, cuando salió por primera vez al aire su programa en CNN. King relata en su libro On the line que originalmente el programa estaba concebido para entrevistar artistas, actores y autores. Pero con el masivo cubrimiento de 24 horas que hizo CNN de la guerra del Golfo Pérsico, tuvo que cambiar de personajes. Quedaba muy mal -explica King-, y seguramente hubiera afectado los índices de audiencia, interrumpir las transmisiones de Peter Arnett desde Bagdad para que él, muy fresco y muy majo, le preguntara a una actriz detalles sobre su nueva película. Así que King se unió al tren periodístico de la cadena y empezó a entrevistar a los mismos expertos que aparecián en el noticiero e incluso a conversar en vivo con los enviados especiales a Irak.
Hasta aquí su trabajo hublera tenido una gran diferencia con el de sus colegas. No obstante, después de que los expertos y los periodistas hablaban, King abría los micrófonos a una avalancha de llamadas del público ansioso por preguntar o dar su opinión sobre la guerra. El programa se convirtió entonces en un barómetro que el presidente Bush, sus asesores y muchos políticos veían para saber cómo estaba respondiendo el público.
Uno de esos televidendalado millonario petrolero y cándido patriota de Texas llamado Ross Perot, quien estaba indignado con la decisión del Gobierno de enviar soldar dos estadounidenses a luchar por una causa ajena. Perot apareció el 11 de enero el de 1991 por primera vez en el programa para protestar por la guerra. Un año después, en su cuarta aparición, King le preguntó dos veces si queria ser presidente. Perot lo negó. Pero a la tercera fue la vencida. Perot dijo que aceptaba si votaban por el en 50 estados. La declaración, que dejó estupefacto a King, cambió el panorama de las eleccciones y probablemente se convirtió en el primer párrafo del obituario político del presidente Bush.

EL ARTE DE PREGUNTAR
La mejor arma de King son sus preguntas hipotéticas. Con esas cascaras ha hecho caer a más de uno en suprograma.
Uno de ellos fue el vicepresidente de Bush, Dan Quayle, el enérgico opositor del movimiento "pro-choice" que promueve la campaña de que sea la mujer, y no el Estado, la que decida si quiere abortar o no. En un programa de julio de 1992, King le preguntó al sonriente vicepresidente qué haría si su hija quisiera abortar: "Supóngase que su hija ha crecido, tiene el problema y busca su ayuda. ¿ Cómo manejaría usted la situación?". Dice King que Quayle no estaba muy contento con la dirección que había tomado la conversación.
- "Bueno, dijo Quayle, es una situación hipotética".
- "Sí", respondió King.
- "Y yo espero que no tenga que lidiar con ella nunca", agregó Quayle.
- "Yo también", dijo King.
- "Pero, obviamente, yo la aconsejaría, hablaría con ella y la apoyaria en cualquier decisión que tomara", respondió Quayle.
- "Y si esa decisión fuera el aborto, dígame, aqui de padre a padre: ¿ usted la apoyaría?".
- " Yo apoyaría a mi hija. Espero nunca tomar esa decisión".
King opina que la declaración de Quayle fue la más humana que hizo el vicepresidente en los cuatro años que estuvo en la Casa Blanca.
Además, cuenta que el nunca prepara sus entrevistas. Cuando llega en la noche a su estudio para grabar el programa, su personal le cuenta qué está ocurriendo en las noticias. Igualmente, si el entrevistado es el autor de un libro, King prefiere no haber leído antes su obra, pues dice que "de esa forma se me despierta más la curiosidad por el libro. En cambio, si lo leo, me pongo dos pasos adelante de la audiencia". Ese es su secreto.