Home

Gente

Artículo

Boxeo

El ocaso del más fuerte

Arruinado y solitario, Mike Tyson está cada vez más lejos de sus días de gloria.

8 de agosto de 2004

La mirada perdida y el cuerpo recostado contra las cuerdas del ring eran la viva imagen del desconsuelo. Por primera vez en 19 años de carrera, Mike Tyson hizo dudar al mundo del boxeo de que él fuera en realidad el "hombre de hierro" que decía ser. Aunque sus preparadores atribuyeron la estruendosa derrota de la semana pasada ante Danny Williams a una lesión sufrida en el primer asalto, la decadencia del boxeador estadounidense es más que evidente.

Pero su pobre estado físico no es lo que más atormenta a Tyson en este momento. La fuente de sus mayores problemas, y la razón que lo impulsó a volver al ring a los 38 años, es que se le acabó el dinero. A pesar de haber amasado una fortuna estimada entre 300 y 500 millones de dólares, Mike se las arregló para despilfarrarla en pocos años.

Cuando en agosto del año pasado el boxeador se declaró en bancarrota sus excéntricos gustos salieron a la luz pública: un collar de diamantes de varios millones de dólares, 308.749 dólares en paseos en limosina, 60.000 en alfombras para sus numerosas casas, 230.000 dólares en llamadas telefónicas, 410.000 en una fiesta de cumpleaños, 8.100 para la manutención de sus tigres de Bengala y 29.000 dólares en consultas siquiátricas. Estos fueron algunos de los gastos que literalmente pulverizaron su fortuna.

A la quiebra también contribuyeron sus constantes problemas con la ley, entre ellos una condena por violación en 1992 y otra por agresión en 1999. Para acabar de completar, según Tyson, su promotor Don King le robó 100 millones de dólares durante una de sus estadías en la cárcel.

La pelea contra Williams era la primera de siete que los asesores de Tyson habían planeado para sanear las finanzas del deportista, que debe 38 millones de dólares a su ex esposa Mónica y al fisco estadounidense, entre otros. Pero la derrota acabó con esa opción. Además, de los ocho millones que recibió por el encuentro tuvo que entregar seis a sus acreedores.

Pero antes que ingeniarse un nuevo plan para salir de pobre, Mike tendrá que concentrarse en no morir de hambre. En una entrevista concedida a finales de junio al sitio web británico This is London, Tyson reconoció que estaba pasando por un mal momento. "No tengo dónde vivir. He estado quedándome en casas de amigos y a veces incluso he tenido que dormir en albergues", dijo.

Irónicamente hace algunos años Mike dijo que extrañaba la libertad que tenía cuando era pobre. "Era más libre cuando no tenía un centavo". Ahora la vida le está dando la oportunidad de comprobarlo.