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EL PRINCIPE Y LA MILLONARIA

La boda del año es la del hijo del Rey de Grecia con una de las solteras más cotizadas de Europa.

24 de julio de 1995

UNA DE LAS tradiciones de la realeza sin reino es la de hacer alianzas entre el dinero y los títulos. Quizás la más famosa en la historia fue la unión del duque de Malborough con la multimillonaria Consuelo Vanderbilt, celebrada a finales del siglo pasado. Ahora la historia se repite con la próxima boda del príncipe Pablo -hijo del rey Constantino de Grecia- con la rica heredera Marie-Chantal Miller, quienes contraerán matrimonio en Londres el primero de julio.
El, de 28 años, es el mayor de los hijos varones de Constantino y Ana María de Grecia, los consentidos de la realeza reinante de Europa. Pablo es sobrino de la reina Sofía de España y de la reina Margarita de Dinamarca. Su padre es primo del príncipe Felipe de Edimburgo y padrino del príncipe Guillermo de Inglaterra.
Ella, de 26 años, es una de las solteras más cotizadas de Europa. Marie-Chantal Miller es la segunda de las tres hijas de Robert Miller y su esposa ecuatoriana Chantal Miller, quienes son los reyes de un multimillonario imperio conformado por tiendas duty-free en Asia y en el Pacífico.
Esta dinastía de mujeres ha creado una conmoción en el mundo del jet set. Además de ser herederas de una multimillonaria fortuna estimada en mil millones de dólares, son tres hermosas jóvenes. Como era de esperarse, las tres han terminado casadas con los mejores partidos de Europa. La mayor, Pia, lo hizo con Christopher Getty, uno de los descendientes de la dinastía italiana. Y Alexandra contraerá matrimonio con el príncipe Alexander von Fustenberg a finales de este año.
El príncipe y la heredera se conocieron hace tres años en Estados Unidos, en la Universidad de Georgetown, donde él estudio relaciones internacionales y su futura esposa está estudiando historia del arte.
La verdad es que el príncipe Pablo de Grecia tiene muchos títulos pero nada de capital. La vida de su padre en el exilio londinense es financiada por los armadores griegos -los Livanos, los Niarchos, los Chandris, entre otros-, quienes pagan todas sus cuentas. Pero nadie sabe hasta cuándo. La fortuna del rey Constantino de Grecia fue expropiada por el gobierno socialista griego al ser depuesta la monarquía por un referéndum. Andreas Papandreu le confiscó todas sus propiedades, representadas en dos palacios reales -los de Tatoi y Mon Repos- rodeados de cerca de un millar de hectáreas de bosques. En las dos últimas décadas, el ex monarca de 55 años se ha visto sometido a pleitos por pago de impuestos y, sólo en 1991 le fue permitido sacar de su país un container con sus pertenencias personales. Constantino logró llevar a Londres 70 toneladas de muebles, cuadros y reliquias familiares. Pero su gran humillación fue haber perdido su pasaporte griego y tener que renunciar a cualquier intento por recobrar el título.
En su larga e infructuosa batalla por recuperar el trono griego durante dos décadas, el matrimonio de su hijo Pablo abre una luz de esperanza a sus pretensiones. Por ello, el compromiso de Pablo fue anunciado con bombos y platillos desde Estambul, donde la pareja recibió la bendición del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Griega luego de que la novia, que era católica, se convirtiera a la religión ortodoxa.
La boda se celebrará en la catedral ortodoxa griega de Santa Sofía y congregará a toda la realeza europea. Se dice que desde el matrimonio de Isabel de Inglaterra y Felipe de Edimburgo, en 1947, no ha habido tantas coronas reunidas en Londres, mientras que los Miller no están ahorrando gastos para la celebración del matrimonio de su hija. Cerca de 1.300 invitados provenientes de todo el mundo asistirán a dos días de fiestas y recepciones costeadas por los padres de la novia. La única atención que hará la familia del novio será la víspera de la boda, cuando la reina Margarita de Dinamarca, tía del novio, ofrecerá un almuerzo para 100 invitados a bordo de su yate real, que estará anclado sobre el Támesis.
Las 3.000 invitaciones, impresas en París, llevan el sello real en relieve dorado y han provocado una controversia en Grecia. Varios miembros del Parlamento han aceptado la invitación para asistir al matrimonio, lo que ha reabierto el debate sobre la monarquía constitucional, la cual fue abolida por referéndum en 1974.
Para la exiliada familia real griega esta boda representa mucho más que para el millonario americano casar a su hija con un príncipe. Muchos piensan que las pretensiones del ex rey Constantino de volver a reinar son infructuosas y que la única forma que la monarquía regrese a Grecia sería en cabeza de su hijo, tal como sucedió con el rey Juan Carlos de España. Y la verdad es que es más fácil que reconquiste una corona un príncipe sin pasado que un rey destronado. Pero, como se comenta en los círculos aristocráticos europeos, no importa si los griegos quieren un rey de nuevo, su hijo Pablo está haciendo la alianza de la década al casarse con una heredera cuyo padre podría comprarle un reino.