El regreso del dragón

Algunas celebridades son más rentables y atractivas muertas que vivas. Bruce Lee, el rey de las películas de kung-fu y filósofo de profesión, es una de ellas. El 20 de julio se cumplen 40 años de su misteriosa muerte y su mito está más vivo que nunca. Recientemente su imagen protagonizó una publicidad de whisky, lo que se suma a los videojuegos, libros, documentales museos y estatuas en su honor.

 Y es que el legado del estadounidense de origen chino –que abrió el camino para mitos como Jackie Chan y Bruce Willis– sobrepasa fronteras, culturas y generaciones. En China lo veneran por ser un gran embajador cultural y por popularizar las artes marciales en todo el mundo. Su muerte repentina a los 32 años dio pie a la leyenda de una supuesta maldición familiar, un rumor que se intensificó cuando su hijo Brandon murió a los 28 años en el set de una película. 

En todo caso hoy más que nunca, resuenan sus patadas, sus reflexiones y frases como: “La llave a la inmortalidad es vivir una vida que merezca ser recordada”.