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EL VISIONARIO

El presidente de 'El Tiempo', Luis Fernando Santos, hizo realidad el sueño de meter al periódicoen el negocio de la televisión privada.

29 de junio de 1998

Si Luis Fernando Santos le hubiera hecho caso a su tío abuelo, don Eduardo Santos, en el sentido de concentrar todo el negocio en un solo medio informativo, la oportunidad de convertir al diario en un gigante de las telecomunicaciones se habría perdido. En los años 40, cuando insistió en ese punto, el ex presidente no podía prever la vertiginosa transformación de las empresas informativas. Su sobrino, en cambio, supo tempranamente, mientras se especializaba en la Universidad de Kansas, que diversificarse era el único camino para sobrevivir en los tiempos de la globalización. Luis Fernando Santos se convirtió así en el visionario del periódico y sin prisa pero sin pausa convirtió a la Casa Editorial El Tiempo en un conglomerado que hoy reúne múltiples empresas dedicadas al negocio de la información y el entretenimiento. Su más reciente éxito lo alcanzó la semana pasada cuando la Comisión Nacional de Televisión le adjudicó por licitación el canal privado regional de Bogotá. Los coqueteos de El Tiempo por entrar en el negocio de la televisión habían comenzado a principios de los 80, cuando el periódico presentó una licitación para la adjudicación de un noticiero. Sin embargo, pocos días antes de la evaluación de la propuesta, el propio presidente Julio César Turbay declaró que los medios impresos no podían, por razones de monopolio, participar en los medios audiovisuales. La segunda oportunidad llegó en el gobierno de Belisario Betancur, durante el cual fue creada la figura de la televisión regional. En ese entonces la propia ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín, invitó a todos los medios impresos a involucrarse en el proyecto. Y de hecho eso ocurrió con Teleantioquia, Telecaribe, Telepacífico y más tarde con Telecafé. Pero en Bogotá el canal regional quedó en suspenso y El Tiempo tuvo que aplazar sus propósitos. La junta directiva decidió entonces no volver a licitar mientras no apareciera en el horizonte la televisión privada. Mientras tanto el conglomerado se embarcó en el proyecto de TV Cable, con el que, de alguna manera, comenzó una apertura que culminó con la aprobación de la ley que le dio vida a la televisión privada según el espíritu de la Constitución del 91. Con nuevos bríos El Tiempo preparó una propuesta en asocio con otros medios independientes, pero el precio, cercano a los 100 millones de dólares, quitó el entusiasmo al grupo. Entonces surgieron otra serie de posibles alianzas, entre ellas una con el Grupo Sarmiento y otra con RCN y RTI. Pero por diferentes razones ninguna cuajó.Estaba decidido que la última batalla sería librada por el canal local de Bogotá. Por eso, cuando la Cntv abrió la licitación en enero, El Tiempo ya tenía preparada una propuesta de lujo que finalmente salió favorecida la semana pasada. Y aunque el reto no será nada fácil, si se tiene en cuenta que tendrá que competir contra los dos canales privados nacionales, los dos de Inravisión, Canal Capital y Teleandina, Santos está convencido de que a mediados de la próxima década los resultados se verán no sólo en términos financieros sino en la pantalla de los bogotanos.