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En las embajadas espantan

Ya casi nadie duda que hay un fantasma en la residencia del embajador de Colombia en Madrid. A veces las luces se encienden porque sí y se caen los cuadros al suelo.

26 de julio de 2008

Ya casi nadie duda que hay un fantasma en la residencia del embajador de Colombia en Madrid. A veces las luces se encienden porque sí y se caen los cuadros al suelo. Algunos huéspedes incluso han visto deambular a una mujer de pelo largo. Varios embajadores cuentan estas experiencias, incluso el actual, Carlos Rodado Noriega. El funcionario relató a la revista Jet-Set que al poco tiempo de su llegada se enteró de que hay dos leyendas sobre el tema. La primera dice que se trata de los espíritus de una pareja asesinada en un crimen pasional. La segunda, que es el alma en pena de doña María Teresa Maldonado y Salabert, marquesa de Torneros, fallecida en 1937 y antigua propietaria del palacete adquirido por el gobierno colombiano 10 años más tarde. Pero ese no es el único caso de espantos en una embajada colombiana. Otro muy célebre es el de la residencia en Washington, comprada por el gobierno 64 años atrás. Hace tiempo en la mansión construida en 1906 se oían ruidos y se apagaban las velas a la hora de la cena. Y a uno de los perros del entonces embajador 'Luis Alberto Moreno' se le paraban los pelos en ciertos rincones de la casa. Se dice que se trata del espíritu de una niña de 16 años que se suicidó en el salón de baile, un espacio de estilo barroco y techos muy altos. Era pariente cercana de Thomas T. Gaff, hombre de negocios de Cincinnati y primer dueño de la mansión. La calma volvió a finales de los 90 cuando se hizo Feng Shui en la residencia y fueron invitados unos expertos que ahuyentaron al espanto.