Libro
Fuera del clóset
Con su primera novela el escritor Alonso Sánchez está dando de qué hablar. 'Al diablo la maldita primavera' cuenta cómo es la cultura gay en la capital.
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Es elegante, todos la admiran, y en su tierra tiene fama". Aunque con estas palabras el cantautor Leandro Díaz le cantaba a su amada Matilde, el escritor y abogado Alonso Sánchez Baute decidió tomarlas prestadas para describir a Edwin Rodríguez Buelvas, el personaje central de su novela Al diablo la maldita primavera, ganadora del Premio Nacional de Novela Ciudad de Bogotá 2002 y que acaba de ser publicada. Sí, es cierto que Edwin -a diferencia de Matilde- no es una mujer, sin embargo en su mundo se convierte en la más despampanante de todas: es una drag queen.
Es a través de los ojos y los pensamientos de Edwin que el autor revela una Bogotá oculta, frívola, espectacular e incluso marginal: la Bogotá gay. "Nuestra capital es una de las ciudades más gay que conozco en Latinoamérica, además de Río de Janeiro y de Ciudad de México. Es de las que tiene más sitios de encuentro y de diversión para homosexuales", asegura Alonso. Por eso la novela es un reflejo casi geográfico de este "inframundo de la cultura gay". El personaje y sus amigos les inventan nombres a sus sitios favoritos: a Chapinero alto lo llaman Gay Hills donde, según el texto, habitan muchos de los integrantes de la comunidad gay bogotana. Así mismo habla de "Gayrulla" (el de la calle 63, donde mercan los habitantes de Gay Hills), de un gimnasio al que nombran como el Barbie Gym y de un café al que se refieren como El Plumerillo. La Caja de Pandora, el sitio de rumba de la obra, es en realidad Zona Franca, una discoteca que aunque ya no existe fue la que le dio el impulso al movimiento de las drag queens.
Otro de los lugares que se mencionan es el Parque Nacional, aunque sólo por la mañana, "en las tardes, en ese entonces, empezaba a ser peligroso. Un día me encontré ahí con Romel Fernández, un joven de unos 20 años que me contó que una noche mientras tenía sexo con dos amigos, fue pillado según él por unos policías. Mientras sus compañeros pudieron huir, a Romel lo cogieron y lo violaron". Esa historia forma parte de la novela y de los peligros que trae consigo la marginalidad.
Pero no sólo es un reflejo de la ciudad sino de algo más universal, la lucha interna por el descubrimiento personal, el aceptarse y buscar un lugar en la sociedad. Después de todo es como Edwin reflexiona: "No hay mejor familia que la que uno decide tener", haciendo referencia a los lazos que se tejen dentro de la comunidad homosexual. Alonso reconoce que aunque la novela no es autobiográfica para él al igual que Edwin no le fue tan fácil salir del clóset: "Cuando estaba en la escuela militar, a mis 17 años, tenía compañeros homofóbicos cuya diversión era perseguir travestis para cogerlos a patadas. A veces me decían que los acompañara y yo sólo miraba impotente la escena", cuenta Alonso.
Podría pensarse que la novela es dramática, pero el humor y el lenguaje con que se cuentan las adversidades la hace divertida. Finalmente la gran filosofía de vida de quien narra y de quien escribe es que "lo único inteligente que puede hacerse en este puto mundo es ser feliz".