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GLOBOS PREMONITORIOS

Los Globos de Oro, preparación para los Oscares, han inclinado la balanza a favor de las películas personales, intimistas y agresivas.

3 de marzo de 1986

Que nadie se extrañe si en el mes de abril, la película argentina "Historia oficial" gana el Oscar como la mejor producción extranjera del año pasado, ni que la comedia Prizzi's Honor y las historias dramáticas de "El color púrpura" y Out of Africa se repartan los premios principales ese primer lunes porque, varios días atrás, los corresponsales extranjeros que cubren las informaciones relacionadas con Hollywood entregaron sus premios anuales, los Globos de Oro, a los mejores trabajos técnicos e interpretativos.
Es que, siguiendo una tradición pocas veces interrumpida, los nombres y los títulos y las escogencias de esos periodistas y críticos, se convierten en premoniciones sobre la conducta de los 3.800 miembros de la Academia, quienes casi siempre coinciden con esa selección.
Cuando se pensaba que un musical como A Chorus Line o un drama como Plenty o una historia épica como Revolution se impondrían a la hora de los Globos de Oro fueron vencidas por películas en las que se reconstruyen dramas personales o se habla del destino de vastas comunidades dominadas por el miedo o el segregacionismo.
Para el cine latinoamericano este premio de los críticos a "Historia oficial" es significativo porque marca la entrada a un mercado tan difícil, en el que las películas extranjeras tienen que ser respaldadas por un premio o un escándalo, como fue el caso de "Papá se fue en viaje de negocios" o "Yo te saludo, María". Coincidencialmente la protagonista de "Historia oficial", Norma Leandro, viene a Bogotá dentro de algunas semanas para actuar en el Teatro Nacional. El Globo de Oro se suma a los premios recibidos en festivales como Cannes y Cartagena, además del enorme éxito de taquilla en varios países, incluyendo Estados Unidos, donde la película argentina ha sido un suceso similar al de "El beso de la mujer araña" de Héctor Babenco.
El trabajo de esta película, la labor realizada por el director Luis Puenzo (quien actualmente es el autor de comerciales para televisión mejor pagado de su país), y su equipo, lo mismo que lo conseguido en las otras películas premiadas, es el reflejo de una preocupación personal de los artistas por sacar adelante temas que aparentemente no interesaban a Hollywood, los unos por demasiado intimistas, los otros por rozar situaciones que no son compartidas por una gran mayoría.
Por eso, este año pesaron más los intelectuales a la hora de los Globos de Oro, como seguramente pesarán para los Oscares.
La gran sorpresa fue la actriz negra Whoopi Golberg, quien ganó por su personaje de Celie en "El color púrpura", dirigida por Steven Spielberg sobre la novela homónima de la también negra Alice Walker. Es una novela, ganadora del Pulitzer, alimentada mediante cartas enviadas por la protagonista a Dios, contando el infierno en que vive, cómo es casada con un hombre mayor, cómo antes había sido violada por el supuesto padre, cómo tiene que hacerse cargo de unos hijastros mayores que ella y cómo mantiene una correspondencia que jamás llega con una hermana que lleva muchos años viviendo con unos misioneros en Africa. Actualmente ha desatado gran polémica, especialmente en las zonas negras de Estados Unidos donde muchos discuten la forma como un blanco, Spielberg, ha interpretado lo que una negra, Walker, quiso decir en torno de ese infierno vivido por la protagonista, quien será rescatada por una cantante lesbiana: esa relación ha sido tamizada totalmente en la versión para el cine porque Spielber buscaba un mayor público con una censura más baja. Esta es la primera película de la Golberg y ya tiene una oferta de Mike Nichols y otros realizadores. Dedicada antes al teatro y la televisión, tiene 35 años y lleva frenillos dentales.
La otra sorpresa (ver recuadro), fue el premio a Don Johnson, el protagonista de la serie televisiva Miami Vice, actualmente la más popular en Estados Unidos y en la que con una edición rápida, estilo videoclips, se cuentan historias intrascendentes y en ocasiones sensacionalistas, como ese episodio en el que se involucraban mafiosos norteamericanos, agentes de la DEA y guerrilleros colombianos.
Para John Huston y sus estrellas Jack Nicholson y Kathleen Turner, los cuatro Globos de Oro vienen a ser una prueba de cómo en el cine, los grandes maestros, los ancianos a quienes todos suponían reclinados en una poltrona, exhaustos, cuentan historias más vitales y más llenas de humor que los jóvenes: Prizzi's Honor sátira bestial contra la mafia, sus códigos, sus fantasmas, su forma de engañarse a ellos mismos, ganó en la categoría de películas cómicas.
Otra historia de contradicciones y tensiones, de personajes enfrentados a su destino, es la ganadora en el rubro de películas dramáticas, Out of Africa, basada en la vida y la obra de la escritora Isak Denisen, con Meryl Streep, Robert Redford como su amante y Klaus María Brandauer como su marido: por esta interpretación, el austríaco (se hizo famoso con su personaje de "Mephisto"), ganaría,un premio como actor secundario.
Como un reflejo del drama personal que Jon Voight ha estado viviendo, con problemas y películas menores después de haber realizado "Vaquero de medianoche", ganó un Globo de Oro a la mejor actuación dramática por Runaway Train, dirigida por un soviético en Estados Unidos, Adrei Konchalovski, el mismo de "Los amantes de María". La mejor actriz de reparto fue Meg Tilly, por su personaje de la novicia acusada de asesinar un bebé en Agnes of God. Antes había aparecido como la novia del suicida en "Reencuentro".
Como se puede observar, las películas ganadoras son obras de autor, recontruyen situaciones muy personales o involucradas en conflictos sociales y esta influencia de los intelectuales en Hollywood, nadie sabe cuánto más habrá de durar: como prueba, el premio de mejor guión a Woody Allen por "Rosa púrpura de El Cairo", mientras que el mejor tema musical fue Say You, Say Me compuesto e interpretado por Lionel Ritchie en la película "Sol de medianoche". Quizás en este grupo de premiados los únicos no intelectuales eran Don Johnson y Sharon Gless, a quien reconocieron su trabajo en la serie "Cagney & Lacey". Pero la historia de Don Johnson merece ser contada.

EL VICIO FAVORITO
Los viernes por la noche millones de norteamericanos, especialmente las mujeres, no se mueven del televisor cuando llega la hora de Miami Vice, la serie que la cadena NBC ha mantenido hasta ahora como la número uno, por el tema musical, por la fotografía delirante, por los paisajes de la Florida y otros sitios tropicales, por los temas en los que casi siempre hay narcotraficantes involucrados, por las mujeres tentadoras, por las situaciones emocionantes y sobre todo, por él, Don Johnson, el detective Sonny Crockett, quien viste de blanco o crema, con camisetas de colores fuertes, sin afeitarse ni peinarse, con un cigarrillo que humedece con frecuencia.
En poco tiempo se ha convertido en el amo absoluto de la televisión norteamericana, tan popular como Johnny Carson, luego de haber fracasado en varios proyectos, casarse y separarse tres veces, y sobrevivir al alcohol y las drogas, que por poco lo matan.
Ayudado por su relación de cuatro años con la actriz Patti D'Arbanville, con quien tiene un niño de dos años, luego de ser un fracasado, un desconocido, ahora desprecia a los reporteros, no concede entrevistas, es un egomaniaco detestable y mantiene pésimas relaciones con sus compañeros de serie. Trabaja 18 horas diarias de lunes a viernes, se ganó un Emmy por este papel, anda a todas partes con un guardaespaldas, se fuma dos cajetillas de Merit todos los días, gana 30 mil dólares por cada episodio y todas las semanas la prensa amarilla es capaz de inventarle alguna historia truculenta, como la vez que lo acusaron de hacer el amor con gallinas y terneras. Come poco, si acaso una ensalada de queso y tomate al medio día con una botella de vino, y sólo espera que la serie se caiga para regresar al teatro quiere interpretar Ricardo III. En varias ocasiones ha sido huésped de la Casa Blanca y los Reagan han confesado que son fanáticos de Miami Vice. Con este Globo de Oro su egomanía seguramente aumentará y pedirá más salario y los fanáticos seguirán haciendo cosas extravagantes por su causa, como subastar una camiseta sudada de Johnson por 5 mil dólares para una obra de caridad. El sonrie, pero en el fondo sabe que los demás actores no lo toman en serio. Como una muestra de su sentido de la realidad, cuando le preguntan cuál es el mejor recuerdo de esta etapa tan famosa, responde que cuando el presidente Reagan le pidió que le firmara la carátula de Time donde aparecía Johnson con su compañero de reparto, el actor negro Michael Thomas. Esa noche, contaría después, en los salones de la Casa Blanca bailó con su mujer, se miraron a los ojos y ella le dijo: "Qué bueno haber llegado tan lejos".