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¿GOL A MARADONA?

El astro del fútbol dice que tendrá un hijo con su novia argentina, mientras una italiana asegura que ya lo tuvo con ella

27 de octubre de 1986

Lo último que se sabía de Maradona era que andaba feliz. Aún estaba intacta la imagen del beso a la Copa Mundo que se ganó Argentina en México, gracias a sus malabares insólitos y a sus picardías felices. Después de eso nada, salvo algunas noticias de Buenos Aires que hablaron de Maradona Ciudadano Ilustre gracias a un decreto del gobierno y que contaron la fiesta de semanas que recibió al rey y a su corte.

Ese silencio se rompió la semana pasada. Envuelto en un escándalo típico napolitano, Maradona volvió a las primeras páginas no por los goles del campeonato que apenas comienza en Italia, sino porque una familia --típica napolitana--lo denunció a todo pulmón y el grito se oyó en el mundo entero: el futbolista de 26 años había tenido amores clandestinos hace nueve meses y el resultado del romance fugaz era un nuevo personaje a pesar de sus pocas horas de nacido: Diego Armando Maradona Jr.

La historia fue contada por la familia de Cristina Sinagra, de 22 años y mostrada en la televisión el sábado 20 de septiembre por la tarde. Era muy simple: ella--la joven--que se veía acostada en la cama del hospital Sanatrix, era la madre de ese bebé que estaba a su lado. Y el padre, según la familia Sinagra, era Diego Armando Maradona, el futbolista más famoso del mundo. Para soltar semejante bomba los Sinagra no sólo habían esperado nueve meses, sino que se hicieron acompañar de un abogado para que quedara clara la intención: que Maradona reconozca a su hijo "o nos veremos obligados a recurrir a la justicia, con el apoyo de las pruebas médicas".

En la entrevista que destapó el escándalo, Cristina la ofendida, no habló. Lo hicieron por ella--y por el bebé--su padre Alfredo que es un peluquero y el abogado de la familia, Enrico Tucillo. Las declaraciones fueron nerviosas pero categóricas: Maradona y Cristina tuvieron amores entre diciembre y abril pasados; no desean explotar económicamente el hecho sino que el futbolista se responsabilice del desliz. Y nada más.

Nada más, pero la denuncia se tornó en escándalo y el escándalo fue suficiente para que a partir de ese sábado no se hablara en Italia de otra cosa que de la paternidad de Maradona, un ídolo como pocos en un país donde la gente vive muy pendiente de la vida privada de las estrellas. Y, aunque hay que contar con la capacidad chismográfica de los italianos, también hay que reconocer que el asunto se prestaba: aparte del affaire denunciado que conducía a cualquier campo imaginable, una razón más poderosa contribuía al episodio: Maradona, que es soltero, había anunciado dos días antes que su novia de los últimos nueve años, Claudia Villafañe, estaba embarazada y que, sin casarse, se sentían listos a esperar la llegada del bebé.

En sólo 48 horas, entonces, el crack argentino del que únicamente se hablaba por su desempeño en el Club Nápoles, y al que todas las crónicas frívolas lo catalogaban como un soltero muy apetecible, había pasado a ser un doble papá-soltero: el denunciado y amenazado con jueces por Cristina y el feliz progenitor del bebé con Claudia, con quien nunca ha contemplado la posibilidad de casarse "porque eso no importa" y con quien había decidido ampliar la familia desde hace muchos meses.

El plan de tener un hijo con su antigua novia se mantiene. Pero la familia Sinagra también mantiene el plan de provocarle un dolor de cabeza al ídolo que, de acuerdo con periodistas italianos que han tratado de entrevistarlo, sí se encuentra afectado por el episodio. Esto se ha reflejado notoriamente en las canchas donde no ha tenido la brillantez de otras tardes.
"Nápoles ha puesto sus abogados al servicio del jugador", dijo un dirigente del club de fútbol. "Por este escándalo la pareja de Maradona y su novia Claudia está más unida que nunca" declaró un amigo personal de los argentinos. "Llevaremos esto hasta el fondo", insistió el abogado de los Sinagra.

Todo hace pensar, pues, que en el futuro de Maradona hay un tribunal, unos jueces y unos exámenes médicos. Y en el presente hay una mortificación que aún no se sabe si justa o no porque el futbolista no ha dicho en público si es cierto que tuvo relaciones con Cristina. También en el presente hay una pasión: la de los tiffosi del Nápoles (los hinchas de ese equipo) que han llegado a amenazar a los Sinagra. Uno de ellos, en la puerta del hospital donde periodistas esperaban entrar a entrevistar a la madre del supuesto hijo de Maradona, les pidió: "Si la ven a esa, díganle que si Maradona se va de Nápoles, se las verá conmigo ".

Por ahora, mientras intervienen jueces y abogados y sigue la lluvia de chismes y de chistes, el rey de Nápoles anda en problemas de paternidad, producto de los líos de faldas que se le atribuyen. --