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Héroe y humano

Un nuevo libro cuestiona el verdadero papel de Oskar Schindler en la salvación de más de 1.000 judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

5 de diciembre de 2004

Cuando en 1993 el director de cine Steven Spielberg conmovió a audiencias de todo el mundo con su película La lista de Schindler, muy pocos sabían de la existencia del alemán que había arriesgado su vida para salvar la de muchos judíos que estaban destinados a morir en los campos de concentración europeos. La cinta y el libro en que se basó, una novela histórica de Thomas Keneally, elevaron a Oskar Schindler a la categoría de héroe.

Pero un nuevo libro, esta vez escrito por un respetado académico estadounidense, pone en duda el verdadero papel de Schindler en la elaboración de las famosas listas y resalta su pasado como espía de la contrainteligencia alemana y su condición de donjuán y bebedor empedernido. Para dibujar este nuevo retrato del mítico alemán, David M. Crowe se basó en archivos disponibles de la época, cartas que aparecieron en una maleta que supuestamente perteneció a una amante de Schindler y entrevistas a sobrevivientes del Holocausto.

La más importante revelación es que Schindler no tuvo nada que ver con la elaboración de la lista de más de 1.000 judíos que se salvarían gracias a sus esfuerzos. En la película se da por sentado que el alemán dictó los nombres de los afortunados al contador de su fábrica, un judío de nombre Itzhak Stern. Pero para Crowe esto habría sido imposible pues, según sus descubrimientos, para esa época Schindler estaba encarcelado por intentar sobornar a Amon Göeth, comandante de la SS. Además Stern todavía no trabajaba para él. Crowe también revela que en realidad existieron nueve listas, la mayoría fueron elaboradas por Marcel Goldberg, un judío corrupto a quien Schindler sólo habría sugerido unos cuantos nombres.

Durante su investigación, Crowe también descubrió que Schindler, quien murió en 1974, no recibió el título de 'Gentil virtuoso' (concedido a todo aquel no judío que hubiera puesto su vida en peligro por salvar la de un judío) en 1958, como lo dice la película. Por el contrario, el organismo nacional israelí para la memoria del Holocausto, Yad Vashem, esperó hasta 1993 para hacer efectivo el nombramiento, cuando se supo que Emilie, la viuda de Schindler, iría a Jerusalén para participar en la película de Spielberg. Según Crowe esto se debió a que Yad Vashem nunca llegó a superar la ambivalencia que rodeaba a Schindler.

Pero fue precisamente Emilie quien más duro arremetió contra su marido. Meses antes de morir, en 2001, la mujer concedió varias entrevistas en las que acusó a su difunto esposo de haber minimizado el papel que ella misma tuvo en la salvación de los judíos, quedándose con todo el protagonismo. "Oskar no hizo nada asombroso antes de la guerra y fue bastante corriente después. Por lo tanto fue muy afortunado de haber conocido en aquella corta y violenta era, entre 1939 y 1945, a personas que supieron despertar sus más escondidos talentos", dijo Emilie a un medio alemán que realizaba un documental sobre su marido.

Pero ni las duras revelaciones de Crowe ni los mordaces comentarios de Emilie han logrado que los llamados Schindlerjuden (judíos de Schindler) dejen de ver al imperfecto alemán como su ángel salvador. "Schindler no debe ser criticado porque fue un hombre bueno", dijo hace unas semanas Jan Lieban, uno de los pocos sobrevivientes de la lista, al diario británico The Observer. Para otros, los nuevos datos sólo le añaden misterio a la increíble historia del alemán que lo perdió todo por salvar a 1.200 judíos de las garras de los nazis.