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HISTORIETA CRIOLLA

Un argentino, Daniel Rabanal, es el ilustrador de la primera tira cómica que tiene como escenario a Bogotá.

4 de diciembre de 1995

DESDE HACE cuatro meses los lectores de El Espectador siguen con avidez una historieta que aparece semanalmente en la revista Los Monos, que circula con el periódico del domingo. Se trata de Las Aventuras de Gato que, a pesar de competir en las páginas de la publicación con tiras cómicas reconocidas internacionalmente, como Condorito, Calvin y Hobbes, el Ratón Mickey, Garfield y Los Picapiedra, ha logrado captar la atención de los adolescentes y sorprender a no pocos adultos.
Aunque a primera vista la razón del interés podría adjudicarse a que se trata de una historieta realizada con una excelente ilustración, tan sofisticada que bien podría equipararse a la de famosas publicaciones extranjeras como Tin-Tín o Asterix, lo que tiene más sorprendidos a los lectores del periódico es que Las Aventuras de Gato transcurren en un escenario que no podría ser más colombiano: el barrio de La Candelaria en Bogotá.
En cada uno de los cuadros de la historieta -cuyos actuales episodios llevan por título 'El Triángulo de La Candelaria'- los lectores pueden reconocer los diferentes rincones del tradicional barrio capitalino. En sus andanzas, Gato recorre las estrechas calles del sector colonial y sus seguidores pueden fácilmente identificar lugares de interés, como la Biblioteca Nacional o la iglesia de San Ignacio, así como el interior de esas antiguas construcciones, cuya arquitectura es reproducida con meticuloso detalle por el ilustrador. Pero el sabor colombiano que tiene la historieta está además condimentado con escenas típicas de la ciudad, como el trancón de las calles atestadas de buses amarillos y rojos o el celador de ruana, dormido al pie de la escalera de una casona con su reverbero para calentar el tinto al lado.
Todo esto llevaría a pensar que el autor de la historieta es tan bogotano como el ajiaco o al menos tan colombiano como la papa criolla. Pero esa es otra sorpresa. El dibujante que ha captado tan fielmente el ambiente del viejo barrio bogotano es en realidad un argentino, Daniel Rabanal, quien está casado con una colombiana y vive en Bogotá hace seis años. Como todo turista, recién llegado Daniel visitó el barrio de La Candelaria. Luego, gracias a una serie de ilustraciones que realizó para un libro de Colcultura, empezó a conocer las anécdotas, leyendas y relatos que forman parte de la historia de este sector colonial. Entre ellas, la del tesoro de los jesuitas en las criptas de la iglesia de San Ignacio. Fascinado por tales recuentos, Daniel decidió que La Candelaria era el escenario ideal para una serie de aventuras. Poco antes había tenido una librería y se dio cuenta que los libros de historietas eran muy solicitados por los adolescentes colombianos. Sin embargo, cuando quiso publicar sus trabajos, vio que en el país no existían medios impresos especialmente dirigidos a la franja de 12 a 20 años y que en los medios de comunicación no había mucho espacio para este género. Luego de pasear con sus dibujos por varias redacciones, finalmente Clara Helena Cano de Guerrero, directora de Los Monos. Le abrió las páginas de su revista. Desde entonces Daniel Rabanal mantiene durante ocho días intrigados a los lectores de su historieta, la primera que puede llamarse 'típicamente bogotana'.