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IDOLO CON PIES DE BARRO

EL ESCANDALO MARADONA ACABA CON UNA LEYENDA QUE SE MOVIO ENTRE EL TALENTO Y LA ARROGANCIA.

6 de mayo de 1991

TODOS LOS QUE VIERON EL PARTIDO DE Argentina contra Inglaterra en el Mundial del 86 en México, tienen en su memoria, el momento en que Diego Armando Maradona parado en medio del campo, recibe el balón, ubica a sus contendores, mide la cancha y se lanza en la más extraordinaria carrera de gambetas hasta el arco de Shilton, en donde anota el gol más famoso de su carrera. En ese momento, cuando las tribunas se estremecían y el grito de gol se podía oír al unísono en todos los países que veían el partido, Maradona no tenía cómo saber que ese sería el último momento glorioso de su vida deportiva. De ahí en adelante, la estrella que lo protegió y lo convirtió en el ídolo más polémico de la afición futbolística, quedaría fatalmente refundida entre el inmenso talento del joven de barriada y la personalidad conflictiva y voluntariosa del astro de las canchas.

En ese mismo partido, la dualidad de la naturaleza de Maradona quedó dibujada para la historia en los dos goles que hizo y que le dieron el triunfo a su equipo. La exhibición de destreza futbolística que le permitió anotar el segundo gol, contrastó la sinuosa astucia con que había conseguido el primero: enfrentado con el portero Shilton con un balón dividido, Maradona supo encontrar el punto en donde su cabeza interferiría con el ángulo visual del árbitro para empujar con la mano el balón dentro del arco. Cuando la prensa se le vino encima con el reclamo, él de jó ver los matices cínicos y atrevidos de su personalidad: