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Jan Six desciende de un coleccionista muy famoso, amigo del propio Rembrandt. Adquirió Retrato de un joven caballero en 173.000 dólares, pero ahora podría venderla en 100 millones o más. | Foto: Afp

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La historia del holandés que descubrió un nuevo Rembrandt

Hace 42 años nadie encontraba una nueva pintura del maestro holandés. Pero Jan Six XI, heredero de una familia de coleccionistas y comerciantes de arte, lo hizo gracias a un correo electrónico. Esta es la apasionante y polémica historia de cómo lo encontró.

9 de marzo de 2019

Todo comenzó un día lluvioso de noviembre de 2016 en Amsterdam. Tras dejar a sus hijos en el colegio y sentirse un poco enfermo al llegar a su oficina, Jan Six XI, un comerciante de arte y coleccionista de 40 años, decidió tomarse el día en su casa. Se preparó un café, se sentó en su escritorio y abrió su correo electrónico.

Entre los mensajes había un catálogo de una subasta que Christie’s organizaba para diciembre en Londres. Lo abrió poco convencido, pues se trataba de un evento diurno y, como sabía bien, las casas de subastas suelen dejar las mejores obras para la noche. Así que le echó un vistazo rápido, casi con desinterés, hasta que vio la pintura de un joven pelirrojo que lo miraba directamente.

Jan tuvo una corazonada: ¿y si la obra fuera del maestro? De resultar cierto sería una de las grandes noticias en el mundo del arte

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Aunque a simple vista era el retrato de un hombre joven con un cuello blanco de encaje y una túnica negra, Jan vio en sus ojos algo familiar. Al comienzo pensó que era una obra que ya había visto antes y la buscó, sin éxito, en su biblioteca.

Luego cayó en cuenta de que en realidad le resultaban familiares algunas de sus características: la humanidad de la mirada, la mezcla de diferentes estilos y el trazo redondo.

Foto: ‘Retrato de un jóven caballero‘, hasta hace unos años atribuida a un seguidor de Rembrandt. Jan Six XI descubrió que en realidad era del maestro.  

Aunque el catálogo atribuía la obra al círculo de Rembrandt van Rijn, es decir, a uno de los alumnos del holandés, Jan tuvo una corazonada: ¿y si fuera del maestro? De resultar cierto sería una de las grandes noticias en el mundo del arte.

Puso manos a la obra. Averiguó que la pintura, titulada Retrato de un joven caballero, había estado durante seis generaciones en la familia de sir Richard Neave, un coleccionista del siglo XVIII, y con esa información consultó a Ernst van de Wetering, un reconocido experto en Rembrandt. Por consejo de él, viajó a Londres.

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Cuando Six vio la obra en vivo quedó aún más convencido. Y cuando la comparó con el retrato de Philips Lucasz –que Rembrandt pintó en sus primeras épocas–, no le quedó duda.

Algunos expertos creen que se trata de un show mediático y para otros es irresponsable atribuir la obra con tanta certeza.

Dos detalles le parecían definitivos: el cuello sobre la túnica del personaje tenía un estilo que diferenciaba a Rembrandt de los artistas de su época, y su vestimenta dejaba ver que había pintado el retrato entre 1633 y 1635, lo que no cuadraba con la información de la casa de subastas.

“Rembrandt aún no era famoso a principios de la década de 1630, por lo que no podía haber ningún círculo de seguidores –le dijo al diario The New York Times–. Supe de inmediato que Christie’s la había embarrado”.

Convencido de que tenía entre manos un tesoro, participó en la subasta y adquirió el cuadro por 173.000 dólares. Muy poco, comparado con lo que podría llegar a costar, pues un cuadro de Rembrandt puede alcanzar unos 100 millones de dólares.

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Con la obra en su poder, procedió a restaurarla y luego buscó más opiniones calificadas. Como el Rijksmuseum –el más importante de Holanda– acababa de adquirir dos obras de Rembrandt de la misma época (1634), decidió llevar sus sospechas ante Petria Noble, la jefa de conservación en esa institución.

Con su equipo, Noble pasó la pintura por varias pruebas científicas y la comparó con las otras. El resultado: las obras tienen los mismos materiales, siguieron el mismo método y el cuello blanco sobre la túnica tiene el mismo estilo.

Aunque esos tres elementos de la obra podían probar su corazonada, para muchos conocedores no eran suficientes. La autoría de Rembrandt siempre ha sido un asunto espinoso por sus múltiples estilos y su gran cantidad de alumnos, y pocos se atreven a dar conclusiones definitivas cuando se trata de grandes maestros.

Pero Ernst van de Wetering, el mismo experto a quien Jan consultó primero, sí creyó que las pruebas eran definitivas. Luego de ver la obra restaurada y de leer los resultados científicos, el historiador del arte quedó bastante convencido de que el cuadro hacía parte de una obra mucho más grande del holandés.

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Para el coleccionista eso fue suficiente. Junto con una amiga publicista creó toda una estrategia para mostrar su descubrimiento.

En mayo de 2018 apareció en uno de los programas más populares de la televisión holandesa para hablar de la obra de Rembrandt recién descubierta. Presentó la pintura cubierta por una tela, hasta que la desveló como en el lanzamiento de un libro o un álbum musical.

Sander Bijl, otro coleccionista, salió a decir que él también había investigado el cuadro y acusó a Six de romper un acuerdo.

La historia causó sensación de inmediato y varios medios del mundo le hicieron eco. No solo se enfocaron en el descubrimiento, sino en la vida de Jan Six XI. Se trata del último de una gran dinastía de coleccionistas y comerciantes de arte que se remonta a Jan Six I, un amigo del propio Rembrandt que el artista retrató en 1654.

La historia sonaba muy bien: el heredero de una familia de coleccionistas, que trabajaron de cerca con un maestro de la historia del arte, descubría tres siglos después una de sus obras perdidas. La trama parecía escrita por el destino.

Pero al mismo tiempo aparecieron los problemas. No faltó quien calificara como un show mediático la campaña para revelar el descubrimiento –que incluyó un libro y una primera página en el diario más importante de Holanda–, algo poco común en el mundo de los coleccionistas.

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Varios expertos, además, salieron a calificar de irresponsabilidad atribuirle con esa certeza una obra a un artista como Rembrandt. Recordaron que muchos museos suelen abstenerse de hacerlo con cuadros en los que hay evidencias aún más fuertes en torno a su autoría.

Pero el mayor escándalo estalló cuando Sander Bijl, coleccionista de arte de Alkmaar, una ciudad al norte de Ámsterdam, salió a decir que él también había visto las características llamativas del cuadro y acusó a Six de haber roto un acuerdo.

Foto: Según Jan Six, la obra ‘Dejad que los niños vengan a mí‘ sería otro Rembrandt. La pista: aparece un autorretrato del artista niño en medio de los personajes parados atrás.

Según su historia, él se interesó al mismo tiempo en la obra e incluso le había pedido a Christie’s que le mandara la imagen en alta resolución. Cuando se enteró del interés del otro coleccionista, habló con él y llegaron a un acuerdo para participar juntos en la subasta. Pero Six lo habría engañado y habría ofrecido más para quedarse con el cuadro.

Como es de esperar, Six niega las acusaciones y dice que se trató de un malentendido. Y tal vez para acallar los rumores, en septiembre anunció haber descubierto otro Rembrandt.

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Se trata de una obra que vio por primera vez en un catálogo de una subasta en Alemania, en 2014, que muestra a Jesús rodeado de discípulos y de niños. En este caso aparecería un autorretrato del propio Rembrandt joven, en medio de las figuras alrededor del mesías.

Los expertos buscan dilucidar la veracidad de estos hallazgos y los coleccionistas, debaten al respecto.

Más allá de todo el ruido mediático, los fanáticos y el público que aprecia el buen arte ahora pueden disfrutar de lo que, al menos, podrían ser dos obras desconocidas de uno de los grandes artistas de la historia. Una oportunidad única.