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LA BENDICION, ALCALDE

La posesión del padre Bernardo Hoyos como alcalde de Barranquilla, es una luz de esperanza para redimir a La Arenosa de sus pecados clientelistas.

29 de junio de 1992

EL PRIMERO DE JUNIO DE 1992 SERA REcordado en el país porque por primera vez un sacerdote católico llega a una alcaldía. Pero posiblemente también sea recordada por los barranquilleros como la primera vez en la historia de esa ciudad que ningún político obtuvo cuotas de poder en la administración municipal. Eso es al menos lo que ha afirmado el nuevo burgomaestre de la capital del Atlántico, Bernardo Hoyos Montoya. Al parecer un alcalde que no tiene quien lo ronde. Considerado demasiado a la izquierda por sus superiores eclesiásticos y demasiado a la derecha por sus partidarios del AD M-19, Hoyos logró llegar a la alcaldía de Barranquilla con el apoyo tanto de exguerrilleros como del mayor empresario de la ciudad, el hoy senador Fuad Char. Y, lo que es más sorprendente, sin comprometerse políticamente con nadie.

Aunque hay quienes sostienen que el cura Hoyos necesitará un "milagro" para redimir una ciudad agobiada por el clientelismo, la politiquería y los peores servicios públicos del país, también es cierto que su tenacidad ha logrado vencer barreras que parecían insalvables, como el haber obtenido de sus superiores en Roma la autorización que le habían negado los obispos colombianos para actuar en política y el contar ahora con el ofrecimiento de colaboración por parte de la totalidad del Concejo Municipal. Eso sin nombrar el hecho excepcional de ser elegido alcalde popular de lo costeños a pesar de ser un cachaco nacido en Risaralda.

Con 52 años y 30 de sacerdocio dedicados a la docencia y el trabajo pastoral, doctorado en filosofía, teología y sociología en Brasil y conocedor de cinco idiomas, Bernardo Hoyos llegó en 1985 a Barranquilla en calidad de director del Centro Regional de Educación a Distancia (Unisur). Sin embargo su compromiso con los marginados lo llevó a cambiar hace ocho meses los sermones en el púlpito por los discursos en la plaza pública.

En licencia temporal de su fuero sacerdotal, como alcalde seguirá viviendo en el cuarto que tiene arrendado en una casa del barrio Don Bosco, donde todos sus vecinos son sus escoltas personales. Fue gracias a él que los habitantes de esta zona negra de Barranquilla lograron convertir el caño donde vivían, en un barrio con servicios de agua, energía, alcantarillado, vías, parques, clínica y Rincón Latino, un animado y concurrido estadero donde nació su candidatura y donde no es raro verlo los viernes en la noche bailando la puya loca o bebiendo cerveza. Pero es que el padre Bernando Hoyos es un hombre de contrastes. Por eso ahora no extraña a nadie que este salesiano rebelde que en su conversación menciona al Che Guevara y que representó la mayor victoria de la AD M-19 en la elección popular de alcaldes, haya sido el primero y el único en hablar de privatización.