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LA CAIDA DEL IDOLO

25 de julio de 1994

El juicio a O.J.Simpson, la estrella del fútbol americano acusada de asesinato, será el nuevo dramatizado de los estadounidenses.
HASTA LA SEmana anterior pocos colombianos habían escuchado el nombre de O.J.Simpson. Sin embargo, para los estadoudinenses, el drama de ese personaje tiene tal dimensión que ni siquiera tuvieron ánimos para celebrar el triunfo de su selección frente a Colombia en el Mundial. La estrella del fútbol americano ha sido acusada de asesinar a su ex esposa y a su acompañante. Su captura causó una conmoción sólo comparable con la ocurrida en Colombia hace un año, cuando René Higuita, el arquero de la selección nacional de fútbol, fue puesto tras las rejas por haber servido de intermediario en un caso de secuestro. Se trata en ambos casos de la captura de un ídolo deportivo. Y como sucedió entonces en Colombia, en Estados Unidos el hecho ocupó las primeras páginas de los periódicos y fue portada de revistas como Time y Newsweek. Pero la situación del ídolo es más dramática: Orenthal James Simpson está acusado de un delito que en el estado de California se castiga con la pena de muerte.
Simpson es, ante todo, un protagonista del sueño americano. Nació en un barrio pobre de San Francisco y su prodigiosa aptitud para el fútbol lo sacó de la miseria, convirtiéndolo en una estrella de las ligas profesionales. En los años 70 ganaba millones de dólares filmando comerciales. El primero de ellos, con la firma de alquiler de carros Hertz, le abrió, en 1975, las puertas del cine y la televisión. Simpson fue protagonista en la famosa serie Raíces y posteriormente actuó en las películas ¿Y dónde está el policía? También fue un respetado comentarista deportivo.
Por todo eso el héroe del fútbol era considerado por millones de fanáticos como un modelo de superación. Los estadounidenses coincidían en que O.J. no se había dejado perturbar por la fama y la fortuna. Pero la verdad es que no todo en su vida había sido color de rosa: tiene dos matrimonios fallidos. El primero, con Marguerite Whitley, con quien tuvo tres hijos -uno de los cuales murió en 1979 ahogado en la piscina de su mansión-. Ese año la pareja se divorció. Su segundo matrimonio fue con Nicole Brown, a quien había conocido dos años antes, cuando trabajaba como mesera de un club nocturno de Beverly Hills. Ella tenía 18 años y Simpson 30.
A los ojos del país, O.J. y Nicole se convirtieron en la pareja perfecta y felices padres de dos niños. Pero la verdad era otra. Numerosos amigos afirman que no fueron pocas las escenas de violencia derivadas de sus celos enfermizos. En 1989 Simpson, pasado de tragos, golpeó violentamente a su esposa, quien tuvo que llamar a la Policía. Cuando acudieron, la mujer salió gritando: "Me va a matar". Simpson fue condenado a una multa de 470 dólares, a 120 horas de servicio comunitario y a dos años de libertad condicional. Finalmente, en 1992, Nicole obtuvo el divorcio. A pesar de que el futbolista salió con muchas mujeres, en varias ocasiones manifestó su intención de reconciliarse con su ex esposa.
Esa no era, sin embargo, la intención de Nicole, quien comenzó a salir con amigos y a hacer deporte en un elegante gimnasio. Allí conoció a Ronald Goldman, un aspirante a actor que trabajaba como mesero. Aunque los vecinos afirman que entre la pareja no había más que una amistad, sostienen que en varias ocasiones vieron a Goldman manejar el Ferrari de Nicole. Goldman alguna vez negó que se hubiera acostado con Nicole tras argumentar: "Si O.J me pilla con ella, me mata".
El 12 de junio Nicole Brown asistió a una ceremonia en el colegio de su hija Sydney. Allí se encontró con Simpson pero se sentaron en puestos separados. Después ella fue a cómer con sus hijos al restaurante donde trabajaba Goldman. Pero más tarde lo llamó, porque había olvidado los anteojos, y él se ofreció a llevárselos. Pasada la medianoche una llamada al servicio de emergencias de Los Angeles llevó a la Policía hasta la casa de Nicole, en el exclusivo barrio de Brentwood. En el jardín encontraron dos cuerpos sin vida en un enorme charco de sangre. Según los reportes, presentaban "múltiples heridas de cuchillo". Las víctimas fueron identificadas como Ronald Goldman, de 25 años, y Nicole Brown Simpson, de 35 años.
Según Robert Shapiro, abogado de Simpson, en el momento del crimen su cliente se encontraba en su casa esperando que una limosina lo recogiera para llevarlo al aeropuerto, donde debía abordar un vuelo a Chicago. Simpson llegó a su destino a la seis de la mañana y se hospedó en el hotel O'Hare Plaza. A las 7:45 recibió una llamada de la Policía informándole de lo ocurrido. De inmediato regresó a Los Angeles, pero las autoridades ya lo tenían como el principal sospechoso del crimen. Apenas pisó tierra lo esposaron y lo llevaron para interrogarlo.
Aunque a los ojos de los estadounidenses parecía imposible que Simpson estuviera involucrado en el doble asesinato, muy pronto aparecieron serias evidencias que justificaron los cargos. Durante las pesquisas en su mansión de Los Angeles la Policía encontró un guante ensangrentado, idéntico a otro que se halló en la escena del crimen. También sangre en el timón de su auto. Y había rastros de su sangre cerca de los cadáveres y en las sábanas del hotel en Chicago. Al parecer el futbolista tenía heridas y rasguños en el cuerpo. Todo esto llevó a la inminencia del arresto.
El viernes 17 de junio, a las 11 de la mañana, cuando la
Policía llegó por Simpson a la casa de su amigo Al Cowlings, había escapado. Comenzó entonces una espectacular persecución. Simpson en la parte de atrás de la camioneta, manejada por su amigo, sostenía en una mano un teléfono celular con el que se comunicaba con un negociador de la Policía, y en la otra un revólver y una foto de sus hijos. Varios helicópteros de las cadenas de televisón los sobrevolaban transmitiendo en directo. Detrás iba una docena de patrullas con sirenas. Centenares de personas salieron a la calle para vitorear a su héroe. Finalmente llegaron hasta la mansión de Simpson, quien amenazaba con suicidarse si no le permitían hablar con su madre. Y así lo hizo. Una vez terminó la conversación, se rindió.
Luego de este espectacular primer capítulo, la ciudadanía espera ansiosa el juicio. No sólo porque existen serias evidencias que comprometen al ídolo deportivo en el asesinato de su ex esposa y su acompañante, sino también porque los juicios televisados se han convertido en la nueva entretención de los estadounidenses.-