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La esposa de Jesús

La novela estrella de la temporada retoma las teorías según las cuales Cristo estuvo casado y tuvo una hija.

2 de febrero de 2004

La cegadora ignorancia nos confunde. ¡Oh, miserables mortales, abrid los ojos!". Estas palabras de Leonardo da Vinci han hecho pensar a muchos que el gran genio del Renacimiento quería advertir algo cuando las escribió hace cinco siglos. Para el novelista Dan Brown tal sentencia aún hoy pretende revelar un secreto oculto por más de 2.000 años. Por ello el autor las incluye en su libro El código Da Vinci, que no sólo se ha convertido en un best seller con más de cinco millones y medio de copias vendidas en todo el mundo, sino en el centro de una polémica sobre principios fundamentales del cristianismo.

Aunque se trata de una novela de ficción, Brown aclara en el epígrafe del libro que "todas las descripciones de obras de arte, edificios, documentos y rituales secretos que aparecen son veraces". Además, en una entrevista sostuvo que cada página está salpicada de teorías alternativas a la verdad oficial de la Iglesia que se han ventilado durante siglos. Su protagonista es un experto en símbolos, la versión moderna de Indiana Jones, que debe encontrar el Santo Grial. Pero según el libro, éste no es la copa que Jesús usó en la última cena y que guardó su sangre, sino una mujer: María Magdalena. Y es ahí cuando la ficción se mezcla con la realidad. Para ello el autor se sirve del arte, especialmente de La última cena, el fresco de Da Vinci en el cual Jesús aparece rodeado de los 12 apóstoles. De acuerdo con la novela, quien ocupa el "puesto de honor, a la derecha del Señor", no es un hombre sino María Magdalena: "Larga cabellera pelirroja, delicadas manos entrelazadas y la curva de unos senos". Así Da Vinci habría querido revelar con su pintura que esa mujer era la esposa de Jesús y que en su vientre llevó su sangre: a su hija Sarah. Jesús no sólo habría estado casado sino que dejó descendencia, un aspecto que no menciona la Biblia.

La búsqueda del Santo Grial ha inspirado investigaciones, libros y películas. Y aunque esta versión es sólo un reencauche de viejas teorías, no deja de llamar la atención por lo que implica, así como lo hizo en su momento la cinta La última tentación de Cristo de Martin Scorsese. "Los rumores de esta conspiración han circulado durante siglos en diferentes lenguajes, incluido el del arte, la música y la literatura", explica Brown.

Sin embargo no todos se adhieren a esta teoría: "Si bien a nuestros ojos los rasgos de las pinturas de Da Vinci pueden parecer femeninos, corresponden a las características de los hombres de la época", explicó a SEMANA Patricia Emison, profesora de historia del arte de la Universidad de California. El escritor y traductor español Antonio Colinas aseguró a esta publicación que al respecto hay múltiples interpretaciones y es difícil comprobarlas: "Cuando estuve en Milán observando el fresco algunos expertos comentaron, por ejemplo, que Da Vinci había pintado a los discípulos basado en rostros de presos de una cárcel de la ciudad".

Si lo explicado en el libro fuera cierto surge la primera pregunta: ¿Por qué Da Vinci conocía el misterio? La novela cuenta que el artista perteneció a una sociedad secreta europea fundada en 1099 llamada el Priorato de Sión cuyo objetivo era (o es, según el libro) proteger de la Iglesia los documentos que demuestran que María Magdalena es el Santo Grial y que era descendiente de reyes. También tendrían por misión cuidar su tumba y la descendencia de Jesús. Su fundador sería Godofredo de Bouillon, de la dinastía Merovingia y del linaje de Jesús. Habrían sido grandes maestres del grupo a través de los tiempos figuras como Da Vinci, Sandro Boticelli, Isaac Newton y Víctor Hugo.

Si bien su libro es de ficción, Brown se preocupó por aclarar, en una página que tituló 'Los hechos', que "el Priorato de Sión es una organización real. En 1975 en la Biblioteca Nacional de París se descubrieron unos pergaminos conocidos como 'Les dossiers secrets' (los archivos secretos) en los que se identificaba a numerosos miembros". La página web del Opus Dei cita la opinión de Sandra Miesel, periodista: "El Priorato de Sión existe. Es una asociación francesa registrada desde 1956, posiblemente originada tras la Segunda Guerra Mundial, aunque clamen ser herederos de masones, templarios, etc. No es creíble la lista de maestres de la novela".

Según la leyenda de esta sociedad, María Magdalena, estaría embarazada cuando Jesús fue crucificado. Antes de morir le habría encomendado a ella, no a Pedro, "la tarea de fundar la Iglesia". La supuesta esposa de Jesús habría huido a Francia, entonces La Galia, para proteger a su hija Sarah. La descendencia de Cristo se habría perpetuado en secreto hasta que se emparentó con sangre noble y habría dado origen a la Casa Merovingia, primera dinastía real de Francia .

Un hecho histórico mencionado es el Concilio de Nicea de 325 después de Cristo, en el que el emperador Constantino decidió unificar Roma bajo el cristianismo. Al respecto uno de los personajes hace una afirmación llamativa acerca de la época: "Hasta entonces Jesús era para sus seguidores un profeta mortal. Un hombre grande y poderoso, pero un ser mortal (.) El hecho de que Jesús pasara a considerarse el hijo de Dios se propuso y se votó en el concilio". Según esta teoría la divinidad de Jesús es resultado de una votación, lo que contradice la doctrina de la Iglesia. "La dimensión divina de Jesús no es una invención del concilio. Es el mensaje fundamental de los evangelios escritos con mucha anterioridad a la reunión de Nicea: Cristo resucitó, Cristo es Dios", dijo a SEMANA Ricardo Arias, profesor de historia de la Universidad de los Andes.

La divinidad de Jesús siempre ha sido punto de debate. Brown recurre a la afirmación de que el texto sagrado omite alusiones a su parte humana, lo que sería una jugada de Constantino, quien "encargó la redacción de una nueva Biblia que omitiera los evangelios en los que se hablara de sus rasgos humanos y que exagerara los que lo acercaban a la divinidad". Según este enfoque, María Magdalena no corrió con suerte y fue denigrada. Habrían reducido su papel al de una pecadora pues su condición de esposa de Jesús no serviría a los propósitos de su deificación. Estudiosos de la Biblia consultados por SEMANA aseguran que, por el contrario, en ninguno de los evangelios se habla con evidencia de María Magdalena como una prostituta.

El autor retoma los evangelios conocidos como gnósticos, descubiertos en 1945 en un lugar de Egipto llamado Nag Hammadi, que según algunas teorías fueron escritos en la época de los primeros cristianos. De estos, Brown cita el evangelio de Felipe: "Y la compañera del Salvador es María Magdalena. Cristo la amaba más que a todos sus discípulos y solía besarla en la boca. El resto de discípulos se mostraban ofendidos por ello y le expresaban su desaprobación". El crítico español Pablo J. Ginés asegura que aunque este texto existe fue escrito "desde fuera del cristianismo" y que "mientras los cuatro evangelios canónicos son del siglo I, ningún texto gnóstico es anterior al siglo II".

Algunos críticos han asegurado que el libro incurre en errores históricos, otros concluyen que todo es ficción y que hay que leerlo como tal. A todo esto, Dan Brown tiene una respuesta: "La historia ha sido escrita por los ganadores".