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LA METAMORFOSIS DE MERYL

En su último papel, una madre acusada de la muerte de su hijo, Meryl Streep vuelve a sorprender a la crítica.

10 de julio de 1989

Su precioso pelo rubio desapareció para darle paso a un casquete de cabellos negros que la hacian aparecer más vieja. Aumentó diez kilos. Cambió su manera de caminar y su forma de hablar, también los frecuentes gestos que hace con las manos cuando está emocionada. Para que el personaje de Lindy Chamberlain fuera lo más verídico posible, habló con el modelo real, se pasó con ella varias semanas escuchándola, presenciando cómo surgía de un pasado cercano el recuerdo doloroso de una tragedia que ahora el cine se ha encargado de popularizar en todos los idiomas, con el título de "Un grito en la oscuridad".
Así es como trabaja la actriz Meryl Streep, como una auténtica fanática. Le dicen " Robert de Niro con faldas" porque es maniatica, perfeccionista y enloquece a los directores buscando todos los días de rodaje nuevos elementos para agregarle al personaje que esté interpretando. Por eso, a los 39 años de edad, ha estado siete veces postulada al Oscar, se lo ha ganado en dos ocasiones con "Kramer contra Kramer" y "La decisión de Sophie" y acaba de recibir el gran premio a su actuación, en Cannes por "Un grito en la oscuridad". Sus personajes han impactado a espectadores y críticos por igual: encarnó a la novelista Isak Dinesen, interpretó a una judía polaca enamorada de dos hombres, también apareció como la mujer separada que intenta recuperar el amor de su hijo mientras se enfrenta al marido, como la muchacha inglesa que sufre de amnesia en medio de la guerra y también interpretó a la inocente novia que se casa con un campesino que se marcha a la guerra del Vietnam.

UNA MADRE FURIOSA
Hace pocas semanas, antes del premio de Cannes, los televidentes norteamericanos volvieron a verla protagonizando un comercial cívico en el cual, sin actuar, aparece lavando unas verduras en la cocina de su casa acompañada por uno de sus hijos. Se dirige a la cámara y pregunta: "¿Saben qué estamos haciendo?" y enseguida cuenta cómo la gente que come verduras y frutas todos los días tiene que lavarlas con el fin de combatir la capa de veneno que ha recibido desde el momento en que la planta comenzó a germinar.
Meryl Streep, en medio de sus ocupaciones como actriz y productora, y como madre de tres niños que tienen 9, 5 y 2 años, se ha convertido en los últimos meses en el símbolo de la pelea que millones de madres anónimas sostienen contra el lento envenenamiento a que está sometida la población. Por eso, una mañana fue recibida en la Casa Blanca por un alto funcionario, que equivale al defensor de los consumidores, ante quien denunció una situación terrible: las frutas y los vegetales que están siendo consumidos masivamente contienen altos porcentajes de pesticidas, lo que encierra un peligro inminente para más de 22 millones de niños. De esos elementos químicos, ocho han sido señalados como cancerígenos.
Los más vulnerables a esta contaminación son los menores de seis años porque, según las estadístícas gringas, un niño de preescolar come manzanas y bebe jugo de frutas 18 veces más que un adulto. Algunos pesticidas permanecen en la corteza de la manzana y no pueden ser desalojados ni siquiera con agua caliente y jabón.
Meryl Streep, quien comenzo haciendo papeles insignificantes en numerosas obras musicales de Broadway, como chica del coro, tuvo su primer papel con la película "Julia" al lado de Vanessa Redgrave, Jason Robards y Jane Fonda; luego emergió como la novia que se casa con uno de los amigos de Robert de Niro en "El francotirador", y presencia el deterioro mental y físico de ese grupo.
Después sorprendio a todos con su personaje de "Kramer contra Kramer". Pero, como ella misma lo confiesa, es este papel, el de madre furiosa porque sus hijos están siendo envenenados con los pesticidas utilizados en las plantaciones norteamericanas, el que más le gusta porque, dice, "estoy defendiendo a ciudadanos comunes que nunca han tenido quién los represente nunca han sido recibidos por un alto funcionario ni tienen ante quién quejarse por esta situación alarmante que ha prosperado en medio de la indiferencia de muchos".
El principal alimento que Meryl Streep ha dado a sus hijos ha sido siempre la compota de manzana, preparada en su amplia cocina. El día que supo, por un estudio publicado, que esas manzanas estaban envenenadas y había que tener precauciones con ellas, montó en cólera y organizo un grupo de más de 500 airados ciudadanos y padres de familia, escribió a varios congresistas y encabezó una manifestación que recorrió algunas calles cercanas a la Casa Blanca con el fin de llamar la atención del gobierno federal. Hablo con quien tenía que hablar, grabó varios mensajes para televisión y financió una cartilla cívica que está siendo repartida en cafeterías, granjas y supermercados con recomendaciones simples para frenar el envenenamiento.

LA MEJOR EN CANNES
Mientras tanto su película "Un grito en la oscuridad", que se estrenará muy pronto en Colombia y otros países latinoamericanos, ha servido para que algunos sostengan que es la mejor actriz actual en Hollywood y que su personaje -una mujer australíana acusada de la muerte salvaje y ritual de su bebé de tres meses, en compañía de su esposo, un pastor adventista- es uno de los más completos y asombrosos de los últimos años. Ella se reunió con los protagonistas reales (la mujer estuvo cinco años en la cárcel cuando los jueces, instigados por la prensa, la condenaron por simples sospechas y sin pruebas reales del crimen, pero después pudo regresar a la vida normal) y se concentró tanto con el personaje que en Cannes todavía tenía algunos gestos de Lindy Chamberlain. Estuvo parca con la prensa y no se quedó a la ceremonia de entrega de un premio que todos habían anticipado desde la inauguración misma del festival.
Con sus actividades como defensora de los bebés envenenados con pesticidas, madre de tres hijos, con un marido que nada tiene que ver con el cine, y otras actividades, sigue estudiando los innumerables guiones que le llegan a su casa y en ocasiones dicta conferencias en facultades de arte donde los estudiantes se emocionan al tenerla tan cerca.