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LA MUJER DEL PRESIDENTE

Según los analistas internacionales Mirjana Markovic, esposa de Slobodan Milosevic, es el <BR>verdadero poder detrás del trono en Yugoslavia.

14 de junio de 1999

Si alguien ha seguido al pie de la letra la frase según la cual detrás de cada gran hombre
siempre hay una gran mujer ha sido Mirjana Marcovik, esposa del presidente de Yugoslavia, Slobodan
Milosevic. Por extraño que parezca, el hombre que tiene en vilo a la Otan no es capaz de tomar una decisión
sin consultarla con su esposa. Frente a Mira, como la llama familiarmente, el 'carnicero de los Balcanes' se
transforma en un hombre dósil y pusilánime. Aunque a primera vista Mirjana es la típica primera dama sumisa,
lo cierto es que los observadores internacionales comprometidos en el conflicto dicen que no se han dejado
engañar por su cara de 'yo no fui' y aseguran que el final de la guerra se encuentra en manos de esta
enérgica serbia ultranacionalista a la que no le tiembla la voz al afirmar que el futuro de Yugoslavia "ha de
renacer de la sangre y las cenizas". Amor de infancia El flechazo entre Mirjana y Slobodan ocurrió en 1958
cuando ambos cursaban el bachillerato en Pozarevac, una pequeña ciudad industrial cercana a
Belgrado. Al igual que Romeo y Julieta, la pareja tuvo que defender su amor a costa de sus propias
familias, ya que la madre del hoy presidente consideraba que la joven era una mala influencia para su hijo
debido a su oscuro pasado familiar. A pesar de provenir de un hogar de héroes nacionalistas _su padre,
Moma Markovic, luchó junto a las guerrillas, y su tía, Davorjanka Paunovic, fue secretaria y amante de
Tito_ Mirjana llevaba a cuestas la cruz de su madre, Mira Miletic, una rebelde que fue ejecutada en 1944 por
haber revelado a los nazis la identidad de varios líderes de la resistencia comunista. Al parecer el propio
abuelo de Mirjana habría ordenado la muerte de su hija tras acusarla de alta traición. Pero si la vida familiar
de Mirjana no era digna de admiración la de Slobodan dejaba mucho que desear. Cuando apenas era un
niño su tío favorito se voló la cabeza con una escopeta, a los 21 años tuvo que enfrentarse al suicidio de
su padre, un sacerdote ortodoxo que lo abandonó cuando tenía cinco años, y en 1974 su madre se ahorcó
con el cable de una lámpara. Dama de hierro Los yugoslavos son conscientes del poder que Mirjana ejerce
sobre su esposo y, por lo tanto, devoran las columnas que la primera dama escribe en la revista Duga ya
que esa es la única manera de saber a ciencia cierta cuál va a ser la próxima jugada del presidente.
Precisamente por consejo de Mirjana _líder del partido yugoslavo izquierdista_ Milosevic cambió sus
convicciones políticas y le apostó al nacionalismo. Según declaraciones de Phil Rees, periodista de la
BBC que realizó un documental sobre el controvertido matrimonio, durante las protestas de 1996 en
Belgrado Milosevic atravesó por un período de debilidad y estuvo a punto de ceder el poder a la oposición.
Cuando Mirjana se enteró de la actitud de su marido lo llamó inmediatamente y lo obligó a retractarse. Acto
seguido se comunicó con el jefe de la policía y le ordenó que abriera fuego contra los manifestantes.
Como el oficial se negó a cometer ese atropello a las pocas semanas fue dado de baja. La vileza de la
primera dama también ha dado sus frutos en el actual conflicto en Kosovo. Para nadie es un secreto que ella
se ha encargado de atizar el fuego con sus explosivas declaraciones. Así quedó demostrado en la
entrevista que le concedió al programa norteamericano de televisión 60 minutes, en el que aseguró que los
ataques de la Otan son similares a los de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial: "Los serbios no
serán los kurdos de Europa. No aceptarán el rol de nuevos judíos sin pelear." Así las cosas, no sería raro
que en las próximas reuniones de la Otan el tema no fuera tanto la estrategia de Milosevic como la
arrolladora influencia de Mirjana Markovic, una mujer sobre la que ya llueven acusaciones tan severas como la
de que ella podría llegar a ser la verdadera causante de la tercera guerra mundial.
Hijo de tigre
De la unión entre Mirjana y Slobodan nacieron dos hijos: Marija, de 34 años, y Marko, de 25. Este último
recorre en su Ferrari las calles de Pozarevac, lugar donde funcionan sus empresas Radio Madonna, Panadería
Madonna, Discoteca Madonna y Madonna, una compañía proveedora de Internet. Allí mismo construirá
Bambilandia, un moderno parque de diversiones al estilo gringo. Dichos negocios han surgido gracias a la
falta de competencia pues nadie se atreve a cruzarse en el camino del delfín Milosevic, un joven agresivo y
déspota que permanece armado. Durante los años más cruentos de la guerra en Bosnia Marko viajó a
Grecia, en donde, además de refugiarse, se dedicó al contrabando de alcohol y cigarrillos. Allí se ha
convertido en una figura pública debido a su afición por los botes de alta velocidad y sus dotes de
playboy. La fortuna familiar Según los analistas estadounidenses, los Milosevic son tan corruptos como
Nicolae Ceausescu y su esposa Helena, quienes gobernaron despóticamente a Rumania durante 20
años. Los acusan de buscar el lucro personal y no el bienestar de Yugoslavia. Prueba de ello es su fortuna.
Al llegar al poder Milosevic cambió su auto Zastava de fabricación nacional por un lujoso Mercedes-Benz y
dejó a un lado el vino y los cigarrillos por el whisky y los puros cubanos. Lo mismo ocurrió con su
apartamento, el cual reemplazó por una elegante mansión decorada con obras de arte y reliquias de la
realeza yugoslava. Además de las propiedades en Belgrado y Pozarevac la familia tiene una lujosa
casa-bunker en el balneario griego de Voula, en donde la mayoría de las áreas sociales, incluida la piscina,
se encuentran ubicadas en el sótano para evitar los atentados. A pesar de estas excentricidades el
enriquecimiento ilícito no se ha podido demostrar debido a que la mayoría de las propiedades están en
manos de testaferros.