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LA NOVIA BOMBA

Detras del fallido atentado terrorista de Londres contra un avión de El Al hay una terrible historia de amor

8 de diciembre de 1986

No es habitual que el terrorismo llegue a las páginas de la revista española Hola, evangelio indiscutido de la prensa del corazón, que en materia de sangre no registra nada más grave que la bofetada de alguna actriz a algún fotógrafo. Tampoco es habitual que lleguen a Hola, coto cerrado de Julio Iglesias y de las familias reinantes, las desventuras de una camarera de hotel. Las dos cosas han llegado juntas, sin embargo, en la forma de una entrevista con Ann Murphy, la muchacha irlandesa que el 17 de abril pasado fue detenida cuando iba a abordar en Londres un avión israelí con explosivos suficientes para volar a sus 375 pasajeros. Y con ello ha ocurrido algo más inhabitual todavía: Hola ha escapado a la frivolidad de los bautizos de príncipes y las vacaciones de Carolinas de Mónaco, de los divorcios de millonarios y de nietas de Franco, para escalar las cimas de la tragedia. Por considerarla de interés para los lectores de SEMANA, reproducimos a continuación extractos de la larga entrevista de Phyllis Springer con Ann Murphy, novia del periodista jordano Nezar Hindawi, por cuyo atentado fallido contra un avión de El Al, el gobierno de la Gran Bretaña acaba de romper relaciones con Siria. Hindawi ha sido condenado a cuarenta y cinco años de cárcel. Ann Murphy, quien entonces se hallaba en cinta, tiene ahora una niña de tres meses.
La primera mitad de la historia es tan prosaica como la primera mitad de una novela de suspenso. Una muchacha irlandesa de treinta años, ya quedada, llega a Londres a colocarse como camarera en el Hotel Hilton. Una amiga le presenta a un muchacho árabe, hablador y simpático, que la deslumbra: el primer amor de su vida. Queda embarazada. El le promete llevarla a casarse en Tierra Santa. Van juntos a comprar su vestido de boda en Marks and Spencer, el Tía o el Ley de Londres. Como regalo anticipado de la boda, él le da una bolsa de viaje con rueditas, para que no se canse al cargarla, embarazada como está. "Esa semana fue la mejor de todo lo que recuerdo", dice ella.
ANN-MURPHY: Lo conocí en casa de su hermano Mahmouk, a donde fui con una amiga mía y su novio Khalid. Yo estaba sentada en el coche cuando apareció él, Nezar, tan atractivo, saliendo de la casa. Después de cenar en casa de mi amiga me acompañó hasta mi casa y nos despedimos. Volví a verle poco después. Creo que volvimos a dar un paseo, y entonces me besó por primera vez. Me dijo que me amaba y que siempre me amaría, y eso me hizo sentirme muy feliz. Desde entonces nos veíamos un par de veces por semana.
PHYLLIS SPRINGER: ¿Qué tipo de vida llevaba con Nezar? Vivían juntos?
A.M.: Nunca vivimos juntos. El tenía su propio apartamento en Kensington: una sola habitación, con una cama y una mesa y una silla, un pequeño fogón y una nevera. Vivía como un hombre soltero. Algunas veces íbamos a las cafeterías cercanas. El llevaba sus libros y escribía en árabe en las mesas de la cafetería. Siempre escribía en árabe. Yo no lo entendía.
Yo no sabía lo que hacía, sólo que trabajaba para Jedid, un periódico árabe. Una vez me dio un ejemplar y me mostró su nombre al final, en inglés, y yo lo guardé de recuerdo en el armario. Viajaba bastante. A veces me decía cuándo se iba a ir y a veces se iba sin decir una palabra. Una vez me envió una postal desde Génova. Decía: "Te echo mucho de menos".
P.S.: ¿Cómo le dijo que estaba embarazada?
A.M.: El se había ido en noviembre, y me había dado un número en Alemania Occidental, y lo llamé a principios de este año. Salí a telefonear desde una cabina en medio de un frío horrible, porque no quería que la gente del Hilton oyera la conversación. Sólo le dije que quería que supiese que estaba embarazada. Era muy difícil decírselo por teléfono, porque no quería que nadie me oyera. Me contestó que quería que me deshiciese del niño, era su forma de llamar a un aborto. Tuve la impresión de que no quería al bebé, y añadió que habiamos terminado. Lloré. Estaba embarazada de tres meses y medio. Y yo no creía en el aborto, creo que es un asesinato. Dije que yo quería seguir adelante y tener el niño, con o sin él. Entonces él me dijo que esperase, que estaba en ese momento muy ocupado, pero que volvería. De alguna manera yo pensaba que volvería, y por otro lado pensaba que nunca lo volvería a ver. El siete de abril, cuando le vi a la puerta de mi apartamento, sentí un descanso, como si me quitaran un peso de encima. Yo solía ir a misa todos los días a una iglesia de Kilburn y rezar para que volviera. Quería que alguien me cogiera de la mano. Así que cuando Nezar volvió, me sentí muy feliz. Me dijo esa noche que la mejor idea era que nos casáramos. Nos iriamos a Tierra Santa a casarnos. Como católica, eso significaba mucho para mi. Nunca había pensado que visitaria Tierra Santa y me pareció maravilloso, con buen tiempo.
P.S.: ¿No le pareció extraño ir a Israel a casarse con un árabe? A.M.: No, no me pareció extraño. Sólo pensaba que era Tierra Santa. Sólo pensé que era romántico.
P.S.: ¿Qué le dijo exactamente de los planes de Israel?
A.M.: Dijo que iriamos a Israel. El eligió la agencia de viajes donde yo tenía que comprar mi billete. Me dijo que él tenía ya uno porque se lo compraban, y no me pareció raro, porque él era un periodista. Creo que era lunes catorce de abril cuando fui por mi billete. Me dio el dinero, que fueron doscientas libras, pero no entró conmigo en la agencia.
P.S.: ¿Parecía nervioso?
A.M.: No lo noté. Y yo estaba excitada. Esa semana fue la mejor de todo lo que recuerdo. Me dijo que no hablase con nadie sobre las vacaciones, que tendrían que ser una sorpresa, y se enfadó mucho al saber que se lo había contado a mi hermana. Esa noche, el miércoles, fue cuando trajo la bolsa con rueditas, para que fuera más fácil transportarla al estar embarazada, me dijo, aunque yo tenía mis propias bolsas y dije que podía usarlas perfectamente. Tenía una calculadora en la bolsa y dijo que tenía que comprar pilas para ella. Dijo que la dejara en la bolsa para dársela a un amigo allá. Estuve de acuerdo porque era pequeña y no pesaba mucho. El llenó la maleta, pues yo tenía un resfriado tremendo y estaba tomando un jarabe para la tos que me había recetado el médico.
P.S.: ¿Así que él insistió en hacerle la maleta y usted aceptó gustosa?
A.M.: Si, yo ya estaba muy gorda por el embarazo y pensé que era muy amable por su parte. El dobló mi ropa y la puso en la bolsa.
P.S.: ¿Llegó a comprar un vestido de novia?
A.M.: Me compré un vestido azul claro muy bonito. Fuimos a Marks and Spencer, pero no tenían vestidos pre-mamá. Compré un vestido de la talla catorce, con grandes hombreras. No era un vestido pre-mamá, tenía pliegues adelante y una abertura atrás. Me sentaba bien. Estaba muy contenta con mi vestido porque no era un vestido de pre-mamá. Como no estaba muy gorda, él se sorprendió y llegó a preguntarme que dónde estaba el niño. No me dejaba llevar pantalones, me decía que la cintura me apretaria mucho.
P.S.: ¿Parecía Nezar estar nervioso en el taxi? ¿De qué le habló en el camino hacia el aeropuerto?
A.M.: Parecía un poquito nervioso. El día anterior me había dicho ya que no iba a venir conmigo, que iba a ir yo sola y que luego él me seguiria. En el taxi me dijo que esperaba que no se me hubiera ocurrido tocar la bolsa. Entonces sacó unas pilas del bolsillo y las introdujo en la calculadora. Dijo que la estaba arreglando y estuvo manejándola durante unos cuantos minutos antes de volver a ponerla en uno de los costados de la bolsa. Cuando llegamos al aeropuerto de Heathrow, yo quería ir al baño y él no. Le dije que tardaria sólo un minuto. Me acompañó, sacó la bolsa del carrito y me esperó con la bolsa en la mano a la puerta del baño. Me pareció muy gentil de su párte acompañarme hasta el piso de arriba. Luego volvimos a la escalera mecánica, volvió a poner la bolsa en el carrito y volvimos al piso de abajo. Cuando llegamos al final del pasillo, me besó en las mejillas y me dijo: "Ahora, adiós".
(La Policía interceptó a Ann Murphy y a su bolsa de rueditas en los controles de rutina de pasajeros y la llevó esposada a la Comisaria del aeropuerto).
A.M.: Me mostraron una especie de objeto de plástico que había sobre una mesa y me preguntaron si lo habia visto alguna vez. Contesté que no. Que si sabia lo que era. Que no tenía ni la menor idea. Era como plástico de color marrón, con una cinta adhesiva por encima. Entonces me lo explicaron. Dijeron que eran cinco kilos de explosivos. Y quien me lo estaba diciendo era la Policía británica. Tuve una impresión horrible. Senti muchisimo miedo... me sentia tan confusa... Me preguntaron montones de cosas. Yo lloraba y lloraba...
P.S.: ¿Pensó en Nezar en ese momento?
A.M.: Si, fue entonces cuando se me ocurrió. Pensé que estaba intentando librarse de mi y del niño. Me di cuenta de que intentaba matarme. Comprendí que me había mentido.
P.S.: Usted creyó que era algo personal, quizá porque estaba embarazada. ¿No se le ocurrió pensar que podía haber otras motivaciones, por ejemplo políticas?
A.M.: ¡Oh, no! Yo de política no entiendo nada. Lo único que se me ocurrió es que era porque estaba embarazada.
P.S.: Durante su declaración ante el Tribunal, usted le gritó a Nezar su odio. Le gritó: "¡Bastardo! ¿Cómo has podido hacerme esto? ¡Que Dios me perdone, pero te odio, te odio!". ¿Se siente satisfecha de haberle dicho esas cosas?
A.M.: No, no me gusta haberle maldecido de esa manera. Nunca lo hago. No me gusta maldecir ni insultar a nadie. ¡ Pero me sentia tan frustrada! Le odiaba; si, en aquel momento le odiaba. Y a ese respecto no he cambiado de idea.
P.S.: ¿Cree que Nezar mintió ante el Tribunal cuando afirmó que la amaba y que siempre la amará?
A.M.: No lo sé, no le creo en absoluto. Debe haberse sentido mentalmente muy confundido para decir algo así. Yo nunca podría volver a amarle.
P.S.: ¿Permitirá a su hija ver a su padre en la cárcel?
A.M.: No creo que quiera verla. No, no le permitiría ver a la niña.
P.S.: ¿Cómo es ella?
A.M.: Nació el pasado 30 de julio y ya ha sido bautizada. Le he puesto nombres irlandeses, Caoimhe, Aoibhe, nombres irlandeses antiguos...