LA OLLA PODRIDA

Lo que más sorprende en torno a la vida pública y privada de Ferdinando e Imelda Marcos, es que sus biógrafos y comentaristas nunca coinciden en el retrato que hacen de una pareja que con los años, mientras atraviesa su exilio dorado y enfrenta varios procesos judiciales en Estados Unidos, parece agotar todos los recursos de la fantasía de los escritores de ficción. Nadie parece estar de acuerdo en algunos aspectos personales de Imelda ni en la fortuna que lograron sacar de su país, ni en sus verdaderas relaciones con políticos, militáres y eclesiásticos que les dieron la espalda. La anécdota que más se repite es la protagonizada por Lyndon Johnson, quien le gritó a su asistente personal: "Si vuelvo a ver a ese hijo de perra cerca de mí, te quedarás sin trabajo".

Tres libros en el mercado (The Marcos Dynasty de Sterling Seagrave; The rise and fall of Imelda Marcos de Carmen Navarro Pedrosa y Corazón Aquino: the story of a revolution de Lucy Komisar), además de numerosas obras escritas en Estados Unidos, Europa y Filipinas, entregan nuevos detalles sobre esa pareja que algunos campesinos en su país siguen vinculando con Satanás.

Lo que los biógrafos afirman con más convicción es que de los dos, Imelda era la más perversa, la más ambiciosa, la más desbocada y la que era capaz de enfrentarse a los peores opositores mientras preparaba su propio ascenso a la presidencia. Entre tanto el marido, presionado por los norteamericanos y manipulado por su mujer, iba soltando cada vez más las riendas de ese poder. Ingenua y maliciosa, retorcida y lunática, Imelda en los últimos meses del gobierno perdió completamente el sentido de la realidad y en una de sus más famosas apariciones públicas ante un grupo de obreros y campesinos, muertos de hambre y mal vestidos, trató de descalificar a Corazón Aquino con estas palabras: "Nuestra opositora es una pobre mujer, no hay que tomarla en serio. ¿Cómo tomar en serio a una mujer que ni siquiera usa maquillaje ni se arregla las uñas? Ustedes, los filipinos, siempre han amado lo bello, lo limpio, lo que es una alegría para los ojos y, ¿ cómo pueden tomar en serio a esa pobre mujer que no sabe vestirse, que lleva zapatos tan feos, ustedes que aman lo bello, que aman a Dios y por supuesto aman a Marcos?". Esto ocurría durante el proceso electoral de 1986 que acabó en fraudulenta reelección para el gobierno y rebasó la paciencia de todos.

Los tres libros traen abundantes detalles de las fiestas, orgías y celebraciones que tuvieron lugar casi todos los días, con el fin de darle al mundo una falsa imagen de normalidad. Cuatro meses después del asesinato de Benigno Aquino organizaron una fiesta que según Imelda, debía servir para perdonar y olvidar. Cory Aquino los había acusado públicamente de la muerte de su marido y rechazó la invitación, pero tres mil personas bailaron y comieron esa noche, y dicen sus amigos que Cory, con lágrimas de resentimiento, juró que se vengaría.

Las tres biografías destacan cómo las dos mujeres tienen numerosos elementos comunes en sus vidas. Imelda nació en 1929 y Cory en 1933, en medio de familias con influencia política y económica en sus regiones. Ambas se casaron con jóvenes ambiciosos que después se convertirían en líderes.

La una es vanidosa, ignorante e ingenua. La otra es rústica, poco femenina y preparada. A pesar de sus lazos familiares, a Imelda y su familia les tocó vivir en un garaje durante algunos años y esa parte miserable de su vida, según uno de los autores, explica el afán de acumulación de riquezas que siempre ha caracterizado a la esposa de Marcos. En cambio, Cory Aquino siempre se mantuvo en el corazón de esa oligarquia, educada en Estados Unidos y cuando se casó con Aquino, con frecuencia se sentía fastidiada por la presencia de líderes obreros y campesinos en su casa. Uno de los biógrafos afirma que en el fondo de su corazón, a Cory le agradaría entregar el poder tranquilamente y regresar a lo suyo, a lo que más le gusta, ser un ama de casa con su familia.

En The Marcos Dynasty se reconstruye con aterradores detalles el episodio que convirtió a Marcos en personaje al actuar al estilo de la familia Corleone: en 1935, su presunto padre, Marino, fue derrotado en su intento por ser reelegido por tercera vez a la Cámara de Representantes, por un vecino, Julio Nalundasan. Ferdinando lo esperó una noche y lo mató de dos tiros. Fue acusado de asesinato pero más tarde sobreseído por la Corte Suprema de Justicia, gracias a la intervención de un magistrado, Ferdinand Chua, a quien muchos biógrafos señalan como el verdadero padre del dictador.

Las medallas acumuladas, las relaciones con Estados Unidos, la corrupción personal, la fortuna calculada en cien mil millones de dólares (obtenida en buena parte con el saqueo al oro que los japoneses escondieron en Filipinas durante la guerra), la colección de trajes y zapatos, la crueldad con los enemigos, las mentiras al pueblo, son apenas algunos de los elementos pintorescos en la vida de una pareja alrededor de la cual ninguno de sus biógrafos se pone de acuerdo. Sigue siendo una leyenda.--