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LA PRINCESA GUAJIRA

Después de 27 años, el nombre de Colombia vuelve a oírse en las finales de Miss Universo.

25 de agosto de 1986

Como todos los años, el país se sentó frente a los televisores para ver el Concurso de Miss Universo y lo hizo, como siempre, con más curiosidad que esperanza. Esta vez el evento, que llegó a su edición número 35, se hizo en Panamá y los colombianos llegaron a la sintonía en la noche del lunes 21 de julio con el deseo anual de ver "bellezas raras" de países remotos y, en realidad, sin hacerse muchas ilusiones sobre un resultado favorecedor. Y no por escepticismo sino por realismo: en una competencia de belleza, donde participan 77 países y se juegan muchos intereses, ganar es casi una utopía porque al parecer el dinero y la política participan en silencio pero con efectividad en las decisiones finales.
Sin embargo, la belleza de María Mónica Urbina, 18 años, guajira, había por lo menos levantado la convicción de que en esta oportunidad Colombia estaba representada por una mujer exótica, morena, de ojos verdes y buen porte, características que podrían llamar la atención en medio de la multitud de candidatas. Y así pasó. La colombiana, según las informaciones internacionales, llamó la atención, pero sin favoritismos desmedidos llegó a la noche de la elección y su presentación fue sobresaliente por su belleza, por su vestido rojo y por el peinado que permitía ver los nada comunes rasgos. de su rostro. Fue ahí donde para los televidentes colombianos quedó claro que María Mónica podía ganar y el país podría volver a vivir la alegría de hace 27 años cuando Luz Marina Zuluaga trajo la corona y el cetro del certamen de belleza más prestigioso.
Pero la alegría no llegó entera. Vino fraccionada por un tercer puesto (primera princesa), después de la candidata de Venezuela, Bárbara Palacios, y de la norteamericana Crysti Finchtner. Un puesto honroso si se tiene en cuenta el número de participantes, pero para los colombianos que se entusiasmaron con el escogimiento de la candidata como una de las cinco finalistas, María Mónica debió llegar más arriba, ganarse la corona, darle al país la satisfacción y de paso, recibir 200 mil dólares, un diamante, un abrigo de visón, una lancha con motor, una prueba cinematográfica y todos los viajes que forman el paquete de premios de Miss Universo.
Afónica por tanto trajín y tantas palabras, pero feliz de regresar a Colombia y de haber quedado en el tercer lugar, María Mónica Urbina contestó a SEMANA preguntas sobre lo que casi se convierte en un completo sueño feliz.
SEMANA: Se dice que la elección de la venezolana fue injusta, que usted debió ser la ganadora. ¿Está de acuerdo?
MARIA MONICA URBINA: No. Yo creo que la elección fue justa, que cualquiera hubiera podido ganar porque las concursantes representaban muy variados tipos de belleza. Yo no iba, de verdad, con el objetivo de ganar. No pensé en que eso fuera posible. Por eso estoy muy satisfecha de haber conseguido esa posición. Además de linda, la niña venezolana es muy simpática.
S.: Se ha comentado que si las candidatas colombianas a reinados internacionales estuvieran mejor preparadas para la competencia, tuvieran más "cancha" para desfilar, para desenvolverse ante los jurados, las posibilidades de éxito seríán mayores...
M.M.U.: Esa opinión es casi una grosería... No estoy de acuerdo en absoluto... Todas las niñas de Colombia a esos reinados han ido bien preparadas, muy bien preparadas, y con lo único que no se puede contar es con el factor suerte. Si mañana me tocara volver a participar en ese concurso no cambiaría nada de lo que hice. Todo lo haría igual.
S.: Entre el Reinado de Cartagena y este, ¿cambió de vestimenta? M.M.U.: Nada de lo que llevé a Panamá lo había llevado a Cartagena. Toda la ropa fue distinta... En total fueron 21 vestidos nuevos, diseñados para la ocasión.
S.: Después de este concurso y de esa posición, ¿qué sigue para usted?
M.M.U.: Atender los compromisos que se adquieren por ser la Señorita Colombia. Los viajes, los desfiles y la ayuda a obras benéficas... Seguro que ahora se van a aumentar los contratos y entonces tendré mucho trabajo.