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LA RUBIA Y LA MORENA

Keiko Sofía Fujimori y Zulemita Menem tuvieron que asumir el papel de primeras damas a raíz del divorcio de sus padres.

27 de octubre de 1997

físicamente son diferentes: una es pelinegra y gordita y con marcados rasgos orientales. La otra es delgada, rubia y tiene un aire más latino. Se trata de Keiko Sofía Fujimori y Zulema Menem, dos mujeres que, a pesar de las diferencias físicas, tienen varias cosas en común: son jóvenes, solteras, hijas de dos presidente divorciados y las dos ejercen como primeras damas. En el Perú la gente identifica a Keiko Sofía, la hija de Alberto Fujimori, como la primera dama de Perú porque su propio padre así la designó cuando se divorció de Susana Higuchi, en 1994. En el caso de Zulemita _como cariñosamente la llaman los argentinos_ no ha habido un nombramiento oficial pero ella siempre acompaña a su padre en los viajes al exterior y en los eventos nacionales. Esta situación de primera dama les ha arrancado a ambas un pedazo de su juventud, de su tranquilidad, de sus fiestas y en especial de su intimidad. Keiko Sofía vive con su padre en las instalaciones del Servicio Nacional de Inteligencia _SIN_, en Barranco, al suroeste de Lima, bajo estrictas medidas de seguridad. Allí vive con Kenji, su hermano, ya que Hiro, el mayor, estudia en Estados Unidos, al igual que Sachi. Zulemita, por su parte, vive con su madre en el piso 15 de un edificio ubicado en la exclusiva avenida El Libertador de Buenos Aires sin tanto guardaespaldas ni medidas de seguridad. En su forma de vestir también difieren. Keiko Sofía es más recatada, sus vestidos _en tonos discretos_ van siempre abajo de la rodilla y prácticamente no se maquilla. Zulemita viste jeans pero en los actos protocolares luce atrevidas minifaldas que realzan su esbelta figura. Por los niños del PerúKeiko Sofía, de 21 años, se graduó en administración de empresas en la Universidad de Boston en junio de este año. En agosto de 1994 se hicieron públicos los problemas entre sus padres, situación que terminó en divorcio. Apenas empezaba a asimilar el golpe de la separación cuando le cayó su nombramiento como primera dama en reemplazo de su propia madre. "El divorcio nos afectó muchísimo. Pensábamos que mi mamá iba a regresar y todo se iba a solucionar, dice Keiko Sofía. Ahora estoy tranquila de saber que ambos están contentos y que pueden salir adelante con sus vidas". Hoy ella es la presidenta de la Fundación para los Niños del Perú. El trabajo como primera dama no ha sido fácil y en muchas ocasiones le ha arrancado lágrimas, especialmente cuando ve a los niños abandonados. Pero también ha tenido satisfacciones, como la ocasión en que Hillary Clinton le agradeció su espontánea participación en la reunión de primeras damas de la cumbre de presidentes que se efectuó en Miami hace un par de años.Como toda mujer joven, quiere casarse y tener hijos. Y aunque entre sus planes futuros está establecer una fundación para los niños con problemas del corazón, que en el Perú son más de 15.000, tiene muy claro que no va a seguir una carrera política. "La política influyó de alguna manera en el divorcio de mis padres y no quiero que mis hijos sufran", afirmó a la revista peruana Cosas.El estigma de 'Evita'A diferencia de Keiko Sofía, Zulemita, a sus 26 años, no ha terminado una carrera profesional. Comenzó a estudiar economía en la Universidad Argentina de la Empresa pero se retiró en 1995 luego de un escándalo propiciado por rumores acerca de que ella había hecho copia en un examen. Aunque las directivas desmintieron esta versión ella prefirió abandonar su carrera. Tras el divorcio de sus padres, en 1992, y la muerte de su hermano en 1995, quedó en calidad de hija única por quien padre y madre 'se pelean' para tenerla a su lado. La labor de las primeras damas en Argentina siempre ha sido opacada por Evita Perón, quien se convirtió no solo en el poder detrás de Juan Domingo Perón sino en quien todos los necesitados parecían encontrar un lugar en su corazón. Evita trabajó para los ancianos, los enfermos y los desprotegidos. Zulemita, por su parte, no ha cumplido con una tarea social específica y por ello el pueblo argentino la percibe solo como la acompañante del presidente Menem. Tiene muy poco contacto con la gente pese a que jamás le falla a su papá en un acto protocolar. Incluso le ha dicho que no quiere otra reelección porque no le entusiasma la idea de ser primera dama de Argentina. Ultimamente está tratando de cumplir el deseo de su hermano de ayudar a la gente necesitada. Por eso creó la Fundación Carlos Menem Yoma, que aunque no tiene sede fija ni se ha consolidado bien como institución, por el momento recibe donaciones de ropa, útiles o comida para repartirlas entre los necesitados.