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Mohamed Lahouaiej Bouhel, el asesino de Niza, mató a 84 personas. Su celular permitió a las autoridades descubrir su faceta escondida de enfermo sexual, que además consumía alcohol, drogas y comía cerdo. | Foto: A.F.P.

REVELACIÓN

La vida sexual secreta del asesino de Niza

El celular de Mohamed Lahouaiej Bouhel reveló a un pervertido sexual que seducía a hombres y mujeres. Su último amante fue un viejo pensionado de 73 años.

23 de julio de 2016

En la negra noche del 14 de julio, el mundo presenció a través del televisor la funesta obra de Mohamed Lahouaiej Bouhel. Mientras el conteo mortal subía con cada reporte de prensa que salía de Niza (Francia), el país galo se sumía de nuevo en las lágrimas. Con un camión alquilado el tunecino de 31 años asesinó 84 personas e hirió a otras 330, de las cuales aún varias siguen en estado delicado. Y apenas cayó baleado por las autoridades, se desencadenaron múltiples investigaciones para descifrar sus movimientos, conexiones y estilo de vida. La prensa francesa va revelando de a pocos las conclusiones que estas han arrojado.

Tal como Omar Mateen, el hombre que en la noche del 12 de junio mató a 49 personas en un bar de Orlando (Florida), el asesino del día de la Bastilla llevaba una doble vida. Era un hombre casado, con tres hijos, pero llevaba un tiempo alejado de su familia. Esto no sorprende si se toma en cuenta que en varias ocasiones agredió físicamente a su mujer y a su suegra. Así pues, lejos de la esposa de quien se estaba divorciando y de los hijos a los que veía esporádicamente, Bouhel frecuentaba páginas de citas en internet y aplicaciones desde su teléfono móvil en búsqueda de parejas masculinas y femeninas por igual. Era un hombre bisexual con una vida sexual bastante activa.

Bouhel guardó en su teléfono fotografías y videos comprometedores con las parejas con las que tuvo encuentros sexuales. Las autoridades interrogaron a varias mujeres y varios hombres, incluido un pensionado de 73 años al que señalan como su principal amante. El fiscal a cargo del caso, François Molins, no reveló la identidad del jubilado pero sí informó que los otros indagados describieron al asesino como un “sádico violento” y un “maniático sexual”.

El teléfono celular permitió a las autoridades dar con el paradero de siete personas que, se cree, le ayudaron en su ataque. Entre estas, una pareja de albaneses que le habría suministrado un arma. Todas están arrestadas. Pero más importante aún, permitió deducir que Bouhel siguió de cerca los pormenores de la matanza provocada por Omar Mateen, un hombre dos años menor que él, también casado y también padre de familia. Alguien, que como él, había escondido su gusto por los hombres.

Y mientras Mateen declaró su afiliación a Isis cuando acababa con la vida de sus víctimas, Bouhel se transformó al radicalismo de forma acelerada. Desde Túnez, su tío Sadok Bouhel aseguró que Mohamed había sido adoctrinado dos semanas atrás por un miembro argelino de Isis, y añadió que antes de esto “no rezaba, no iba a la mezquita y comía cerdo”. Su barba creció de repente y se incrementaron sus búsquedas en internet sobre ataques, decapitaciones y violencia. Las autoridades no han confirmado ni descartado la existencia de este adoctrinador argelino. El análisis del celular también permitió concluir que Bouhel, contrario a lo que dicta su recién adoptado islamismo, era adepto a las drogas y al alcohol.

Descaradamente, Mohamed Lahouaiej Bouhel aprovechó para tomarse una selfi justo antes de acabar con la vida de casi una centena de seres humanos. Envió la foto a familiares en Túnez. Para eso también sirvió el teléfono.