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LA VOZ DE LA CONCIENCIA

DESDE SU COLUMNA DOMINICAL DE 'EL TIEMPO', EL PADRE ALFONSO LLANO ESCOBAR SE HA CONVERTIDO EN EL ZANCUDO EN EL OIDO DE LA CLASE DIRIGENTE.

11 de marzo de 1996

Hasta hace dos meses la columna habitual del padre Alfonso Llano Escobar en El Tiempo había sido para muchos algo así como la guía espiritual de aquellos católicos que preferían un sermónleído en mitad del desayuno al rito obligado de la misa dominical. Pero cuando a comienzos de diciembre el padre Llano empezó a decir en su espacio que ante la crisis actual del país el pueblo se estaba comportando cual rebaño de borregos y que el conformismo colombiano rayaba en la estupidez, entre otras cosas, muchos de sus lectores comprendieron que los escritos del padre eran algo más que un sermón exclusivamente religioso.Y es que a medida que ha ido aumentando la crisis desatada por el proceso 8.000 y la infiltración de dineros del narcotráfico en la campaña presidencial de Ernesto Samper, los comentarios del padre Llano se han ido convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza no sólo para muchos integrantes de la clase dirigente del país, sino para el propio director del periódico, Hernando Santos, quien tiene que lidiar las tormentas morales desatadas desde la columna del jesuita y en más de una ocasión le ha tirado las orejas desde las páginas editoriales del diario. Lo más curioso es que el padre Llano no ha necesitado meterse en linderos que no le corresponden para expresar con franqueza sus opiniones frente a la crisis. En sus artículos nunca utiliza nombres propios y prefiere tratar conceptos morales universales que comentar situaciones particulares. Pero nada de esto excluye que su mensaje sea directo para quienes sienten que les toca plantarse el guante. Tanto, que cuando en su columna del 4 de febrero, entre sus cavilaciones acerca del bien moral y la Verdad, el padre Llano soltó frases como "la voz de la conciencia es el peso de la verdad" y "la verdad pesa sobre mi conciencia y no me abandona un segundo, así me empeñe en negarla, diciéndome a mí y a los demás: soy inocente; cuando a la hora de la verdad, mi conciencia y mi Dios saben que no soy inocente y que oculto la verdad", muchos entendieron que sus insinuaciones iban dirigidas no sólo a la comunidad cristiana en general sino a un receptor que tenía nombre propio: Ernesto Samper.Los comentarios morales del padre Llano han herido tantas susceptibilidades que hay quienes lo han incluido en el grupo de los conspiradores contra el Presidente. Pero más allá de estas acusaciones, ante las cuales el padre se ha defendido diciendo que él no conspira contra el Presidente sino contra la corrupción, la verdad es que este jesuita antioqueño, dedicado toda su vida al estudio de la moral en su sentido más profundo, se ha transformado en el zancudo en el oído que está provocando más de una desvelada.