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Quienes quisieran tomarse fotos con Hillary debían esperar agrupados y organizados en un determinado lugar antes de que ella llegara. | Foto: EFE / EPA / Michae Reynolds

ESTADOS UNIDOS

Las exigencias de Hillary Clinton

Sus conferencias tienen un ‘precio especial’ de US$ 300.000. Pero esa solo es la primera condición.

4 de diciembre de 2014

La universidad de California en los Ángeles (UCLA) contactó recientemente a la exsecretaria de Estado para que diera una conferencia. La primera sorpresa de los organizadores fue el precio: 300.000 dólares, teniendo en cuenta que esa es la ‘tarifa especial’ para universidades públicas. Ese valor supera el que cobra su esposo, el expresidente Bill Clinton.
 
Pero además de alojarse en un hotel cinco estrellas y de viajar en jet privado, las exigencias fueron más allá. La universidad tenía planeado reconocer a la señora Clinton con una medalla, que dejó claro que prefería que se la entregaran en una caja y no se la pusieran.

La probable candidata a la presidencia en el 2016 exigió que en el escenario hubiera, en un determinado orden: rodajas de limón, agua a temperatura ambiente, una jarra de agua caliente, una taza de café y cierta cantidad de hummus.

Además, pidió sillas con dos largas almohadas rectangulares en el espaldar y cojines extra que se mantuvieran tras el escenario en caso de que la exsecretaria de Estado necesitara estar más alta. Los organizadores del evento discutieron arduamente sobre el color y el tamaño de las sillas, según informa el Washington Post.

En cuanto a su exposición, la ‘diva de las conferencias’, como algunos la han llamado, rechazó el podio que ofreció la universidad y pidió otro especial. Además, dejó claro que solo se podría subir a las redes un video de su conferencia de dos minutos con los momentos más relevantes.

Quienes quisieran tomarse fotos con Hillary debían esperar agrupados y organizados en un determinado lugar antes de que ella llegara.  “A ella no le gusta esperar parada a para tomarse fotos con la gente”, advirtió uno de los miembros del equipo de seguridad.

Para recuperar algo de los gastos en los que incurrió, la universidad tuvo que recortar los puestos gratis para los estudiantes y cobrar las boletas del resto de los asistentes por 250 dólares.

Con estas exigencias las críticas no se hicieron esperar. La opinión pública estadounidense señaló a la señora Clinton de parecerse más a una actriz de Hollywood que a una futura servidora pública.