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A LAS GRANDES LIGAS

Con su nombramiento en la junta de la Oxy, Rodolfo Segovia se convierte en el primer colombiano que ocupa un cargo tan importante en Estados Unidos.

30 de mayo de 1994

PARA MUCHOS, LA IMAGEN DE QUIENES toman asiento en la junta directiva de una poderosa multinacional con sede en Estados Unidos es la de unos gringos adinerados, canosos, con diplomas de las universidades más prestantes de Norteamérica, y curtidos de experiencia en el sector público y en la empresa privada. Por eso no es fácil prever que un colombiano pueda llegar a un cargo de tanta importancia. Y menos aún a convertirse en uno de los 13 directivos de la empresa que, según la revista Fortune, ocupó en Estados Unidos el puesto 64 durante 1993, con ventas por 8.116 millones de dólares.
Sin embargo, esto fue precisamente lo que sucedió el viernes de la semana pasada en Westwood, un suburbio de Los Angeles (California), cuando los accionistas de la Occidental Petroleum Company eligieron como miembro de su junta directiva a Rodolfo Segovia Salas.
Aunque a primera vista la escogencia de este barranquillero de 57 años, casado y con tres hijos parece curiosa, lo cierto es que por su trayectoria no resulta extraña. Segovia tiene experiencia no sólo en el sector privado, pues se desempeñó en cargos gerenciales en Petroquímica del Atlántico S.A. durante 17 años, sino también en el público, ya que fue presidente de Ecopetrol de 1982 a 1985, ministro de Obras Públicas y Transporte de 1985 a 1986, y obtuvo una curul en el Senado en las elecciones de 1990.
A lo anterior se suma el hecho de que la mayor parte de su formación universitaria se llevó a cabo en Estados Unidos. Una vez culminó el bachillerato en el Colegio San José de la capital del Atlántico, Segovia terminó ingeniería química en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y luego hizo un posgrado en historia latinoamericana en la Universidad de California, en Berkeley. Más tarde acudió al instituto IRFED, de Francia, donde realizó un curso de economía.
El desafío que le espera en los tres años que dura su período como directivo de la Oxy no es sencillo. De ahora en adelante deberá viajar cada dos meses a California, a la reunión de la junta, para discutir sobre el futuro de la empresa, que, según Fortune, el año inmediatamente anterior descendió ocho casillas en el listado de las más grandes de Estados Unidos con respecto a 1992. En esas reuniones estará hombro a hombro junto a personajes de la talla de John W. Kluge, el presidente de Metromedia Company, una organización muy próspera en el sector de las telecomunicaciones, y del ex senador por Tenesee Albert Gore, padre del actual vicepresidente de Bill Clinton.
Para algunos analistas, con esta escogencia la Oxy ha demostrado nuevamente el interés por su campo de Caño Limón y por el futuro petrolero de Colombia. Y ha puesto a un colombiano a jugar en las grandes ligas del sector privado de Estados Unidos.