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Las novias de Obama

Hace 30 años, cuando Barack Obama no era el hombre más poderoso del mundo, pasaba sus domingos recostado en una silla, sin camisa, fumando y tomando café mientras resolvía el crucigrama de The New York Times.

5 de mayo de 2012

Hace 30 años, cuando Barack Obama no era el hombre más poderoso del mundo, pasaba sus domingos recostado en una silla, sin camisa, fumando y tomando café mientras resolvía el crucigrama de The New York Times. Era encantador, sensual y seductor, pero al mismo tiempo frío, distante y controlador. Así lo describe en su diario Genevieve Cook, la hija de un diplomático australiano que fue su novia en 1983. Hoy sus memorias hacen parte de la biografía Barack Obama: The Story, que será publicada en junio y de la cual la revista Vanity Fair publicó un fragmento en su nuevo número. Según Genevieve, estaba fascinada por la inteligencia de Obama y la intensidad de sus discusiones, pero con el paso del tiempo se desilusionó. “¿Por qué actúa como un viejo a los 22?”, anotó. El libro también recopila las cartas que Obama le escribía a su primera novia, Alex McNear, con quien sostuvo una relación a distancia. Obama le escribía cartas en las que discutían sobre literatura y filosofía y le contaba sobre la batalla interior que libraba consigo mismo. Él, criado en Hawái e Indonesia, con sus antepasados en Kansas y Kenia, se sentía como un forastero sin raíces y se atormentaba por ser demasiado blanco. Más tarde, Obama describió este romance como “el baile de la cercanía a través del lenguaje”. Sin embargo, ni Alex ni Genevieve fueron su verdadero amor. Lo encontraría en Chicago años después cuando conoció a Michelle Robinson. Hoy la pareja tiene dos hijas y en septiembre celebrarán 20 años de matrimonio.