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Las reinas de Internet

Arianna Huffington y Tina Brown, las creadoras de dos de los blogs más leídos en el mundo, tienen vidas sorprendentemente paralelas.

9 de abril de 2011

Cuando Arianna Stassinopoulos y Tina Brown estaban incursionando en el periodismo, ya demostraban que eran muy hábiles para socializar y ser el centro de atención de las fiestas. En una ocasión, Marie Brenner, colaboradora de la revista Vanity Fair, fue testigo de cómo el exprimer ministro británico Edward Heath entró directamente a saludar a las jóvenes columnistas antes que a la legendaria presentadora de televisión Barbara Walters y al líder de los Rolling Stones, Mick Jagger, en una reunión organizada por un reconocido editor inglés. Por eso ahora que ellas son las anfitrionas de algunas de las fiestas más exclusivas del mundo, no es raro que Tony Blair, también exjefe de gobierno del Reino Unido, afirme que quien recibe una invitación de estas mujeres es porque ya es "alguien" en la sociedad.

Esa facilidad que siempre han tenido para hacer contactos, sumada a su ambición y afán de figurar, las han convertido en las reinas de los medios digitales. Son dueñas y creadoras de dos de los blogs más exitosos en Internet: Arianna, de The Huffington Post, un periódico liberal que tiene alrededor de 30 millones de usuarios al mes y que dentro de poco podría superar al más visitado, The New York Times y Tina, de The Daily Beast, una página que ha logrado atraer cinco millones de internautas en menos de tres años y hoy es una de las principales fuentes de noticias en Estados Unidos. En poco tiempo se han convertido en dos de las mujeres más poderosas del planeta y, aunque ellas aseguran que son buenas amigas, quienes las conocen dicen que están ensañadas en una dura batalla por prestigio y lectores.

 "Ambas son famosas y tienen orígenes similares: nacieron fuera de Estados Unidos y estudiaron en el Reino Unido -dijo a SEMANA Kurt Andersen, escritor y amigo de Arianna y Tina-. Además son contemporáneas y trabajan en la misma industria. Lo extraño sería que no fueran rivales". Durante los últimos meses la competencia se ha hecho más evidente y cada una ha protagonizado movidas audaces: Tina se alió con Newsweek y ahora, además de dirigir el Beast, también es la editora de esa revista, que venía en declive. Arianna, entre tanto, logró vender su página, por la que nadie daba un peso al principio, al gigante de contenidos en Internet AOL, por 315 millones de dólares.

 Ninguna se quiere quedar atrás. En 2008, tres años después de que Arianna fundó su portal, Tina inauguró el suyo. Están entre los medios más leídos en el planeta y ambos cuentan con una plantilla de colaboradores y columnistas de primera línea: en el HuffPo han escrito desde Obama hasta la diseñadora Donatella Versace, y en el Beast, desde Blair hasta la poetisa Fatima Bhutto.

 El interés de estas dos visionarias por todo lo que tenga que ver con los medios surgió desde que eran muy pequeñas. El papá de Arianna fue, en Grecia, el editor de un periódico de resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, y el de Tina, productor de cine. Aunque crecieron en ciudades diferentes -Arianna nació en Atenas en 1950 y Tina en Maidenhead, un pueblo cerca de Londres, en 1953-, ingresaron a las universidades más prestigiosas de Inglaterra. Después de que los padres de Arianna se divorciaron, la niña vio una foto de Cambridge en una revista y se obsesionó con estudiar allá. A los 16 años presentó el examen de admisión y ganó una beca en Economía. Tina, tras ser expulsada de tres colegios porque era muy rebelde, se decidió por Literatura Inglesa en Oxford.

 Ambas siempre se caracterizaron por ser buenas estudiantes. Arianna, por ejemplo, se convirtió en la tercera mujer en dirigir The Cambridge Union Society, una prestigiosa comunidad de debate de la universidad. Tina ganó varios premios de periodismo y llevó a las tablas una pieza de teatro que escribió a los 20 años. Desde entonces se convirtieron en asiduas colaboradoras de diferentes publicaciones y a mediados de los setenta se trasladaron de sus respectivas ciudades universitarias a Londres.

Como si no bastaran las coincidencias, allí las dos se enamoraron de sus mentores: Arianna, del célebre columnista Bernard Levin y Tina, del editor del periódico The Sunday Times, Harry Evans. La relación de la primera fracasó porque Levin no quería casarse, mientras que la de Tina terminó en el altar. Las jóvenes escritoras ya se habían conocido en una fiesta, pero fue gracias a Evans que consolidaron su amistad, pues él compró los derechos de una biografía sobre la cantante de ópera Maria Callas escrita por la periodista griega, que de inmediato se convirtió en un best-seller. Arianna siempre le agradeció que hubiera creído en ella cuando apenas empezaba, y por eso en una entrevista reciente admitió que gran parte de su éxito se lo debe, paradójicamente, al esposo de su supuesta enemiga.

Después de permanecer un tiempo en Londres, dieron el salto a las altas esferas de Nueva York. Al principio a Arianna le costó trabajo entrar a ese mundillo, pues muchos creían que era una "levantada". Sin embargo, pocos meses más tarde logró hacerse amiga de medio Manhattan. "Se ha convertido en tiempo récord en una 'socialite del East Side' sin ser rica ni ostentar ningún título nobiliario", comentó New York Magazine. Tina llegó a la Gran Manzana en 1984, cuando le ofrecieron ser la editora de Vanity Fair. No tardó en demostrar su talento y disparó las ventas de 225.000 ejemplares a más de un millón.

Tina reconoce que no fue fácil. "Soy una inglesa que llegó a Estados Unidos a tomar trabajos editoriales de primera. Claro que hay resentimiento", suele decir. Luego de Vanity Fair, dirigió con éxito el semanario The New Yorker. Quienes han trabajado a su lado aseguran que es una mujer inteligente, pero capaz de pisotear al que sea con tal de conseguir lo que quiere. "Tiene el coraje de su propia ignorancia. Si no sabe algo, lo busca. Por eso es tan buena editora", afirma un colega. Pero otros creen lo contrario y la llaman "Stalin en tacones".

 Mientras Tina se abría camino en los medios, Arianna cumplía su sueño de tener una familia tradicional. Se casó con el petrolero millonario y representante por el partido republicano Michael Huffington, en 1986, pero se separó de él 10 años después. Al poco tiempo Huffington declaró que era bisexual. Entonces la griega se volvió militante de ultraderecha y lanzó Resignation.com, un sitio web en el que pedía la renuncia del presidente Bill Clinton. Su romance con la política acabó en 2003, cuando perdió la gobernación de California con el actor Arnold Schwarzenegger. En ese momento Tina también se estaba recuperando de su primera gran derrota profesional: Talk, la publicación que le ofrecieron presidir después de dejar The New Yorker, cerró con pérdidas por más de 50 millones de dólares.

A pesar de los fracasos simultáneos, no tardaron en aparecer en escena de nuevo. Arianna se volvió activista del Partido Demócrata y Tina entendió que había llegado la hora de abandonar los impresos. Desde que lanzaron sus sitios web la prensa no ha parado de compararlas. A veces resulta inevitable: tienen la capacidad para convocar en sus fiestas y en sus páginas a figuras tan disímiles como el exsecretario de Estado Henry Kissinger, la cantante Madonna o el actor Robert De Niro, y se han ganado la fama de ser las mejores editoras. Y, en últimas, las dos saben que no hay nada que genere más titulares que dos gurúes de la blogosfera enfrentadas por poder: "Nadie habla mal de los editores de otros medios -admitió Tina al periódico The Guardian-. Supongo que es porque a la gente le gusta ver a dos mujeres peleando".