Home

Gente

Artículo

LLEGO LA CUCHILLA

A juzgar por las frecuentes cirugías plásticas de los galanes del cine, en Hollywood la competencia está cada vez más dura.

22 de agosto de 1994

CON LA MISMA facilidad que actores y actrices cambian de papel, parecen cambiar hoy de look. Y ellos, al igual que ellas, hacen frecuentes visitas al cirujano plástico. Pero no se trata sólo de vanidad. La principal razón que lleva a las estrellas del cine a recurrir al bisturí es la de sentirse a la altura de sus congéneres más jóvenes.

Hace unos años, el envejecimiento de los actores era visto en una forma más natural, y los libretos se iban ajustando a los cambios que sufría su apariencia con el paso de los años. Pero esos eran otros tiempos. Hoy quizás Marlon Brando sea la única estrella del cine que se dé el lujo de obtener papeles sin tener que preocuparse por borrar arrugas o lucir una esbelta figura para atraer la atención de los directores. Algunos van por el camino de Michael Jackson, quien lleva tantas cirugías que no parece ni pariente de su propio retrato de hace 10 años. Pero aunque no todos llegan a este extremo, trabajar en el mundo del espectáculo tiene una gran exigencia: nadie quiere ver rostros ajados ni figuras fofas. Ya no basta simplemente con ser un excelente actor; también se necesita lucir atractivo y lo más juvenil posible para poder competir. Y esto, inevitablemente, conduce al quirófano.

Testimonio de ello es la comparación de fotografías de varias luminarias de Hollywood. Hasta el rudo Arnold Schwarzenegger, que tiene uno de los físicos más envidiados del celuloide de acción, ha tenido que poner su rostro en manos del cirujano. Y de estos sacrificios de la vanidad también pueden dar cuenta actores de la talla y la seriedad de Al Pacino o de Dustin Hoffman. Pero quizás el actor que más cortes ha sufrido es Burt Reynolds quien, en opinión de los expertos, luce más estirado cada año. Sus reparaciones -al menos cuatro- no sólo incluyen costosos injertos de cabello sino varios estiramientos del rostro. Gracias al bisturí, mientras sus admiradores envejecen, ellos lucen cada vez más jóvenes. Y ese es un requisito para permanecer en ese exigente mundo del estrellato.