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LO QUE VALE CASAR A UNA INFANTA

Como a todo papá, al rey de España le costó un dineral casar a su hija, la infanta Elena: 450 millones de pesos.

17 de abril de 1995

NO HAY PADRE que se resista ante este acontecimiento. El matrimonio de una hija es el día de echar la casa por la ventana. Este es quizás el único evento ante el cual los padres solicitan créditos sin discusión y piden sobregiros sin dolor. Y el rey de España no es la excepción. A pesar de que Juan Carlos de Borbón afirmó': hace unos días: "Será una boda sencilla y mientras menos invitados mejor. La pago de mi bolsillo", la verdad es que también echó el palacio por la ventana el sábado con motivo del matrimonio de su hija mayor Elena con Jaime de Marichalar.
A pesar de tratarse de una de las casas reales más discretas de Europa, la verdad es que el evento ameritaba el gasto y el fasto. Se trataba no sólo de la 'boda del siglo' en España -el primer matrimonio real en los últimos 90 años- sino del matrimonio de la primogénita de los reyes, a quien muchos ya daban por solterona. Por eso, a pesar de la advertencia de los monarcas de ajustarse a los tiempos de austeridad, la boda de Elena le costó al rey un buen dineral. Y para pagarlo, Juan Carlos de Borbón debió tomar una buena tajada de los 150 millones de pesetas que componen su presupuesto de gastos de representacion.
Según las cuentas que han sacado las publicaciones españolas, el rey tuvo que desembolsar 65 millones de pesetas, es decir alrededor de 450 millones de pesos, por concepto del alojamiento de sus parientes, una cena para los monarcas invitados, las flores que adornaron todos los lugares que los novios pisaron durante dos días y el gran banquete nupcial.
Las cuentas que se han hecho son las siguientes:
* 1.500.000 de pesos (220.000 pesetas) por un centenar de invitaciones para el espectáculo ecuestre de La Maestranza, a razón de 15.000 pesos (2.200 pesetas) por persona.
* 32.000.000 de pesos (4.500.000 pesetas) por la cena para 500 invitados de la realeza europea y de las familias, celebrada en el palacio de Villamanrique.
* 125.000.000 de pesos (18.000.000 de pesetas) por los adornos florales con que se decoraron el Hotel Alfonso XIII, la plaza de toros, el palacio de Villamanrique, las calles de Sevilla, desde el Alcázar hasta la catedral, y el arreglo de la catedral.
* 140.000.000 de pesos (20.000.000 de pesetas) por el alojamiento, durante cuatro días en el Hotel Alfonso XIII de los parientes cercanos del rey.
* 154.000.000 de pesos (22.000.000 de pesetas) por el banquete nupcial en los Reales Alcázares para 1.500 invitados (El costo por cubierto se calcula entre 5.000 y 15.000 pesetas).
Estos son apenas los gastos del padre de la novia. Como se sabe, la boda de la infanta ha generado toda una parafernalia que incluye desde souvenirs para los turistas hasta las obras de adecuación del casco antiguo de la ciudad.
Pero casar a una infanta no es cosa de todos los días. Por eso la boda que ha ocupado las páginas de las revistas los últimos meses se constituyó también en una maratónica jornada para los contrayentes, los suegros y los invitados. Las fiestas por el casamiento de la infanta comenzaron desde la víspera, con un espectáculo ecuestre en la plaza de La Maestranza. En la noche se realizó una cena privada en el palacio de Villamanrique, ofrecida por el rey para 500 personas, entre las cuales se contaban exclusivamente las familias de los contrayentes y los invitados de las casas reales de Europa. Al día siguiente se realizó la anunciada boda en la catedral de Sevilla, y luego los novios y sus 1.500 invitados se dirigieron al banquete nupcial en los Reales Alcázares. Y dos días de fiestas pueden dejar no sólo agotado sino también en bancarrota hasta a un rey.