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¿LOS VISTE?

En la pasada entrega de los Oscares se destapó la batalla secreta que se libra entre los grandes diseñadores por vestir con sus modelos a las estrellas del cine.

1 de mayo de 1995

LOS DISEÑADOres de moda siempre se han casado con las estrellas del cine. Y en una época esas uniones duraban toda la vida. La hermosa Audrey Hepburn tuvo una unión feliz con Givenchy, de quien fue durante cuatro décadas su modelo favorita. Igual sucedió con Grace Kelly, quien al parecer le fue más fiel al famoso modisto que a su marido, el príncipe Rainiero. Catherine Deneuve es otra actriz que ha impuesto su estilo y elegancia de la mano de un solo diseñador, Yves Saint-Laurent, su gran amigo. Pero esas eran otras épocas. Hoy, al igual que sucede con los matrimonios de Hollywood, las uniones de la moda no duran mucho. Y más que una elección de afinidad, es un matrimonio de conveniencia.
Es por eso que ahora, como nunca antes, las grandes firmas de la moda están librando una batalla para vestir a las estrellas. El objetivo son los presentadores y los actores y actrices nominados a premio de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood. Y aunque la campaña para cazar estrellas dura todo el año, en la cercanía de la ceremonia de entrega la obsesión por vestirlos desata una verdadera guerra. La razón es obvia: para un diseñador, cualquiera que sea, vestir a una figura de esa noche vale más que una vida dedicada a mostrar sus creaciones en una pasarela. Esa alfombra roja de 80 metros por la que desfilan los artistas cada año, desde la puerta de la limusina hasta la entrada del teatro, es considerada la más exclusiva muestra de moda. Se trata de un espectáculo que es visto por mil millones de personas en 125 países. Por consiguiente, quien logre ponerle su diseño a un ganador del premio también puede decir que se ganó el Oscar.

ATRAPE UNA ESTRELLA
En la pasada entrega, hasta los pies de Tom Hanks estaban cotizados. Durante meses los fabricantes Hush Puppies le siguieron los pasos para convencerlo de subir al escenario calzando sus zapatos. Calvin Klein estuvo todo el año tratando de conquistarse al actor de Forrest Gump para colgarle el esmoquin en la noche de entrega de su premio como mejor actor. También hubo un gran revoloteo alrededor de Jessica Lange, ganadora del premio a mejor actriz, por quien pelearon, durante meses, Calvin Klein y Giorgio Armani. El primero ya tiene en sus filas a Goldie Hawn, Uma Thurman y Jessica Lange, quienes llevaron sus prendas en los premios Globo de Oro de este año.
En cuanto a Armani, se anotó un hit al haber reclutado este año a la difícil Jodie Foster. Los éxitos del diseñador italiano en la entrega de premios de Hollywood ha sido tal que hoy sus rivales critican la 'armanización' del Oscar. Esto se debe a que él tiene reclutadas a actrices de la talla de Glen Close y Emma Thompson; pero además le ha apostado a mujeres feas y de mal gusto como Whoopi Goldberg, quien hoy luce presentable gracias a sus modelos. Para rematar, Armani también le puso su esmoquin al presentador David Letterman.
Pero otros tampoco pueden quejarse. Gianni Versace viste siempre para esa noche a Stallone, un actor que, gane o no, invariablemente es enfocado por las cámaras. También logró ponerle esta vez un traje suyo a Morgan Freeman, nominado como mejor actor secundario, y al director Quentin Tarantino. En cuanto a Valentino, el modisto favorito de Sofía Loren, es hoy también el hombre que viste a Sharon Stone, Debra Winger, Nicole Kidman, Elle MacPherson, Rita Wilson y Joan Chen.
No es raro que en la mañana del Oscar una actriz tenga cinco vestidos para escoger. Y no de su ropero, sino de los más grandes modistos, los cuales les son enviados completamente gratis (ver recuadro). La actriz Jamie Lee Curtis asegura que desde el momento en que fue elegida para actuar en la ceremonia fue también víctima del acoso de por lo menos media docena de diseñadores. Y en esta guerra también entran los hombres. Si este año se pelearon por ponerle los zapatos a Tom Hanks, el año pasado el actor de Filadelfia fue literalmente bombardeado con fracs de seis diseñadores distintos.

UNA NOCHE NO BASTA
Todos saben que una de sus creaciones colgada en uno de ellos y observada por millones de personas en el mundo es la mejor inversión publicitaria que puede hacer. Y eso parece justificar los ingentes esfuerzos que hacen, no sólo por vestirlas sino por acertar en el premio. Porque lo que importa no es a cuántas personas vista sino a quién viste, como probó el año pasado la diseñadora Vera Wang, quien gastó 25.000 dólares en el traje que lució la noche de entrega del premio Holly Hunter, quien obtuvo esa noche el Oscar a la mejor actriz. Y otro tanto había invertido en el atuendo de Marisa Tomei, presentadora en la céremonia. La diseñadora asegura que ella no es una acosadora de estrellas,"con una que los luzca es suficiente. Yo no puedo darme el lujo de vestir a 30 personas".
Pero vestirla una noche no basta. El ideal de todo diseñador es encontrar su media naranja en moda. Y eso no se logra de la noche a la mañana. Algunos, discretos y conservadores como Escada, han entrado al juego recientemente. "Nos dimos cuenta que podíamos caminar por la alfombra roja con Valentino y Armani", dice Sandra Graham, directora de la casa alemana. Y su norma es la elegancia, por eso más que asedio recurren a la invitación elegante y discreta. Otros, por el contrario, recurren a todo tipo de artimañas para seducir a las estrellas (ver recuadro). Una de ellas es regalarles la ropa, lo cual funciona no sólo para darse el pantallazo en cuerpo ajeno, sino para establecer una relación sólida, en la que la elegida venda la idea de lealtad con su modisto más allá de la noche del Oscar. Quienes han escalado un puesto en el cine saben que eso significa vestidos de gala y accesorios de pies a cabeza gratis. Y no de parte de modistos principiantes. Los más exitosos diseñadores del mundo están dispuestos a mantener el ropero de las actrices, no solo en la noche de los premios sino también en la premier de películas y en sus aparición en televisión.
Pero no se trata de una cuestión de amistad. Hoy la norma es atraparlas ofreciendo incentivos económicos. "Los diseñadores hacen cualquier cosa para que las celebridades lleven sus creaciones", dice un conocido publicista de Hollywood. Y los rumores acerca de contratos y dineros rondan por todos lados. "A veces los famosos reciben dinero, pero además cantidades exorbitantes de ropa que prometen llevar en los eventos públicos por un determinado tiempo ".
A un costo de 10.000 ó 20.000 dólares por vestido, los más jóvenes modistos no pueden competir. "Nos fascinaría que la gente famosa usara nuestra ropa -dice Nina Santisia, de Isaac Mizrahi-, pero no podemos regalarla". Sin embargo, sí pueden prestarla. Este año la organización de Donna Karan puso a disposición de Steve Tisch, productor de Forrest Gump, dos esmóquines, uno para la entrega de los Globos de Oro y otro para la ceremonia del Oscar. Donna Karan también le prestó a Natasha Richardson un vestido para el Oscar del año pasado.
Otros diseñadores, sin embargo, se rehúsan a entrar en este juego. Todd Oldham, quien hizo el vestido de Cindy Crawford para los premios MTV de música, lo considera una muestra de mal gusto. "No me imagino tratando de empujar a alguien a que lleve mis diseños si no está interesada. Es penoso", dice. Pero esta es una excepción. Al igual que Jamie Lee Curtis, quien rechazó las ofertas de los modistos porque ya había comprado su traje en la tienda de una amiga, Pamela Dennis. O Winona Ryder, a quien no le importó que Armani le enviara un traje a la puerta de su casa. Esa noche lució un vestido de un diseñador de los años 50, quien nunca se soñó vestir a una estrella del Oscar.
Lo cierto es que ahora que Robert Altman ha roto el mito del glamoroso mundo de la moda con su película Pret-a-Porter, todos han empezado a sacar sus cueros al sol.

QUE TE PONGO...

ESTOS SON LOS diseñadores especializados en vestir a las estrellas en la noche de entrega de los Oscares. Y a juzgar por las estrategias que usan, a las actrices es más difícil vestirlas que desvestirlas

VERSACE: Se dice que es el diseñador que más ofrece regalos a las estrellas del cine. Además de enviarles ropa, las lleva a Italia con todos los gastos pagos y las sostiene por semanas. La representante del modisto señala: "Se invita solamente a gente que ya es amiga nuestra".

ARMANI: También es numeroso el grupo de estrellas que recibe sus modelos o que viaja a Italia con todos los gastos pagos. "El tiene algún tipo de arreglo, escrito o verbal, con un grupo de estrellas, y ninguna se atreve a violarlo", dice el representante de un diseñador de Nueva York. "Cada situación es diferente", dice Laura Harwood, publicista del rey del Oscar: "El señor Armani hace muchos regalos ".

VALENTINO: El modisto favorito de Elizabeth Taylor y Sofía Loren tiene el estilo antiguo: escoger una o varias actrices, a quienes entrega un vestido original creado por él, con zapatos y cartera compañeros. El día en que se anuncian las nominaciones, Valentino decide quién vale la pena, y su representante en Beverly Hills contacta a las escogidas.

ESCADA: La casa alemana también tiene un estilo conservador. Contacta a las actrices después de las nominaciones. Si alguna muestra interés, un grupo de diseñadores preparará 10 bocetos, que son enviados en un folder sellado con cera y una nota escrita a mano que dice: "Nos encantaría tener la oportunidad de vestirlo...". Desde el Oscar del año pasado, Angela Bassett usa Escada. "Necesitamos otras dos como ella", comenta su directora Sandra Graham.

CALVIN KLEIN: "Las relaciones de Klein con las actrices se hacen de una manera natural", dice un funcionario de la compañía. "Las actrises van a una fiesta que Calvin ofrece y ahí comienzan las conversaciones. El no hace bocetos pero crea los vestidos de la línea, haciendo algunas modificaciones para las tallas de la estrella".

VERA WANG: "Realmente no voy detrás de nadie", dice la diseñadora, quien cree que el vestido que usó Nancy Kerrigan durante los Olímpicos y el de Sharon Stone en el Oscar de 1993 tuvieron que ver con la llamada, el año pasado, de Holly Hunter y Marisa Tomei para ponerse un diseño suyo en la ceremonia del Oscar.