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Magia en escena

'El mago de Oz', uno de los grandes musicales del siglo XX, está en Colombia gracias al esfuerzo de Misi y su grupo de colaboradores.

3 de agosto de 2003

Desde hace 10 años María Isabel Murillo, Misi, tenía un sueño: realizar El mago de Oz en Colombia. Por ello cada año le avisaba a Luisa Sánchez, directora del Teatro Colsubsidio, que le apartara el escenario. Y así se hacía, aunque sin ningún resultado. "En 1996 incluso alcancé a pedir los derechos de la película, original de 1939, a la compañía Tams Whitmark. Sin embargo la falta de patrocinio impidió que siguiera adelante", cuenta. Pero en abril de este año lo logró.

Fue entonces cuando le dio la noticia a alguien que había compartido la misma ambición: el director norteamericano Rob Barron, conocido a nivel mundial por sus montajes y en Colombia por obras como Sugar y Los caballeros las prefieren rubias, además de haber trabajado con Misi en varios de sus 17 musicales navideños. Barron tiene gran experiencia con este clásico pues ha hecho el papel de león en una oportunidad y lo dirigió en tres más.

Por estos días, y hasta el 31 de agosto, El mago de Oz, una coproducción con el Teatro Colsubsidio, estará en Bogotá. Nunca se había realizado en el país un musical de estas dimensiones. Se trata de una superproducción de 900 millones de pesos, en la que durante dos horas y cuarto se realizan 18 cambios de escenografía, "cuando normalmente los grandes montajes tienen 10", explica Barron. Esto requiere dos equipos simultáneos de tramoyistas. En las ruedas que hacen girar la estructura de madera y metal de Ciudad Esmerada (de 800 kilos) y el castillo de la bruja, de cinco metros de alto por 14 de largo, se invirtieron 14 millones de pesos. Y agrega: "Es uno de los 'shows' más difíciles de hacer: efectos pirotécnicos, fuego y luces como rayos, la escenografía gira, hay tornados y los personajes aparecen y desaparecen y vuelan. Estoy orgulloso de participar en esta locura".

Para que una bruja mala vuele en su bicicleta, un tornado lo levante todo y la bruja buena baje de los cielos en una burbuja se necesitó la experiencia de la compañía norteamericana ZFX. Sus especialistas, que anualmente montan entre cuatro y cinco versiones de la obra en todo el mundo, trajeron más de 600 kilos de carga.

El otro gran reto fueron las canciones. Son 76 minutos de música y el encargado de producirla fue Moisés Herrera, quien grabó instrumento por instrumento con base en las partituras originales. Pero ésta no tendría la misma vida sin las voces de los 60 cantantes y actores que participan, en especial las de Patricia Bermúdez, quien interpreta a Dorothy; Felipe Salazar, el espantapájaros, y Sebastián Martínez, el hombre de hojalata, que son parte de la Compañía de Teatro Musical de Misi.

Junto a ellos actúan reconocidas figuras: Alberto Saavedra como el mago, Andrés Felipe Martínez es el Tío Henry, Janeth Waldman interpreta a la bruja mala del oeste y César Mora al león. No menos importante es Maní , o Toto, como rebautizaron al perro que acompaña a la protagonista, que tuvo que ser entrenado para la obra.

Música, efectos, una gigantesca y colorida escenografía y armoniosas coreografías prueban que valió y vale la pena soñar.