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OBITUARIO

El incansable

Mickey Rooney fue uno de los pocos actores –quizás el único– que pudo darse el lujo de celebrar 90 años de carrera artística.

12 de abril de 2014

Mickey Rooney fue uno de los pocos actores –quizás el único– que pudo darse el lujo de celebrar 90 años de carrera artística. Su hoja de vida lo confirma: debutó en un musical de 1922 cuando solo tenía 17 meses, y por estos días con 93 años estaba terminando de filmar Dr. Jekyll y Mr. Hyde, su último proyecto. Rooney murió la semana pasada en su mansión de Los Ángeles, después de aparecer en más de 150 películas y de haber sido nominado cuatro veces a los premios Óscar. Junto a Judy Garland se convirtió en el adolescente más querido de Hollywood a finales de 1940, incluso por encima de estrellas consagradas como Clark Gable, a quien superaba en taquilla. En esa época dorada se casó con la hermosa Ava Gardner, pero el matrimonio solo duró un año. Rooney se alejó por un tiempo de los escenarios para irse a animar a las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. A su regreso, sin embargo, le costó mucho trabajo despegar otra vez. Su fama de bebedor, adicto al juego y mujeriego –estuvo casado ocho veces y tuvo nueve hijos– lo dejaron al borde de la bancarrota. Solo hasta 1979 logró reinventarse en Broadway y desde entonces no volvió a abandonar los escenarios. En 1983 la Academia le otorgó un Óscar honorífico por “su versatilidad en numerosas cintas durante los últimos 60 años”. Tres décadas después seguía tan activo como cuando tenía 20. Así lo dejó claro en una entrevista reciente: “No es necesario retirarse. Hay que inspirar. Todavía me quedan muchas cosas por hacer”.