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MIS PRIMEROS 40 AÑOS

En el jubileo del príncipe Rainiero de Mónaco, las cosas vuelven a ser color de rosa.

26 de junio de 1989

En los últimos cuarenta años el mundo no les ha quitado los ojos de encima. La más pequeña de las familias reales ha logrado acaparar la atención de todos los habitantes del planeta, convirtiéndose en los protagonistas que más páginas han llenado en las revistas de corazón en la era moderna .
Durante tres décadas su vida pareció extractada de un cuento de hadas: el apuesto príncipe que se casa con una bella actriz. Luego, el nacimiento de cada uno de sus tres hermosos hijos que inundó de rosas blancas el Principado de Mónaco. Pero, en la última década, el esplendor de esa vida palaciega fue empañado por la trágica muerte de la princesa Grace, la separación de Carolina y las andanzas de Estefanía.
Ahora, cuando Rainiero celebra sus primeros cuarenta años de reinado, las cosas parecen volver a tomar color de rosa. El principe, ya abuelo, ha dejado de lado sus intenciones de casarse y dedica todo su tiempo a los asuntos oficiales. Carolina ha asumido su papel de primera dama y parece una esposa y madre feliz. Alberto, serio y aplicado, se apresta a ocupar el trono de su padre. Y Estefanía, igualmente independiente pero más discreta en sus asuntos sentimentales, ha decidido dejar de ser la oveja negra. Los Grimaldi han recuperado su halo de privilegio y realeza. Y esta es una buena disculpa para que la prensa internacional repase una vez más su historia, para deleite de sus lectores. Porque si bien su reino no abarca más de dos kilómetros cuadrados y sus súbditos no suman más de 27 mil, la popularidad de la familia de Mónaco sí sobrepasa, y en mucho, a la de la familia real inglesa. Y en cuestiones de belleza, elegancia y esplendor, llenan todas las expectativas del resto de los mortales .