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El ladrón del siglo

Ronnie Biggs, quien murió el pasado miércoles a los 84 años, pasó a los libros de historia cuando cumplió 34.

21 de diciembre de 2013

Ronnie Biggs, quien murió el pasado miércoles a los 84 años, pasó a los libros de historia cuando cumplió 34. Ese día el inglés participó en el robo más famoso de Reino Unido, al que la prensa bautizó The Great Train Robbery (El gran robo del tren). Corría 1963 y Biggs, que había pasado gran parte de su vida entrando y saliendo de la cárcel, conoció a Bruce Reynolds, el autor intelectual, quien lo invitó a participar. Quince hombres desviaron un tren que iba de Glasgow a Londres y se llevaron 2,6 millones de libras (el equivalente a 75 millones de dólares hoy). En poco tiempo el público, desencantado con el gobierno de Harold Macmillan por el escándalo Profumo, convirtió a los asaltantes en héroes populares. Las autoridades, humilladas, doblaron sus esfuerzos y los ladrones cayeron uno a uno, incluido Biggs. Pero este tenía un plan en mente. Al año de estar en la cárcel, el inglés se fugó y se fue a Francia, donde se operó la cara. Luego viajó a Australia y trabajó como carpintero, pero ante el acoso de Scotland Yard, se mudó a Brasil, un país sin tratado de extradición con Reino Unido. En Río de Janeiro pasó una buena parte de su vida como una celebridad hasta que en 2001 decidió volver a Reino Unido y confrontar su pasado. Allí fue condenado y cumplió una corta sentencia. Luego Biggs se mudó a un centro geriátrico, donde murió curiosamente horas antes del estreno de un documental de la BBC sobre el aniversario 50 del gran robo del tren.