Home

Gente

Artículo

"NO TENGO TRONO NI REINO..."

Al abrirse la Cortina de Hierro, el mundo vuelve a acordarse de los reyes del Este.

19 de marzo de 1990

Desde hace más de cuarenta años deambulan por el mundo con su corona bajo el brazo. Son los reyes sin reino. Descendientes directos de antiguas monarquías derrocadas por el comunismo. Durante cuatro decadas estos soberanos, preparados para reinar, han tenido que trabajar para sobrevivir en el exilio, practicamente olvidados por su subditos. Ahora que la Cortina de Hierro se ha levantado, todos los ojos del mundo vuelven a mirarlos. Cuando sus países estrenan libertad y dan el paso de la dictadura a la democracia se habla de su regreso. Pero seguramente no lo haran como reyes, sino como simples ciudadanos, aunque desde luego, con la nostalgia del trono perdido. SEMANA presenta a sus lectores una serie de perfiles con los más destacados reyes del Este.

MIGUEL DE RUMANIA
Durante 42 de sus 68 años, el rey Miguel de Rumania ha seguido el destino de su pueblo desde su modesto refugio en Suiza. Aunque por sus venas sigue corriendo sangre azul, el tataranieto de la reina Victoria de Inglaterra y del zar Alejandro 11 de Rusia ha tenido que trabajar como criador de pollos, comerciante y corredor de bolsa para sobrevivir. Y ahora, cuando la caida de Nicolae Ceausescu representa la esperanza de regresar a su país, muchos se preguntan sobre las implicaciones de ese retorno despues de que durante 40 años en Rumania nadie pronunció su nombre.

Hijo de la princesa Helena de Grecia y del rey Carol 11, Miguel fue coronado a los 6 años por obra y gracia del adulterio de su padre, quien renunció al trono para huir con una amante.
Poco despues, su padre regreso e instauro durante diez años un regimen dictatorial que, al estallar la Segunda Guerra Mundial, fue derrocado por los nazis. El 6 de septiembre de 1940 a los 19 años, Miguel fue nuevamente proclamado rey de un regimen fascista, presidido por el temido general Antonescu. Su reinado solo duró siete años. Cuando regresaba del matrimonio de su prima Isabel --ahora la reina Isabel 11 de Inglaterra--fue forzado por los comunistas, a punta de pistola, a abandonar el país.

Sin trono ni reino, sin embargo, Miguel de Rumania se ganó el corazón desinteresado de la princesa Ana de Borbon-Parma, hija del principe Rene y la princesa Margarita de Dinamarca, a quien habia conocido en la boda de Isabel. Cuando se casaron, en junio de 1948, su prima puso a su disposicion una residencia real en Inglaterra, donde la pareja vivio varios años dedicada a la cria de pollos.
Posteriormente se trasladó a Ginebra donde empezó a trabajar como piloto. A comienzos de los sesenta abrió una oficina de electrónica en la que fracasó. Entonces se desempeñó como corredor de bolsa, pero la verdad es que a pesar de la corona nunca logró levantar cabeza.

Más previsiva fue su tia, la princesa Ileana, quien al ser forzada a abandonar el pais se llevo consigo una tiara de zafiros y diamantes que habia pertenecido a su madre, la reina Maria de Rumania, y que vendio para poder sostenerse en el exilio con sus seis hijos. En 1967, Ileana, quien habia sido considerada la princesa mas bella y frivola de Europa Oriental, ingresó a una orden religiosa ortodoxa y ahora, a sus 81 años, vive en Pittsburgo, en los Estados Unidos, como la reverenda madre Alexandra.

Pensando siempre en el regreso Miguel de Rumania trabajo desde el exilio por su pueblo y cada año nuevo, durante los últimos 40, envia un mensaje de esperanza a los refugiados.
Recientemente dos de sus cinco hijas las princesas Sofia y Margarita, visitaron por prlmera vez el pais. Aunque, segun sus palabras, por primera vez sentimos que pertenecíamos a alguna parte, se encontraron con una triste realidad que nada tiene que ver con las historias fascinantes que toda la vida escucharon de su padre.
Ellas han iniciado una campaña para recolectar fondos de ayuda a su pueblo. Segun recientes declaraciones, el rey Miguel se muestra a favor del establecimiento de una monarquia constitucional, pero aunque los primeros grafitis aparecidos en Bucarest pedían "pan y Miguel", lo cierto es que la posibilidad no parece estar cercana. Como dijo hace pocas semanas un ciudadano rumano "esa no es hoy nuestra prioridad".

SIMEON DE BULGARIA
Simeon, el hijo mayor de los reyes Boris y Jeanne de Bulgaria, fue proclamado rey a los 6 años, al morir su padre. Tras un reinado de solo tres años, dos de ellos bajo la ocupación sovietica, en 1946 fue expulsado de su pais por los rusos. Tenía 9 años. En el exilio, en España, contrajo matrimonio con Margarita Gómez-Acebo y Cejuela con quien tuvo cinco hijos.
Convertido en un prospero hombre de negocios, el rey Simeon de Bulgaria, de 52 años, ha mantenido siempre contacto con las personalidades de oposición en su país. Aunque los recientes acontecimientos del pais balcanico hacen vislumbrar su regreso, alergico a la politica y a la corona, considera que sus buenas relaciones internacionales y su parentesco con varias Cortes, lo hacen más útil fuera de su país, "coordinando los esfuerzos de apoyo a las reformas, antes que aspirando a regresar", como el mismo lo ha dicho.

OTTO DE HABSBURGO
Hace 67 años, en Madeira, pequeña isla portuguesa, fue consagrado emperador de Austria por su madre, la emperatriz Zita, el mayor de sus hijos, Otto de Habsburgo, rey de Bohemia, de Dalmacia y de Croacia, duque de Lorena y gran maestro del blason de oro. Pero jamás reino.

El asesinato de su tio Francisco Fernando en Saravejo, en 1914, convirtió a su padre, Carlos, en el sucesor del trono del Imperio Austrohungaro. Mientras millones de hombres morian en las trincheras, Otto participaba en las ceremonias de coronacion. Pero el 3 de abril de 1919, la pareja y sus ocho hijos tomaban el camino del exilio hacia Madeira, donde el emperador murio de neumonia. El 10 de mayo de 1951, en Nancy, el archiduque Otto se casó con la princesa Regina de Meiningen, a quien habia conocido cuando trabajaba de enfermera en un campo de refugiados. Desde los matrimonios de Isabel de Inglaterra y del rey Faruk, no se había visto tanto esplendor en el matrimonio de una princesa. Se radicaron en Alemania y tuvieron siete hijos. La emperatriz Zita murió recientemente en un convento suizo, despues de setenta años de exilio a través del mundo.

A los 76 años, este heredero de la corona de Hungria, descendiente de Carlos V y sobrino-nieto de la emperatriz Sisi, no ha renunciado aun a hacer la historia. Tal vez la nostalgia del imperio lo ha convertido en un ardiente combatiente por la unión europea. Nacionalizado en Alemania en 1979, con el objeto de poder ser elegido en el Parlamento Europeo, el archiduque Otto de Habsburgo es uno de los protagonistas silenciosos de los grandes cambios que se han producido en los últimos meses en los países del Este. Fue uno de los organizadores del movimiento del pasado 19 de agosto en las fronteras de Austria y Hungria, que culminó con la salida de los alemanes del Este. Como presidente de la delegación ante el gobierno de Hungria, en julio pasado regresó a Budapest, de donde había salido a los 6 años. Acaba de rechazar la candidatura a la presidencia que le ofrecieron dos partidos del actual proceso de democratización, aunque no descarta que acepte cuando haya una nueva Constitución.

LUIS FERNANDO DE PRUSIA
Luis Fernando, el heredero al trono imperial aleman y real de Prusia, no pierde las esperanzas de que tras el derribo del muro de Berlin haya un retorno a la monarquia. Por eso, a sus 83 años aun iza la bandera negra y blanca, adornada con el aguila prusiana en lo alto de su castillo de Hechinguen, cerca de Stuttgart, y cuna de la dinastia Hohenzollern que data del siglo XI . Pero Luis Fernando de Prusia--hoy Polonia y Alemania del Este-solo reina sobre su nostalgia.

En el momento de su mayor poder, los Hohenzollern reinaron desde el Rin hasta el Vistula. El paso de los siglos los enriqueció con los despojos de otros tronos europeos: mientras Luis XV reportaba victorias, era Federico 11 el que recogia los territorios.
Esos pequeños militares, que sabían más de molinos que de combates, extendieron su poder principalmente por cuenta de buenos matrimonios.
Establecidos en Berlin sobre el poder industrial del Reich, Guillermo 11, el último de los Honenzollern, deslumbraba al mundo con el brillo de su corona. Pero la primera guerra mundial aniquilo ese poder.

Cuando nace el nieto de Guillermo 11, Luis Fernando de Prusia, en el palacio de Postdam, residencia del Kaiser durante la guerra, esta lejos de ser heredero del trono. Cuando Alemania se declara vencida y su padre y su abuelo se exilian en los Paises Bajos, el principe decide permanecer en Berlin, donde su madre, la princesa Cecilia, lo inicia en el estudio de la música. A los 18 años viaja a los Estados Unidos donde trabaja con la Ford. En 1933, el matrimonio morganatico de su hermano mayor, lo convierte en heredero. Cinco años después, se casa con una sobrina del zar Nicolas 11, la gran duquesa Kiri Kirillowna de Rusia, con quien tuvo siete hijos. Un romance con la actriz francesa Lily Damita lo hace soñar en renunciar al trono como su hermano mayor. Finalmente, al escapar a la represión desatada al fracasar en 1944 el complot contra Hitler, se consagra a la administración de sus bienes y a su familia. La muerte de su padre, en 1951, lo convierte en cabeza de la Casa Real de Prusia. Para tristeza suya, las esperanzas de su dinastia se desvanecen cuando sus dos hijos mayores pierden sus derechos al trono imperial al casarse con plebeyas y su tercer hijo muere. A sus 84 años, Luis Fernando de Prusia sigue siendo el pretendiente al trono de un país que ya ni siquiera figura en los mapas. Recientemente, en una entrevista, señalaba: "Que quede claro que pretendo el trono de una Alemania unificada " -