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Ovejas negras

Ser hijo de gobernante es una responsabilidad. Pero muchos ‘delfines’ usan el poder de sus padres para cometer delitos.

2 de junio de 2002

La semana pasada comenzó el campeonato Mundial de Fútbol pero en Corea del Sur no todos están de fiesta. El más acongojado es el propio presidente, Kim Dae-jung, quien hace un par de días tuvo que renunciar al Partido Democrático del Milenio por motivos de fuerza mayor. El mandatario, abanderado de la lucha contra la corrupción y galardonado con el Premio Nobel de Paz en 2000 por su trabajo en favor de la democracia y los derechos humanos, no tuvo más remedio que retirarse del partido que él mismo fundó luego de descubrir que su hijo menor, Kim Hong-gul, de 39 años, se encuentra involucrado en un escándalo de corrupción.

Las autoridades acusan a Kim Hong-gul de haber movido sus influencias en el gobierno para favorecer a la firma Tiger Pool International, empresa que obtuvo la licencia para manejar la primera lotería deportiva del país. Según los fiscales que investigan el caso el hijo del presidente se dejó sobornar por Choy Kyu-sun, un lobbyista que en marzo del año pasado le pagó más de dos millones de dólares por sus servicios. La semana anterior se emitió una orden de arresto contra él. “Lo siento mucho. Estoy avergonzado ante mis padres y le pido disculpas al pueblo”, atinó a decir Kim entre sollozos mientras la televisión local transmitía en vivo y en directo su llegada a la fiscalía.

Pero Kim no es el único que tiene problemas con la justicia por estos días. Hutomo Mandala Putra, hijo del ex dictador indonesio Suharto, está detenido desde febrero en la prisión de Cipinang en espera de un juicio. Si bien Hutomo proviene de una familia que no se caracteriza por su rectitud los delitos que se le imputan son estremecedores. El heredero de Suharto enfrenta cargos por homicidio ya que para las autoridades indonesias él fue el cerebro detrás del asesinato de Syafiuddin Kartasasmita, el juez de la Corte Suprema que en septiembre de 2000 condenó a Hutomo a 18 meses de cárcel por corrupción luego de comprobarse que había estafado al Estado en 9,2 millones de dólares en un negocio de bienes raíces.

Tras enterarse de la sentencia Hutomo huyó del país, no sin antes ordenar el asesinato de su archienemigo. En noviembre del año pasado las autoridades dieron con su paradero y lo capturaron, aunque su proceso no ha avanzado con la rapidez deseada. Hace un par de semanas una de sus abogadas fue detenida, acusada de sobornar a tres testigos para que mintieran en la corte a favor de Hutomo. Como si lo anterior fuera poco, también enfrenta cargos por posesión de armas y evasión de la justicia.

Otra pareja que ‘mancha’ el nombre de la familia son los retoños de Slobodan Milosevic: Marko y Marija.

A los 27 años Marko ya tiene todo un prontuario pues a su negocio de contrabando de tabaco y licor se suma una denuncia por amenazas de muerte. Zoran Milovanovic, un antiguo empleado de Marko, fue secuestrado, torturado y amedrentado con una sierra eléctrica por haber tenido el atrevimiento de unirse a Otpor, el movimiento político opositor al régimen de Milosevic. A Marko también se le vincula con el asesinato del líder paramilitar serbio Arkan.

Las travesuras de Marija, por su parte, son menos espeluznantes pero no sobra decir que a la nena de la casa le encanta andar armada y suele amenazar con sus pistolas a sus amantes que no se portan bien. Esta pasión por el porte ilegal de armas la ha llevado en más de una ocasión a los estrados.

El top ten de los hijos descarriados no estaría completo sin Uday, el primogénito de Saddam Hussein. Este hombre de 38 años, que se salvó milagrosamente de un atentado en 1996 que lo dejó parcialmente paralizado, no es lo que se dice un dechado de virtudes. Uday, al parecer, es el responsable de los asesinatos de dos de sus cuñados, de un tío y de un hombre de confianza de su padre. Los rumores apuntan a que esta matanza enojó bastante a Saddam, quien en represalia decidió darle más poder a su otro hijo, Qusay, quien se perfila como su más seguro sucesor en el poder.

Entre los delitos menores de Uday sobresalen las repetidas violaciones a jovencitas pertenecientes a la minoría chiíta y la posterior tortura y asesinato de los esposos o novios de las víctimas. Uday combina este violento comportamiento con sus obligaciones como empresario y presidente del comité olímpico de Irak.

Otro que no salió bien librado en estas lides fue Jean-Christophe Mitterrand. El hijo mayor del difunto ex presidente francés Francois Mitterrand pasó la Navidad de 2000 en la cárcel, acusado de complicidad en el tráfico ilegal de armas hacia Angola para ayudar al gobierno en su lucha contra los rebeldes de Unita. Supuestamente Jean-Christophe Mitterrand utilizó sus conexiones como asesor en temas africanos durante el gobierno de su padre para realizar la negociación. Después de estar varios días detenido fue dejado en libertad luego de que su madre pagara los 700.000 dólares de la fianza.

Con el prontuario de estas ovejas negras no hay duda de que las borracheras de las gemelas de George W. Bush y del hijo de Tony Blair, más que estupor, apenas causan una leve sonrisa.