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| Foto: AP.

RELIGIÓN

El primer aniversario del retiro de Benedicto XVI

Joseph Ratzinger, a pesar de vivir en el Vaticano, pasa sus días alejado de toda actividad pública.

11 de febrero de 2014

En un latín que no todos los cardenales que lo rodeaban entendieron, el entonces papa Benedicto XVI les informó hace un año que se convertiría en el primer pontífice en más de medio milenio en renunciar. Los católicos alrededor del mundo recibieron el anuncio con estupor.

Según su secretario privado, el “tremendo impacto” que el papa Francisco ha tenido dentro de la iglesia y alrededor del mundo, se debe en parte a esta decisión.

Según monseñor Greg Gaenswein, los grandes cambios que el papa Francisco promueve y que, en apariencia van en contra de la prédica moderada y ortodoxa de su antecesor, son aceptados y apoyados por Benedicto. Las palabras de Gaenswein son un mensaje de continuidad entre el rígido Benedicto -de vasta cultura aunque poco carisma- y el papa Francisco, el primer papa jesuita y pontífice de América Latina.

“Todos vemos el impacto que está teniendo el papa Francisco en el mundo, no solo entre los fieles de la iglesia, sino en el mundo entero. Es un impacto enorme y sin duda alguna fue facilitado por la renuncia del papa Benedicto", dijo monseñor Gaenswein por la televisión vaticana.

"Abrió una posibilidad que hasta entonces no estaba allí. Y ahora podemos ver que el papa Francisco ha aprovechado esta situación y eso nos alegra mucho", agregó.

Cuando Benedicto anunció el 11 de febrero de 2013 que no tenía “la fuerza de mente y cuerpo” para continuar con su papado, Gaenswein se encontraba a su lado. Era un día feriado en el Vaticano.

La actual situación de Gaenswein es única en la historia de la Ciudad del Vaticano. Es la primera persona que ha sido tan cercano a dos papas, siendo aún el secretario de Benedicto y el jefe de personal de la vivienda de Francisco. Vive con el anterior papa en su residencia de los jardines del Vaticano y lo acompaña en sus caminatas diarias. En cuanto a Francisco, maneja su agenda y lo acompaña en las audiencias generales de los miércoles y en otros actos públicos.

La iglesia católica atraviesa un buen momento, aunque en su interior hay una división no muy profunda.

Los católicos progresistas están entusiasmados debido al estilo simple del papa Francisco. Su mensaje de misericordia y el tono que usa -que atrae a los feligreses- son motivo de ilusión. Pero no todos en la Iglesia comparten su estilo.

Los católicos conservadores están preocupados. El papa Francisco, escogido un mes después del retiro de Benedicto XVI, ha sido nombrado por la revista Time como “Persona del Año”. Su papado le ha dado un empujón a una institución que tambalea debido a los escándalos relacionados al abuso sexual de menores por parte de sacerdotes alrededor del mundo.

Dentro de la iglesia católica hay un intento por destacar el valor, la generosidad y el servicio de Benedicto. Su decisión de abdicar, según algunos integrantes, es reflejo de esto. Muchos, al interior del Vaticano, evitan comparar su papado con el de Francisco, en un afán por preservar su legado.
Esto no es tan sencillo si se tiene en cuenta el nivel de popularidad y aceptación que ha logrado el pontífice actual en tan poco tiempo.

Cuando la revista Rolling Stone decidió poner en su portada al papa Francisco y comparar su “revolución mesurada” con el “desastroso papado” de su antecesor, el Vaticano consideró necesario pronunciarse y salió a la defensa de Ratzinger.

El asistente personal de Benedicto ha declarado que le habría gustado salir a la defensa de su superior con mayor vehemencia cuando fue atacado con “críticas despiadadas” por los abusos sexuales de curas y la filtración de documentos papales confidenciales. Para el cardenal Georges Cottier, teólogo personal de Benedicto, luego de haber anunciado su retiro, se pudo ver la real dimensión de Benedicto XVI.

"Ahora, tras su renuncia, la gente empieza a darse cuenta del gran corazón que tiene: es un buen hombre, humilde, sin maldad alguna", expresó Cottier en sus declaraciones a Avvenire, el diario de la conferencia de obispos italianos.

"En los ocho años previos, Benedicto fue un papa a ser descubierto, estudiando sus hermosas homilías y la profundidad de sus textos. Su personalidad tímida y reservada; y cierta hostilidad de la prensa, no lo mostraron en toda su dimensión".

El teólogo católico disidente Hans Kueng recibió el 24 de enero, una carta de Benedicto en la que revela su simpatía por el actual papa. "Me alegro de estar ligado al papa Francisco por una gran identidad de puntos de vista y una amistad sincera. Hoy considero que mi última misión es apoyar su pontificado con oraciones".

La vida de Benedicto ha cambiado radicalmente desde su abdicación. Pasa sus días “aislado del mundo”, en un convento en los jardines del Vaticano. Lee, reza, toca el piano y recibe visitas. Ha cumplido su promesa de mantenerse al margen de las actividades públicas de la Iglesia. Tan solo ha asistido a un acto público con Francisco, la inauguración de una estatua en los jardines del Vaticano. También ha dejado de escribir libros.

Su relación con el papa Francisco es buena. Durante las pasadas navidades se visitaron, hablan frecuentemente por teléfono y se envían notas.