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Carlos y Diana negociaron una separación sin divorcio. ¿Cuales son los terminos?

4 de enero de 1993

DURANTE EL ULtimo año la crisis del matrimoinio que conforman Diana Spencer y el príncipe Carlos, heredero de la corona británica, fue convertido por la prensa en una verdadera orgía publicitaria: especulaciones sobre adulterio, intentos de suicidio, y los denominados "Dianagate" y "Camilagate". Así las cosas, hasta hace un par de semanas había sólo dos salidas posibles: la reconciliación o un divorcio legal. Luego de semanas trascendentales se llegó a una decisión histórica: los príncipes de Gales optaron por una fórmula intermedia que no fue ni lo uno ni lo otro. Fue más bien un acuerdo privado de separación sin divorcio, pero como para la prensa británica no hay nada secreto, se filtraron todos los detalles.
Para todos los propósitos prácticos el matrimonio llegó a su punto final. Las bases del arreglo negociado por los abogados se centran en algunos puntos básicos: En primer lugar, habrá separación pero no divorcio legal, porque su precio sería muy alto. Carlos tendría que renunciar a la corona, pues la Iglesia de Inglaterra no acepta el divorcio y él, como rey, es además la futura cabeza de la Iglesia. En segundo lugar, cada uno llevará una vida independiente pero se presentarán juntos a las ceremonias oficiales como la apertura del Parlamento, coronación y funerales reales. Además de ésto se le autorizó a Diana conformar su propia corte, diferente de la de su marido pero con el mismo protocolo.
Para el efeeto, ya se acordó una especie de repartición de bienes: el príncipe Carlos se va a quedar con la casa de campo de Highgrove, en Gloucester, y con un apartamento en Buckingham Salace. Diana y los niños permanecerán ensu apartamento del palacio de Kensington en Londres, y también con una casa de campo en Nort-hamptonshire, cerca de la de familia de la princesa.
Como corresponde a la realeza, el acuerdo entre las dos partes, aunque se hizo con abogados, tuvo lugar dentro de la mayor discreción.
A su regreso de un desastroso viaje oficial a Corea, la princesa Diana hizo público un comunicado donde manifiesta que la reina Isabel y el duque de Edimburgo le han "brindado todo su respaldo". No aclara respaldo a qué, pero se da por entendido.
Por su parte la reina Isabel en una ceremonia pública dijo que afortunadamente había terminado el 92, año al que se refirió como un "annus horribilis".
Hubo sólo dos manifestaciones oficiales. Fuera del comunicado de cuatro líneas de Diana y de la frase en latín de su suegra, ni una palabra.
Por escandalosa que parezca la inminente separación de los príncipes de Gales, éste no es un campo sin precedentes en la historia de la realeza ya que la mayoría de estos matrimonios se llevan a cabo por convenieneia. En el siglo XII, Enrique II y Leonor de Aquitania no sólo no compartían su lecho sino vivían en países separados. El permanecía en Inglaterra, ella en Francia. Eduardo VII, bisabuelo del príncipe Carlos, hizo de las suyas con Alice Keppel buela de Camila Parker, la amante del príncipe Carlos mientras su mujer Alexandra se encargaba de los hijos y de las obras sociales. Sin ir más lejos, la reina Isabel II y su esposo el príncipe Felipe no son tampoco ningún modelo de cercanía conyugal.
Desde hace años no comparten habitación, y sus aposentos ni siquiera están localizados en el mismo piso del Buckingham Palace. Además, las aventuras de él son bien conocidas por los altos círculos sociales en Inglaterra y serán el tema central del próximo libro de la norteamericana Kitty Kelley, la controvertida biógrafa de Nancy Reagan y Frank Sinatra.
La separación es un hecho. Sólo quedan dos dudas, La primera está relacionada con la posible abdicación del príncipe Carlos.
Los suçesivos escándalos sobre su matrimonio y los de sus hermanos han debilitado tanto la imagen de la monarquía en esa generación, que algunos creen que sería conveniente "saltársela" para fortalecer la institución. La reina Isabel tiene hoy 66 años, y si heredó la longevidad que ha caracterizado a la familia real, alcanzará a llegar a los 92 como su mamá, la actual Reina Madre. De ser así, podría permanecer al menos 20 años más a la cabeza de la monarquía británica. En ese momento Carlos sería un hombre al borde de los 70 años que habría pasado la vida esperando por el puesto y su hijo el príncipe William, quien hoy tiene 10 años, habría alcanzado la edad suficiente para subir al trono.
La segunda duda está relacionada con la futura vida sentimental de Lady Di. Históricamente era aceptado que el rey tuviera amantes, pero era impensable que los tuviera la reina. Pero la princesa de Gales es una mujer joven, bonita, sociable, discotequera y dinámica. Y son pocos los que piensan que con una separación negociada a los 30 años ella vaya a someterse a una vida de abstinencia, como les correspondía a las cónyuges reales en el pasado. El problema es que está vigente una ley que dictamina que quien cometa adulterio con la mujer del rey debe ser decapitado. Aunque data de la Edad Media y nunca se ha aplicado, este estatuto no ha sido derogado. Así las cosas, a pesar de la separación pactada, Diana Spencer sigue siendo la mujer del futuro rey de Gran Bretaña.